El país nacional, hundido en la tragedia causada por la terrible crisis económica, en lugar de entrar en ebullición, está transformado en inmensa pasta de hielo donde los políticos patinan y realizan sus piruetas populistas. Ningún bando demuestra poseer la capacidad para saca el país del desastre: la MUD en 40 años, no pudo; entonces se lo pasó como herencia al chavismo que, en 17 años, lo elevó al clímax.
Ayer, en hora vespertina, en el salón de sesiones de la Asamblea Nacional, se escenificó el espectáculo altisonante, en el cual el presidente de la República presentó la Memoria y Cuenta de la gestión durante el año 2015. Con los mismos patines que calza para su discurso cotidiano, “de gobierno de calle”, de los últimos tres años, se deslizó sobre la pista con argumentaciones que adormecieron a la audiencia parlamentaria y a la teleaudiencia del país nacional.
El presidente Maduro patinó con los mismos trillados argumentos de pase de factura a las mayorías nacionales por las dádivas y limosnas que el gobierno distribuye para alimentar la pobreza sin correr el peligro de erradicarla, por cuanto ello sería contrario al lema cristiano de la servidumbre histórica ¡Bienaventurados los pobres!
El presidente patinó, hizo piruetas en la pista tratando de convencer a la audiencia de, cómo funciona el mecanismo tenebroso de “la guerra económica” que, según él, no es herencia de las erradas políticas económicas de Chávez, durante catorce años, sino, herencia de la Cuarta República, del empresariado nacional y del imperialismo. La “guerra económica” en la forma como la presenta el gobierno, desconoce la esencia del capital, cuyo objetivo fundamental es la ganancia: Ninguna empresa capitalista va a paralizar su actividad, durante años, para desestabilizar el gobierno. Si llega a tomar esa decisión lo hace por cortísimo plazo. La parálisis económica no la decretó la empresa privada, la decretó el gobierno con su política monetaria de reiterativas devaluaciones, de control de cambio indefinido, de inflación, de aumentos salariales, de pretendidos precios fijos y precios subsidiados a contrapelo de la elemental norma de oferta y demanda que rige el mercado capitalista. El supuesto socialismo no elimina la relación de mercado. Cosa rara, en el discurso de tres horas ni una sola vez se pronunció la palabra “socialismo”. ¿Será que con este silencio el gobierno está reconociendo su fracaso de intentar implementarlo en sustitución del capitalismo? El socialismo es cosa muy seria para que unos advenedizos sin formación ideológica y sin trayectoria de lucha revolucionaria, intenten realizarlo.
Ante este cuadro de inestabilidad económica: ¿Cómo planificar cualquier actividad productiva, si existen cinco referencias monetarias? ¿Cuál tomar? ¿Cómo planificar cualquier actividad productiva si en el transcurso de un año se decretan tres o cuatro aumentos de salario? ¿Cómo planificar cualquier actividad productiva si la devaluación de la moneda, aumento de salario, la inflación, se retroalimentan en un proceso que no tiene final? En eso consiste la trillada “guerra económica”. Si el gobierno – como asegura - conoce el intríngulis de esa guerra, en lugar de combatir o denunciar los efectos: el famoso dólar Today, el bachaqueo, el cierre de la frontera ¿Por qué no combate las causas que forman parte de sus políticas económicas neoliberales? ¿O es que acaso la devaluación de la moneda –fábrica de pobres – no forma parte de las recomendaciones del FMI? ¡Eso es neoliberalismo! Importar el 80% de las necesidades del país ¡Eso es ALCA! aun cuando no se haya firmado. El 60% de las importaciones vienen de Estados Unidos, nuestro primer socio comercial. ¡Para qué firmar el ALCA si existe en la práctica! Lo que se rechaza en el discurso, no se corresponde con los hechos. Lo que más dices ser, es lo que menos eres.
