Es innegable que el escenario de crisis que afecta al país sigue teniendo repercusiones negativas en la población en general. El bachaqueo, desabastecimiento de productos, medicinas, repuestos, baterías, cauchos y pare de contar, ha generado un profundo malestar en el venezolano que observa estoicamente cómo pasan los meses y la guerra declarada en todos los frentes por los grandes monopolios, industrias y cadenas de distribución de alimentos, de bienes y servicios, continúa brindando importantes dividendos a la conspiración que encabeza la nauseabunda Mesa de Unidad Democrática, que de democrática adoptó solo el vocablo, el cual comenzó a ejercitar la antigua Atenas en el siglo V a.C.
Como muchos venezolanos agobiados por la crisis, hemos criticado la gestión gubernamental y exhortado al presidente Maduro, acerca de la urgente necesidad de aplicar medidas económicas que permitan poner freno al derroche milmillonario que tienen los parásitos enchufados en el alto gobierno, así como a la gigantesca burocracia que ocasiona un grave impacto en el presupuesto nacional, garantizar la seguridad ciudadana, óptimos servicios públicos, y blindar las fronteras en estados fundamentales para la paz del país, como Táchira y Zulia, donde el fascismo y el paramilitarismo cuentan con reductos importantes al servicio de la conspiración agrupada en la MUD.
Mucho tiempo ocuparíamos ahondando en las causas y consecuencias -bien conocidas por todos- que han conducido al escenario actual desde que Maduro asumió la jefatura del Estado. Pero sí es oportuno evocar los tiempos de la IV República, esa que el bipartidismo adeco-copeyano manejó a su antojo y en la que quien escribe estas modestas líneas dio sus primeros pasos.
Si la memoria no me falla, recuerdo las consejas verdiblancas de con ‘AD se vive mejor’, ‘ellos roban pero dejan robar’. Eran algo así como casi que persignarse cuando se pasa por un templo católico. Eso enseñó la IV, así como nos atestaron en la escuela ‘del descubrimiento de América’, o el ‘encuentro de dos mundos’. Los “historiadores” venezolanos hicieron mucho énfasis en esto e hicieron creer el infundio de que los invasores españoles eran una reserva moral y nuestros aborígenes los nómadas que impedían concretar el “descubrimiento”, que siglos después daría origen a la elitesca ‘sociedad civil’ de hoy. En sus adefesios publicados nunca hablaron de esclavitud, de violaciones a mujeres, expoliación de nuestros recursos naturales, entre otros desmanes.
Esa misma oligarquía que despreció a Bolívar, a Zamora, a nuestros próceres, es la misma que no perdona que el Arañero de Sabaneta haya incursionado en la escena política del país para reivindicar a las masas despojadas, a la mujer, adultos mayores, jóvenes, estudiantes y personas con discapacidad. Para ellos no fueron suficientes 40 años en los que sembraron de miseria, desaparecidos, hambre y muerte a la nación, y se apropiaron de la renta petrolera.
Hoy son los mismos, algunos se resisten a dar el paso al costado, como el rufián Ramos Allup, el ‘vámpiro’ Ledezma, Aveledo, y ahora sus discípulos de la escuela del mundo al revés, como el eunuco Capriles, Borges, María Violencia, el monstruo de Ramo Verde, Ceballos, Tintori, Torrealba, los próceres exiliados perseguidos por el rééégimen, entre muchos otros. A algunos de éstos, desafortunadamente el comandante Chávez en su buena fe optó por amnistiarlos, y hoy vemos las funestas consecuencias que han acarreado para el país con altísimo costo.
A pocas horas del evento electoral del 6D, estos farsantes tratan de vendernos un supuesto cambio, recurriendo al descontento actual que aseguran les dará frutos esta vez. Prometen acabar con las colas, el desabastecimiento y la escasez, de los que son cómplices, junto a mercenarios industriales como Lorenzo Mendoza, y los agrupados en Fedecámaras, Cavidea, Ansa, y otras grandes corporaciones, que juegan a la desestabilización y al caos, que propicien finalmente la anhelada salida de Maduro.
Es oportuno recordarle a quienes hoy han sido objeto de confusión y manipulación, sobre todo de la dictadura mediática internacional y los medios lacayos al servicio de la derecha, que en una eventual victoria opositora, en el país arreciarán los ataques al presidente Maduro y el irrespeto a la institucionalidad del Estado.
Si logran la supuesta mayoría como se lo hacen creer los avezados encuestólogos al servicio de la MUD, vendrán con todo para dar marcha atrás a los planes de vivienda, pensiones, becas, Misión Alimentación, Barrio Adentro, CDI’s, entre otros programas sociales, e instaurar el terrorismo de Estado, al cruento estilo López Sisco y la temible Digepol. Para muestra un botón, rememoremos la cacería ejecutada por el majunche y el criminal de Ramo Verde en las horas posteriores al golpe del 11 de abril de 2002. Y más recientemente, cuando el sesudo estadista que desgobierna Miranda, instó a sus seguidores a drenar la ‘arrechera’ que le costó la vida a 14 personas tras su segunda derrota en los comicios sobrevenidos de 2013; y luego el llamado irresponsable de López, Ledezma y MCM con la ‘salida’, que se saldó con el deceso de 43 venezolanos en el 2014.
No son cuentos de camino ni fábulas de la mitología griega. Así actúa el enemigo. Apela a cualquier treta y la ultraderecha criolla es experta en ello, puesto que sus alumnos aprendieron y rebasaron a sus maestros de la abyecta escuela adeco-copeyana. Ahí están sus híbridos, resteados a acabar con los logros alcanzados desde que el comandante Chávez en 1998 dio inicio a esta cruzada por el desarrollo del país, y que, a la postre, le costó la vida.
En el pueblo consciente está impedir que el fascismo llegue a ser mayoría en el parlamento, porque de serlo, sería una hecatombe con consecuencias impensables para la paz del país. Como ciudadanos de a pie, el 6D tenemos un compromiso ante la historia de pulverizar la agresión de los traidores, en unión cívico militar como lo instó Chávez siempre. Es imperativo castigarlos con el voto y estar alertas ante los planes de violencia poselectoral que tienen preparados cuando el CNE dé a conocer el veredicto final expresado en las urnas. Entre tanto, a la MUD es oportuno señalarle que se siga emborrachando en su creciente triunfalismo, que luego la resaca es grande!
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