El reto que se le presenta a la nación venezolana este 6 de diciembre es de tal magnitud y seriedad que ni siquiera se le puede considerar, en términos tradicionales, como una fiesta electoral. De allí que la expresión del presidente Nicolás Maduro en afirmar que estas elecciones hay que ganarla “como sea” y que ha sido mal interpretada dándole otras connotaciones, expresa la necesidad histórica de preservar la revolución. Me atrevería a decir que es otra manera de enunciar las palabras de José Félix Rivas en la Batalla de la Victoria: “necesario es vencer”. Hay quienes construyen sueños o utopías, y a otros en medio de los sueños, éstos se les convierten en pesadillas. Y es que vamos a una batalla en medio de unas condiciones adversas, producto de una constante y obstinada maniobra de la burguesía nacional, verdaderos amos de la oposición política, que a la vez reciben órdenes y libretos de las potencias occidentales ávidas de torcer el rumbo a cualquier gobierno medianamente progresista, y en el caso de Venezuela el ahínco es mayor por cuanto es la vanguardia de la revolución suramericana, declarado socialista, y fuente de inspiración para otros movimientos de liberación mundial, gracias a la lectura, interpretación y accionar de un visionario que supo generarle varias derrotas en el plano nacional e internacional al imperialismo, a sus lacayos y a sus peones desvergonzados, como lo fue nuestro eterno comandante Hugo Chávez Frías.
Esta maniobra consiste en provocar descontento en la población ocultando los productos de primera necesidad, la especulación financiera y el alza desmesurada y artificial en el costo de la vida con la ilusión de provocar un estallido social, objetivo que no han logrado por el alto nivel de conciencia del pueblo que reconoce a sus verdaderos enemigos y sabe cuáles son los responsables de la actual situación. Sin embargo no podemos negar que dichas acciones malévolas han hecho mella en algunos sectores de la población, sin llegar aún a considerar un cambio fuera de las estructuras del gobierno revolucionario. Llegamos así a una contienda electoral con un panorama de mucho cuidado, ya que esta oposición, embriagada, creyendo tener la victoria asegurada, una vez sufrida la derrota podría transitar de nuevo caminos de violencia, al ver frustrados sus planes hipotéticos de expulsar del poder al presidente Nicolás Maduro desde la Asamblea nacional. Ellos han querido, otra vez convertir estas elecciones en un plebiscito y otra vez sus planes se quedarán en el remojo de sus pesadillas.
De modo que pretenderán utilizar la legalidad de las elecciones del 6D para intentar, fallidamente efectuar actos reñidos con la constitucionalidad del país y sus leyes, lo que provocaría un estado de inestabilidad peligroso en el país, pero los chavista no tenemos las manos atadas. Éstas no son elecciones presidenciales, pero ellos quieren un dos en uno. De manera que sin ser esto un chantaje, la única garantía de estabilidad, progreso y paz para nuestra República Bolivariana es que la revolución gane las elecciones legislativas para preservar los derechos conquistados del pueblo. Pero no basta ganar y seguir levantando barricadas incendiarias. Es necesario un accionar reflexivo, un sacudón interno y una revisión de políticas y planes que devuelvan al pueblo su tranquilidad y propinar una derrota política tal a los fascistas que los mantenga cada vez más neutralizados y la revolución dedique más tiempo a gobernar.
El 6D es la cita, prepara las alforjas, como sea.
carlosrsalazar@gmail.com