Mi compromiso

Precisamente, fue por razones de compromiso que no pudimos estar  acá en este espacio el lunes pasado. Tareas  encomendadas fuera de la región y la falta de conexión de internet me impidieron enviar a tiempo el artículo que debió salir ese día, pero me quedé colgado en las palabras esperando una señal que nunca llegó. Así ocurre muchas veces, sobre todo cuando andamos empeñados en el compromiso de defender un ideal, un proyecto que procure la emancipación de la visión que debemos  tener sobre la vida. El compromiso nuestro es de todas las horas y todos los días.

          Como diría el poeta, la vida misma es un compromiso que se debe asumir con cada latido del corazón y hasta con los poros de la piel, para darle fuerza y valor de rango especial. No estar comprometido con nada, ni con nadie, ni siquiera con uno mismo, es como la muerte que camina lentamente por las tinieblas   de la noche oscura. El compromiso es la energía que imprime razón de ser de las personas y si ese compromiso está enmarcado dentro de los parámetros del amor, entonces estaríamos hablando de la solidaridad, la comprensión y la cooperación.  Esos tres conceptos que desembocan en ese gran océano de color azul, que es el amor; y la vida tiene que ser una práctica constante de amor hacia el prójimo y hacia nuestro semejante. La oposición es dañina y destructora.

          De allí que nuestro compromiso debe girar hacia allá, hacia la consolidación de la familia y de la patria. No tiene sentido, querer destruir la patria, cuando tampoco se tiene familia. Y eso le pasa a muchos, particularmente a toda esa casta opositora, que por querer dañar la patria, acabaron con su familia. Ejemplos hay muchos, donde empujados por el odio se plantearon una “salida”, cuyo resultado fue ampliar mas la brecha entre los ciudadanos que habitamos  esta misma patria. No hay razón  para que los grupos opositores, aliados  con los grandes y poderosos sectores de la extrema derecha, asuman un compromiso anti-patria, que los etiqueta como cobardes y violadores de los derechos de las personas. Tal como lo señalé en el  artículo anterior, esa gente de naturaleza malvada aparentan ser demócratas, cuando en realidad son asesinos de la democracia. Los grupos opositores son dañinos para la misma democracia.

        Nuestro compromiso es mirar hacia allá, hacia la consolidación del sueño de Chávez, plasmado en el Plan de la Patria, documento que contiene los cinco grandes objetivos de la humanidad. No es una exageración afirmar eso, porque digan ustedes, ¿qué nación no quiere conservar su independencia, mantener su soberanía, lograr el mejor sistema de gobierno, brindarle mayor suma de felicidad al pueblo y preservar la vida del ser humano? Venezuela es la mejor respuesta para esa larga interrogante, donde se vienen realizando un conjunto de acciones que apuntan hacia una nueva visión de solidaridad y cooperación.  

        Mi compromiso va en esa dirección y con el voto firme y preciso este 6 de diciembre, estaré definiendo las coordenadas de la senda que quiero recorrer. Mi compromiso es con el legado de Chávez, con mi gente, con mi UBCH, con las CLP, con nuestras comunidades. Mi compromiso es luchar desde mi trinchera para evitar como sea que los escuálidos no logren espacios de poder, porque de lograrlo ese mismo día comenzaría la pesadilla de la peste amarilla en Venezuela.  La peste aniquiladora.



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Eduardo Marapacuto


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