Ante la propuesta de la MUD de entregar la propiedad de la vivienda a los beneficiarios del demencial plan habitacional, el presidente patinó, trató de dar el salto de tres vueltas en el aire y cayó cuando largo es, sobre la pista de hielo. Con voz enérgica dijo “¡No! ¡No! y ¡No!” Tenemos 50 años oyendo el discurso de la construcción de viviendas ¡Excelente! Pero, ahora resulta que tenemos viviendas, pero, no tenemos agua, no tenemos trabajo estable ni alimentos de la dieta diaria en los abastos ni medicinas en las farmacias ni clavos en las ferreterías ni repuestos en las agencias ni papel toalé en las pocetas ni transporte público por cuanto el parque automotor está paralizado en más del 60% por falta de cauchos, baterías, repuestos. A lo anterior hay que agregarle las indignantes colas “sabrosas”, de todo y para todo. Resulta verdad la vieja analogía del “cuero seco”, si se pisa de un lado se levanta del otro.
Entre dimes y diretes transcurrió el “heterodoxo” discurso del presidente Maduro, con el cual dejó muy claro que el proyecto chavista, NO SOCIALISTA, fracasó, las ruinas le cayeron encima, lo aplastaron y no tiene cómo sacar la cabeza para al menos respirar.
Quiénes causaron el desastre durante 40 años (MUD), y quienes lo continuaron durante los 17 años siguientes, PSUV ¿Pueden ser la solución para salir de la crisis?
El presidente de la Asamblea Nacional como no sabe patinar y es alérgico al frío de las pistas de patinaje, salió al ruedo, caminó sobre las arenas calientes, miró a los tendidos y le dio excelentes capotazos al toro, que enardecieron los ánimos en las graderías. Cada capotazo del matador, en series sucesivas, me traía a la memoria pasajes de mi libro “El Triángulo Negro”, que muere de frío en una editorial de Bogotá, por cuanto es imposible obtener dólares para importarlo: El capotazo de la propiedad de la vivienda; el capotazo de la guerra económica; el capotazo de los presos políticos; el capotazo de los cuadros y la tergiversación que el gobierno ha hecho del falso irrespeto a la imagen de Bolívar por el hecho de sacar del palacio legislativo la imagen que la mayoría de venezolanos no aceptamos, por cuanto la consideramos un vejamen a la que conocimos y conservamos desde la niñez; el capotazo a los militares que, por el hecho de ser electores, no pueden participar en política ni identificarse con un partido político ni rendir culto a la personalidad de un personaje político que causó el más grande desastre económico y social de toda nuestra historia republicana, esa no es su función y la Constitución se lo prohíbe.
De todas maneras, el torero no podía matar el toro por cuanto eso es matar la gallina de los huevos de oro. El presidente Ramos Allup y el presiente Maduro se reconocieron mutuamente como los jefes del respectivo bando. En su discurso Ramos Allup le enseñó el tramojo al chavismo y le dijo, “vamos a dialogar, vamos a entendernos, no podemos pelearnos, somos de la misma catadura, o prefieren que les saquemos los trapitos al sol”. Ahí, ante el país, congelado de angustia, se firmó el pacto de no agresión entre la MUD y el PSUV. Caimanes del mismo caño.
Ayer se restituyó el “pacto de Punto Fijo”. La MUD es Acción Democrática y el PSUV, retoma su verdadero nombre Partido Socialcristiano Unido de Venezuela. Ramos Allup fue muy explícito al elogiar las ocasiones en que han dialogado, pero lamentablemente sin “resultado”. “Vamos a dialogar presidente Maduro pero, con “resultado”. ¡Vamos a compartir la torta!
Es así como renacen en la MUD y el PSUV, los viejos partidos AD y Copei, en acto solemne realizado en el Palacio Legislativo, ante el país de mirada congelada. Renace el bipartidismo. Los hermanos siameses de la política, AD y Copei, vuelven por sus fueros.
¿Qué nos queda a la izquierda clasista, a la izquierda revolucionaria, a la izquierda proletaria, a la izquierda abstencionista y voto nulo?
Volver a nuestras trincheras de lucha, enarbolar nuestras banderas, arrebatas por el chavismo que, en lugar de izarlas en la cumbre de una montaña, las arrastró en el fango de la infamia, de la ignominia. La infamia de pretender identificar sus desafueros con el socialismo.
El socialismo no tiene nada que ver con lo ocurrido en Venezuela durante estos 17 años nefastos.
Vamos a rescatar nuestras trincheras de lucha al lado de los obreros, de los campesinos, de los estudiantes, de los intelectuales progresistas. Nuestra consiga de lucha ¡El proletariado al poder!