¿Y donde está nuestra moral?

El Pueblo ha dicho, y ha terminado repitiendo los aportes determinantes del puntofijismo, y en especial de la "filosofía adeca", a la descomposición moral de nuestra sociedad. Grandes consignas se enarbolaron para inocular la podredumbre: "No me déis nada, poneme donde haiga" , "¿Cuánto hay pa' eso?,"¿Y cómo está la maraña?", "Cuánto tienes cuánto vales", "Eso si me interesa" ,"Exito" "Tienes que ser un triunfador". "A mi lo que me importa es que no me falte nada", "te voy a decir sinceramente..." "Miren a ese bobo, lo pusieron donde había y no se llenó". Son tantas esas consignas, que no las vamos a repetir todas aquí. Pero gran parte de nuestro Pueblo si las repitió todas, una por una, y las asimiló. Si las hubiesemos cuestionado sistemáticamente, quizás otro gallo cantaría ahora. Ahora, que estamos ante una terrible disyuntiva: O profundizamos la Revolución o la Revolución será devorada por la podredumbre moral que nos legó el puntofijismo por mandato expreso del imperio.

Esas consignas han calado profundamente en nuestro Pueblo, hasta el punto que en Maracaibo, en los sectores más empobrecidos en el puntofijismo, los carajitos están cobrando para hacer los mandados: "¿Cuánto hay pa' eso Mami? ¿Si me dáis dos mil bolos yo voy? preguntan y dicen los muchachos cuado la madre los va a enviar a la tienda. Cobran para buscar la harina conque la mamá se propone hacer las arepas para hacer la comida conque ellos mismos van a desayunar. Y la madre paga por cada uno de los mandados... Y nadie reacciona ante tamaña descomposición moral.

La Ëtica, dijo una vez mi abuela María Clotilde Torres Perez, "es el ejercicio de mirar y cuestionar con todos los sentidos del Pueblo, hacia dónde van nuestras costumbres, para que no se tuerzan hacia el mal que conviene a los oligopolios, y degenera a toda la gente". Luego entonces, la ëtica, como todos, al parecer sabemos, es la Reflexión fisófica profunda sobre la moral que engloba las costumbres de un Pueblo, costumbres que generan conductas, que indefectiblemente van a incidir en la práctica política que hace funcionar a la Sociedad. Si todos sabemos eso, deberíamos comenzar por cuestionar esa moral perversa que aquí se instaló por obra y gracia de la Cuarta República. Es decir, si comenzamos a hacerlo, estaríamos realizado un ejercicio ético de imperativa necesidad para proponer una nueva moral revolucionaria que se corresponda con los principios de la solidaridad, del bien comun.

Una reflexion nacional, en torno a la podredumbre moral que tiene que ser sustituída por una nueva moral bolivariana y socialista, no es sólo necesaria, sino ineludible. De nada serviría la ley de Policia Nacional, de nada servirían un millón de Policías, que en difinitiva han crecido en la moral putrefacta que estamos obligados a superar. De nada servirían tres millones de abogados que en resumidas cuentas sólo sirven para afirmar que la existencia de los delitos los justifica a ellos eternamente. Nada se podrá hacer en contra de la corrupción, y de la delicuencia organizada y desorganizada, sino somos capaces de construir una moral socialista para nuestro Pueblo noble y grande que ha sido sorprendido en su buena fé por una moral impuesta desde Washington,Una moral que terminó siendo aceptada por nosotros como si fuese nuestra moral. No nos dimos cuenta, que esa no era la moral de nuestros antepasados gloriosos que nos dieron esta Patria Venezolana.


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Eduardo Marmol


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