Pueden tejerse mitos y se tejen

El Código Trump

Domingo, 30 de marzo de 2025.- El Código Trump

A través de su incesante transitar sobre la superficie de este planeta azul que nos contiene, nos abriga, que nos aloja y al cual maltratamos con afán y persistencia, el ser humano errante y sedentario, más allá de la mencionada superficie y en expansión constante, se ha visto en la necesidad de crecer y crear, usar y utilizar códigos que le faciliten su corta estadía, en este azulado globo terráqueo.

Códigos formales e informales que se mueven, crecen, mutan, se enfrentan y se confrontan sin cesar, y que nos ayudan en este diario devenir, que ya lleva varios milenios.

El código va más allá de la rutina, se basa en reglas que crean un armazón conceptual y conductual que permite que los eventos humanos, los físicos, los de la vida, ocurran dentro de una lógica aceptada por todos, bueno, por casi todos.

Códigos en todos los ámbitos de la vida en las iglesias y diferentes credos, códigos en la construcción de obras y en la elaboración de proyectos de diverso orden, en los planes de vida, en la ingeniería, en arquitectura, códigos de comercio y en el mundo de los negocios, códigos internacionales y códigos de guerra, tan frecuentemente violados, en medicina, en derecho y los observamos en los niños, estos, los códigos, los observamos en la seriedad de sus juegos.

Los utilizamos desde que nacemos y aún antes, hasta que nos vamos y después.

Por ejemplo, debe haber un diagnóstico para que haya un tratamiento y a su vez, hay códigos de diagnóstico y códigos de tratamiento y se imponen, o al menos, así debería ser, los más eficientes y menos dañinos, pero no es así.

Claro que esto va más allá de la medicina y puede verse alrededor del accionar del ser humano, revestido de una carencia, casi crónica, de lógica y de un afán autodestructivo, difícil de obviar.

Y esa búsqueda de imposición de códigos tanto personales, como culturales y de civilizaciones, tal vez, quizás, posiblemente, ha dinamizado la vida de esta raza humana a la cual pertenecemos y que se hace difícil de comprender en muchos de sus actos y ejecutorias, a través de la historia y por supuesto, en el mundo que nos ha tocado vivir.

Dentro de la vida contemporánea, en esta era de inteligencia artificial y de posibles viajes interplanetarios, a la vuelta de la esquina, pueden tejerse mitos y se tejen, de esos que han acompañado al ser humano a través de su evolución.

No sabemos si de igual importancia o mayor, pero se oye el ruido de las arañas informáticas haciéndose cómplices y observando pasivamente como el nuevo inquilino de la Casa Blanca va tejiendo una red de métodos abruptos y autoritarismo galopante, en el ejercicio de su poder, del poder ejecutivo de un sistema de gobierno denominado democrático, que pretende servir de modelo al resto de la humanidad.

El resto de la humanidad parece perpleja y su reacción se ve como lenta, casi nula, sólo leves comentarios torpedeados masivamente desde el poder y sus redes cómplices y no sin cierta alcahuetería, que parece no están evaluado, suficientemente.

Las consecuencias pueden ser serias y por decirlo suavemente nefastas.

Se presume la participación de consejeros y especialistas en comunicación, en el diseño, elaboración y puesta en práctica de lo que pudiésemos llamar El Código Trump.

Un código violento y agresivo que pretende salirse y parece que lo está haciendo, de los códigos hasta hoy vigentes, con todas sus deficiencias, de los convenios internacionales y de las formas de hacer las cosas, aceptadas en todo el mundo e imponer su voluntad, su criterio y su código a como de lugar, hay quienes la nombran como la voluntad imperial, la voluntad de imponer sus criterios a trota y mocha y si no convencen, imponerse por la fuerza de las armas.

Lo han expresado directamente y sin tapujos.

Y con un poderoso poder militar apoyando sus palabras.

Además, no se nos olvide que nosotros somos parte de sus objetivos, quieren garantizarse el abastecimiento seguro y barato de nuestro petróleo, que consideran es de ellos, no nos engañemos.

Amanecerá y veremos.

Buenas tardes, Venezuela querida.

Esperemos lo mejor, pero preparémonos para lo peor.


Esta nota ha sido leída aproximadamente 643 veces.



Luis Enrique Sánchez P.


Visite el perfil de Luis Enrique Sánchez P. para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:


Notas relacionadas


Revise artículos similares en la sección:
Actualidad