Un asalto armado al Congreso Nacional: El muy avispado Presidente

El muy vivaracho y astuto General JOSE TADEO MONAGAS 1847-50, prócer de la Independencia toma el poder en 1.847 e inaugura un “nuevo gobierno del CAMBIO”. Veníamos de las presidencias de José Antonio Paéz 1831-35; José María Vargas 1835-38; José Antonio Paéz 1839-42 y Carlos Soublette 1843-47. Todos ellos eran el CAMBIO y casi todos los que hemos tenido hasta 1998. El cambio parece ser la consigna favorita de todos los gobiernos, que cambian nada o poco.

El nuevo estilo de Monagas, por supuesto siguiendo la larga tradición venezolana de “quitate tú, para ponerme yo”, instaura el nepotismo, la politiquería y el dominio de la Oligarquía Liberal sobre la Oligarquía Conservadora, cada una con sus líderes y personajes.
Sin embargo José Tadeo era un “inventor” y propició la Ley sobre “Libertad de Contratos”, la Ley de “Espera y Quita”, la Abolición de los Esclavos, fue suprimida la Pena de Muerte por delitos políticos y por primera vez se produjo en Venezuela el Sufragio Universal en 1854.

Los “enemigos”, eran los Oligarcas Conservadores apoyados por los “medios” en manos de sus muy ricas familias y liderados por José Antonio Paéz, la llamada PRENSA critica amargamente a Monagas, con verdades, medias y muchas mentiras, lo odiaban porque él era un Conservador, que luego “saltó la talanquera” y se convirtió al liberalismo.

Mientras tanto el pobre pueblo sufría eternamente la desigualdad y la exclusión y acechaba bravo...

MONAGAS, VETE YA!:

La diatriba se basaba en la supuesta intención de Monagas de cercenar la autonomía de los estados o provincias, el favorecimiento de las prerrogativas del Ejercito, la separación de los estados Aragua y Guarico de la Región Capital por “motivos electoreros”, una polémica Ley de Amnistía de los llamados “Presos Políticos”, la derogatoria de un puñado de Leyes calificadas como “Guzmancistas”, el regreso del exilio del polémico Antonio Leocadio Guzmán (O “locario”, como lo llamaban sus enemigos), padre del futuro General Guzmán Blanco, presidente de la República y fundador del Partido Liberal “Amarillo”.

Se fundaba especialmente en la Crisis Económica por la baja de los precios del café, y de los cueros, en la idea Guzmancista de querer superarla mediante Leyes que no afectaban la estructura económica por temor a la Oligarquía y dejaba en situación de miseria a los campesinos y los condenaba en manos de los grandes latifundistas.

La política de una supuesta reconciliación entre los venezolanos, era mofa de la Oligarquía Conservadora y en especial la caraqueña quien controlaba tras las elecciones una supuesta mayoría de curules en el “nuevo” Congreso Nacional.

Monagas perdona la vida de Ezequiel Zamora y lo condena a presidio cerrado en Maracaibo por 10 años, pero el catire se fuga antes de ser trasladado y ardió Troya.

Juan Vicente González, Quintero y el mismo Paéz vociferan en contra de Monagas pues Zamora libre les causaba terror.

El escenario estaba servido para el bochinche: Un pueblo hambreado, nunca tomado en cuenta por los oligarcas en la guerrilla de sus dos facciones que se disputaban el poder.

LA ESTRATEGIA DE “LA SALIDA”:

Una fracción de “insultantes vociferantes”, siempre atribuyéndose la “mayoría del glorioso pueblo de Venezuela” y radicada en la fracción de la Diputación de Caracas, inicia un peligroso camino a la conspiración y la utilización del Congreso como arma política para tumbar a Monagas. Es decir, “La Salida”.

Se instala el bochinche, perdón, quise decir El Congreso, el 23 de Enero de 1.848. Si, el mismo 23 de enero de toda la vida.

Monagas desliza en la calle “veladas amenazas, en contra de los vagabundos del Congreso”, basado ciertamente en informes confidenciales que sus enemigos querían defenestrarlo.

En una sesión “secreta” de los diputados Conservadores en la que les fue prohibido entrar a los queridos “medios”, se tomó la secreta decisión de “ sacar al Congreso fuera de Caracas, ante la amenaza monaguista de asaltar al augusto Congreso con turbas armadas”.

LA PROTECCION ARMADA DEL CONGRESO, SIEMPRE CONSERVADORA:

En el Parlamento, los asustados diputados, encomendaron su seguridad interna al Coronel Guillermo Smith, quien desde su cuartel en el recinto parlamentario, conducía un pequeño ejercito armado para la seguridad parlamentaria compuesto de jóvenes muy vistosos de las ilustres familias conservadoras de Caracas. Un pequeño ejercito muy conservador y aguerrido.

Debemos acotar, que para 1.848 el llamado Palacio Federal de hoy, no existía, pues este fue edificado por Guzmán Blanco unos 20 años más tarde. Se sesionaba en un modesto local del Convento de San Francisco, en el centro de la ciudad.

LA PRENSA, AL SERVICIO DE....

La diputación de Caracas, pide la destitución y enjuiciamiento de Monagas y en el diario “La Prensa”, Juan Vicente González llamaba a un alzamiento en contra del Poder Ejecutivo y cambiar todo lo realizado por Monagas. Los “alborotados” incluso pedían “pena de muerte para Monagas”.

Los Liberales se reúnen en un teatro de la capital y emiten un documento en apoyo a Monagas.

Debemos observar que los Oligarcas y Liberales en realidad no se diferenciaban en nada, ambas facciones en el fondo tenían el mismo objetivo, la conservación del poder con Monagas o sin él, para seguir explotando al pueblo, quien vivía en una inmensa Guerra Económica y en la más absoluta miseria. No existía PETROLEO y el país era muy pobre, analfabeto y miserable, pero estaba bravo, muy bravo.

