A menos de treinta días de las elecciones para escoger los diputados y las diputadas a la Asamblea Nacional, Venezuela vive un momento crucial en su historia política moderna pues se debate entre la sobrevivencia y fortalecimiento de la Revolución Bolivariana y el posible avance de la contrarrevolución en el poder legislativo nacional. Estamos hablando de la conformación del espacio decisorio más importante de nuestra nación, donde se sostiene el accionar político-social y por ende donde inicia la batalla entre los modelos en disputa.
Desde la llegada al poder de Hugo Chávez y la conformación de la Asamblea Nacional Constituyente que redactó y sometió a la aprobación del pueblo la Constitución de 1999, este órgano unicameral ha sido el espacio natural de motorización de los cambios en el estamento jurídico y político que ha permitido iniciar la transición al modelo socialista. De allí la gran importancia de que quienes vengan a conformar parte de este concilio para este nuevo período, sean garantes de la continuidad de las políticas de la Revolución.
El pueblo bolivariano ha escogido a sus mejores mujeres y hombres para participar en las elecciones. Desde los ministerios, pasando por los sindicatos, las universidades, los campos, hasta llegar a las comunidades y barrios, todos esos espacios tienen algo en común: de allí se desprenden los liderazgos electos por las bases de la Revolución a la Asamblea Nacional. Por su parte, la oposición con candidaturas en su mayoría cuestionadas de legitimidad y cualidad, producto de pactos políticos y alianzas económicas, no demuestra interés alguno por realizar una oferta electoral con un proyecto alternativo de país ni por celebrar una campaña para visibilizar los nombres y propuestas de sus candidatos y candidatas, pretendiendo simplemente capitalizar a su favor el desgaste producido por la inestabilidad económica que se embiste en contra del pueblo venezolano.
La crisis económica inducida por los poderes fácticos que controlan las cadenas de producción y distribución de alimentos y productos de consumo masivo, la orquestada operación para impactar en la moneda y referencial cambiario que rige el acceso a divisas para las importaciones de la aún vigente economía de puertos, el modelo capitalista que se materializa en hábitos de consumo voraz, sumado a la baja de los precios mundiales del petróleo, constituyen los principales adversarios a vencer el próximo seis de diciembre.
@YuriQuinones