La clase media en Venezuela y el mundo, está repleta de temores, en el caso venezolano, al cual por supuesto nos vamos a referir con mayor propiedad, por razones obvias, apuntando no sólo a nuestra idiosincrasia nativa sino del componente que los individuos venezolanos descendientes de inmigrantes le agregan. Referencia que coloca en juego la condición variopinta de su composición en donde muchos componentes atentan contra la estabilidad estatutaria y social de quienes podríamos considerar como “miembros” de ese grupo social tan importante en cualquier sociedad. Lenin se refería a la clase media como vanguardia en la lucha por los derechos de los trabajadores, otros autores la califican como la clase sándwich o en el medio de la estructura social que en cualquier momento podrían ser fieles o no a las luchas revolucionarias, en fin, hablar de la clase media desde el punto de vista estrictamente social contiene muchas aristas con las cuales podríamos escribir una enciclopedia.

En el presente trabajo, vamos a tocar el temor de la clase media como componente individual y no social, que aunque convenimos es parte decisoria en su comportamiento social posterior, reúne características propias de la actuación en sociedad y su papel en la estructura del pensamiento y percepción de la “cosa política” y gestión pública.

Muchos son los temores que giran alrededor de un individuo que piensa y actúa con “conciencia” de clase media, igual para hombres y mujeres de cualquier edad con una pequeña distinción en los jóvenes.

Hablar de este tema, no nos puede separar de una de las causas de ese temor como lo es la información mediática o no que a través del tiempo han percibido como normal en el seno de la sociedad en la cual se mueven y actúan, no menos cierto es la influencia generada por el futuro al cual aspiran, siguiendo muchos ejemplos que como emblemas casi llevan en el pecho y la frente.

El proceso bolivariano a mi entender por omisión o negligencia no ha desarrollado una política específica que abarque a este sector tan importante de la sociedad, un conglomerado pensante cuya determinación a no pensar es parte de la estrategia mediática, de allí la frase “si se detuvieran a pensar, amarían a Chávez”, no es meramente un capricho o un recurso propagandístico o banal, se trata de una concepción del “sumar y no restar”, más aún cuando revisamos los logros de la revolución bolivariana hacia este grupo de la sociedad, como por ejemplo: los créditos indexados y su total nulidad; condiciones especiales para la adquisición de vehículos incluyendo la eliminación del IVA; el mantenimiento de la tasa de interés en niveles de normalidad permitiendo un mayor acceso al crédito hipotecario y personal; el control de la inflación en términos de mayor rendimiento del salario real; la oportunidad de apertura de contrataciones en la industria petrolera de manera democrática y participativa; la Ley de Responsabilidad Social y la posibilidad que como productor independiente tengan acceso a los medios; el incremento de las inversiones en sectores como las telecomunicaciones y la construcción, con el subsecuente incremento de empleos; en fin, políticas dirigidas a incentivar la participación de la clase media en el devenir económico de la nación.

Dicho esto de esta manera y con la propiedad debida nos podemos preguntar de donde vienen los temores de la clase media, en nuestro concepto no es un problema para ser atendido por sociólogos, por el contrario, es un altísimo asunto de índole individual que como sumatoria alcanza niveles al parecer sociológicos, siendo este último fenómeno una consecuencia de…. Y no la causa del que o el como.

Nos referimos en concreto al temor intrínseco subyacente en cada individuo y que como temor al fin puede que produzca frustraciones en la escala de valores de esos individuos en la sociedad, un ejemplo que nos puede ilustrar es el concomitante hecho de la competencia que individualmente y sin que nadie se los proponga actúa de manera desencadenante en la mente de muchos de los que nos estamos refiriendo, competencia que lleva a la demostración sin vitrina ni verificación del contenido material (posesión de bienes o dinero); que se descubra tal adolecimiento produce un temor de características imprevisibles, por ello, el no saludar o dar los buenos días se convierte, a su vez, no en un espectáculo de mala educación el cual no les importa, sino que sería una demostración de debilidad funcional y en muchos algo así como una demostración de fortaleza (complejo de inferioridad). Yo tengo un carro nuevo aunque me endeude y no me alcance para la gasolina, porque el vecino se compró uno.

El razonamiento expuesto en el párrafo anterior, no es sino una demostración de temor individual que por supuesto involucra a toda la familia y es signo además de insociabilidad, una de las principales causas de la poca participación en las juntas de condominio como ejemplo, es precisamente para que no se descubra esa debilidad funcional como individuo, es el temor por el famoso que dirán desde el punto de vista del status social, el cual podría verse comprometido.

En fin y para no hacerlo mas largo, creemos que estas razones o llamémoslas sin razones, son producidas por la acción mediática al consumismo desenfrenado y a las ideas del “éxito”, visto desde la óptica occidental del estilo de vida. El triunfo es el ascenso social, lo demás, ni los demás me interesan. Concordemos entonces que si esto es así, el desarrollo de una política efectiva de rescate de la clase media debe considerarse desde otra perspectiva no sólo sociológica sino individual, ojo, aunque la política, por supuesto debe alcanzar al colectivo, a la sumatoria, debe prepararse en su estudio y visión por expertos y la política comunicacional complementaria debe implementarse de manera audaz y sin complejos por profesionales de todas las áreas