El pueblo no participaba en las elecciones, las cuales hoy causarían un verdadera rebelión por lo absurdo de sus condiciones, todas arrimadas para que fueran los señores burgueses de turno, los grandes electores y nunca los pobres, negros, indios o mujeres, incluso a Ezequiel Zamora se le impidió votar con argucias leguleyas.

EL ASALTO ARMADO AL CONGRESO DE LA OLIGARQUÍA:

Así llegamos al temido 24 de enero de 1848.

A las 8 de la mañana se inicio la sesión del Congreso, bajo la custodia del Coronel Guillermo Smith y su cuerpo de seguridad interna. Por otro lado los liberales organizaron un milicia popular, en donde militaba Ezequiel Zamora. Caracas se preparaba para ver un choque de facciones muy encrespadas. Los conservadores atrincherados en el Congreso y los Liberales y sus milicias, pero había un tercer invitado, gente del pueblo asechando en las calles centrales de la ciudad.

A las 2 de la tarde hizo su entrada al recinto de la Cámara el señor Secretario de Interior y Justicia, Tomás J. Sanavria (Con v), nada menos que para rendir el Informe Anual del Poder Ejecutivo.

Sorpresivamente y presas del pánico por los rumores de alzamiento en contra del Congreso, que llegaban a los diputados conservadores reunidos, secuestran al ministro y lo amenaza el diputado José María Rojas con un puñal y Cristóbal Mendoza con una pistola. El griterío histérico de los diputados era inmenso y algunos corrían de un lado a otro, con caras de miedo.

Una multitud armada de palos, machetes, piedras se había concentrado en la plaza San Francisco y ante el rumor del secuestro del ministro Sanavria se abalanzan contra el portón de entrada al recinto de la Cámara, en donde chocan contra la guardia del Congreso.

En la escaramuza caen muertos dos milicianos Rivero y Maldonado que atacaban y el jefe de la guardia Coronel Smith es herido en un costado con una bayoneta.

En el interior de la Cámara todo era caótico y algunos vociferaban resistir cual “romanos” y otros buscaban caminos para la huida, entre ellos el gordo Juan Vicente González, cuyo valor se le había agotado de repente.

Tratando de salir por la puerta principal caen muertos los diputados José Salas, Juan García, Francisco Argote, Julián García y Manuel Alemán. Santos Michelena cae herido de una puñalada y se debate en un pozo de su propia sangre, días más tarde muere en la embajada de Inglaterra.

Cuando las manos armadas de los insurgentes alcanzaban a Juan Vicente González, al grito de “maten a tragalibros!”, se opone espada en mano el Coronel Sotillo, quien le salva la vida.

Otros diputados tratan de ganar la calle por la azotea y algunos lo logran yendo directamente a refugiarse en las embajadas de Inglaterra y Francia.

MONAGAS, GOZANDO UN PUYERO...

Monagas recibe toda la información del acontecimiento y decide tomar su ventaja, en vez de acabar con los restos del Congreso golpista, los apoya y propicia bajo su protección una reunión de emergencia para el día 25 de enero de 1848. El único diputado conservador que se resiste es Fermín Toro, quien dice que él “no se prostituye.”

Las turbas enardecidas asechaban en los alrededores del Congreso con el ánimo de terminar la tarea popular de ajustarle cuentas a los oligarcas, pero la tropa armada de Monagas los alejó bajo amenazas e incluso la propaganda dijo después que el “propio Monagas,a caballo restableció el orden”. No creemos mucho...

Este Congreso que se reúne después del ajusticiamiento popular fue otro y se olvidaron de “tumbar a Monagas”, por el contrario, se plegaron a Monagas su protector ante la ira popular y hasta aprobaron un Decreto de Monagas de Amnistía General, que había sido rechazado por el Congreso varias veces y que ahora era una “maravilla de magnanimidad”.

El CAMBIO fue rápido e inaugura el llamado “Periodo de los Monagas” por unos 10 años, especie de dictadura legal, sin mucha Oposición y con unos Medios poco críticos. El miedo campeaba, hasta la “Revolución de Marzo” acaudillada por un golpista, Julián Castro en 1858 y José Tadeo coge el camino de la embajada francesa, para ser el primer presidente asilado de Venezuela. Con mucha dificultad y tras una acción de fuerza de Francia e Inglaterra en nuestras costas, sale al exilio y regresa a luchar en la Guerra Federal en 1861.

Decir que el 24 de enero de 1848, fue “el fin de la autonomía del Congreso ante el Poder Ejecutivo para siempre” es una necedad. Han habido Congresos sumisos y otros más críticos ante la Presidencia, lo que si podemos afirmar son varias cosas:

Ni Monagas, ni los Conservadores o Liberales, gozaban del fervor popular.

Las clases dominantes, sumergidas en la “lucha de clases” nunca se han dado cuenta o valorado que existe un pueblo, una masa de oprimidos, siempre atenta y alerta para defender su existencia amenazada.

CONCLUSIÓN:

No importa que “MAYORÍAS CIRCUNSTANCIALES” cuenten con votos de un tercio minoritario de la población o hasta de la totalidad de todos los curules, pues la crisis que sufren no puede ser ocultada y especialmente si actúan para resguardo de sus intereses de clase.

Siempre al final el PODER POPULAR, va intentar una “asalto” de una forma u otra, para preservar su subsistencia vital. Los Congresos o Asambleas son territorios muy peligrosos pero podrían ser de mucho avance y utilidad, todo depende de su conexión con el pueblo sufriente.



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Francisco Natera Amundaraín


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