El camino de la Revolución se singulariza por la trascendencia de sus logros, negados por una oposición que no tiene cómo contrastarlos, pero firmes en el entramado de la realidad y en el corazón de gran parte de los compatriotas. Veamos algunos de los más significativos, y a defenderlos con todo:
*El crecimiento en unidad, organización, conciencia y espíritu solidario, ético y patriótico del pueblo, sujeto y objeto, condición y catalizador de todos los avances;
*el reconocimiento pleno de la mujer como madre y coprotagonista social, y la atención especial a niño(a)s, adulto(a)s mayores y personas con discapacidad;
*el reencuentro histórico del pueblo con su sector castrense liberado del control del Pentágono, forjando así en acero la unidad civil-militar, y el fortalecimiento y modernización creciente de nuestra capacidad defensiva;
*La asunción masiva de las ideas de antimperialismo y socialismo como camino de liberación, previo el cambio de percepción de nuestra historia –que habían falsificado los oligarcas– y la recuperación revolucionaria del Libertador;
*la irrenunciable decisión de completar el proceso de independencia y soberanía de nuestra patria y ejercer el derecho a la organización autónoma de la vida social;
*la democracia participativa y protagónica, en indetenible proceso de autodesarrollo, potenciadora del rescate por el soberano del Poder que le había sido confiscado y cuyas bases han comenzado a echarse con el sistema comunal;
*la posibilidad de realizar cambios profundos de manera democrática y pacífica;
*la ejemplar Constitución bolivariana, discutida y aprobada por el colectivo, y la legislación dirigida al fomento y defensa de los intereses nacionales y populares;
*la consagración de la plena igualdad ciudadana y la lucha tenaz contra todo tipo de discriminaciones.
Queda una enormidad en el tintero, hasta otra ocasión. Los tropiezos serán superados.