La filosofía como concepción del mundo se expresa y actúa desde el idealismo o desde el materialismo, sus dos esencialidades ineludibles e inconfusas. "El ser social determina la conciencia social" concluía Marx después de estudiar con rigor la concepción materialista de la historia.
La condición de clase no nace espontáneamente, es producto de una confrontación terrible entre unos pocos que se han adueñado de todo, y de la inmensa mayoría que ha sido despojada de la propiedad del producto de su trabajo, y solamente es dueña de sus cadenas invisibles, pero cadenas al fin.
El idealismo, expresado en las sectas y religiones más antiguas, fue el padre espiritual e ideológico del esclavismo y el feudalismo, y ahora dese hace 4 centurias, el gran mentor del capitalismo; estas 3 formaciones económicosociales devienen de la filosofía idealista.
El poder popular es una coalición de fuerzas progresistas que desde diversas identidades, se unen necesariamente, en su condición de esclavos del modo de producción capitalista, situación que lo enfrenta necesariamente al imperialismo, "fase superior del capitalismo". El señor Pérez Abab y la señora Hilary Clinton, por ejemplo, no pertenecen ni pueden pertenecer al Poder Popular porque sus intereses de clase, no son los mismos intereses de la inmensa mayoría que ha sido despojada de toda propiedad sobre los grandes medios de producción. Lenin.
La identidad de clase, es la más desarrollada de todas las identidades; es una valoración profunda, más allá de la nacionalidad, sexo, raza, religión, nombre, incluso condición humana. Los poderosos aparatos ideológicos imperialistas lo saben, y la han emprendido en contra de la formación de esta especial identidad. Su llamada industria del entretenimiento despliega una sugerente intencionalidad de banalización del hecho social del trabajo para promover el ocio parasitario burgués entre los hijos del proletariado.
La industria cultural imperialista de las 2 últimas décadas ha procurado afanosamente que los obreros y trabajadores del mundo sientan vergüenza de su auténtica condición proletaria. El resultado es que la clase obrera mundial, en su mayoría, está desclasada; el desclasamiento es una condición deprimente cuando la obrera, el trabajador no siente pertenencia a su clase, y en su lugar, abriga demenciales ambiciones de ser burgués.
La realidad del Poder Popular, ya signada por la rebeldía contra toda forma de opresión, ya tiene una definición de clase obrera enfrentada a la burguesía nacional y trasnacional, en el marco de la elevación de la lucha de clases, y ya estaría encaminada hacia el desarrollo de la conciencia de clase, un estadio superior de la conciencia que nos define como sujeto histórico de toda construcción científica del socialismo.
No es posible construir el Poder Popular sin identidad de clase; la explicación científica de que en Venezuela no hayamos construido el Poder Popular, es que no hemos sido capaces de alcanzar la identidad de clases para enfrentarnos verdaderamente al modo de producción capitalista.
Un abultado número de Consejos Comunales, Comunas, sindicatos, movimientos sociales de todas las distintivas posibles no nos garantiza la construcción del Poder Popular. La orientación imprescindible para configurar ese bloque hacia la conquista del Poder económico y político, es la identidad y el desarrollo de la conciencia de clase.
Cualquier forma de privatización del bien social contraría los intereses del pueblo trabajador venezolano.