Eulogio Del Pino tocó un tema o como una tecla prohibida. De repente, un músico podría decir, no acorde con el tema musical y quizás por eso desafinó. Habló de devolver a sectores privados el área de servicio en materia petrolera en el lago de Maracaibo y hasta llegó a “pedir perdón” a aquellos por lo hecho. Sus razones tendrá, pues Eulogio Del Pino, no sólo supone uno, por algo está donde está, al frente de PDVSA, dieciocho años después del ascenso de Chávez al poder y de lo tanto que allí ha sucedido, sino que debe tener la suficiente madurez para no hablar de soga en la casa del ahorcado, sin antes haber recibido la aprobación de la máxima autoridad. Su experiencia es digna de tomar en cuenta y no desecharse fundamentados en dogmas que no se avienen a lo real. Debe saber bien Del Pino lo que pasa en el área y no quiere hacerse el loco, como aquellos que tienen bajo su control empresas de todo tipo quebradas y cerradas, pagan salario a cargo del ingreso petrolero sólo por proteger su prestigio y poder, parcela política y financiar la burocracia. Es decir, promueven y protegen un capitalismo de Estado en bancarrota del cual algún provecho sacan e inventan que eso es socialismo,
También, dicho de otra manera, es como infantil, pensar que un hombre como Del Pino, dijo aquello porque de repente “se le salió del forro”. Quizás, Jaua quien también está muy cerca del poder, piense o quiere que pensemos, que Movilnet y Cantv, anunciaron aumentos en sus servicios, que por cierto dejarían como un ángel de la guardia al señor Macri, sin que el presidente lo supiese. Tal como funcionan las cosas y en un país, donde en las reuniones televisadas de gabinete, el presidente cuida, es su estilo, en dejar la idea que lo que allí sale son órdenes suyas, por eso uno ve o le hacen ver, como desde el vicepresidente para abajo, todos los ministros, toman nota en el instante mismo que aquél hace el respectivo anuncio. Se nos transmite la idea que no fue aquello producto de una discusión en parte del gabinete u organismo alguno, sino que en ese momento una fuente inspirativa iluminó al primer mandatario.
Es un estilo, que tiene mucho que ver con la idea de liderazgo que el presidente tiene; digo tiene, porque en el libro que el embajador de Cuba sobre Chávez, aparecen unas notas, presuntamente escritas por el actual presidente, muy coherentes con la idea de liderazgo que difunde por televisión, valiéndose de esas reuniones del alto gobierno. El líder, según dijo allí, debe estar por encima de los demás y nada de aquello de todos somos iguales. Por eso, si PDVSA está en trámites o sólo piensa en la conveniencia de devolver al sector privado funciones en el área de servicio mencionadas por Del Pino, es como iluso imaginar que eso no haya sido tratado previamente con Maduro y hasta que éste a eso no haya dado su veredicto favorable. Si así fuese, ya estuviese destituido y no mañana, para evitar un conflicto con el bloque de Jaua o éste no quede digamos desautorizado, siendo como es, una de las tres o cuatro imágenes benditas.
Como tampoco creo que, CANTV y MOVILNET, hayan anunciado aumentos de tarifas a partir del primero de agosto sin haber sido autorizados por sus superiores y estos por el presidente. No es ese el estilo de gobierno y me parece bien que así sea, aunque nunca creo deba haber tanto centralismo como para que la gente deje de pensar y tomar iniciativas. Eso sí, es necesario consultar para que haya coherencia.
Es posible más bien, que estas últimas medidas, hayan sido acordadas a todos los niveles, sin haber hecho un análisis pertinente y con la amplitud necesaria y sobre todo, sin tomar en cuenta el estado general de la economía venezolana y fundamentalmente el terrible estado de postración del salario. Si MOVILNET y CANTV, ahora mismo dan rienda suelta a sus medidas, si no provocan una fuerte reacción popular, si van a lograr una significativa incomunicación en Venezuela. Sería escandaloso el número de venezolanos que se quedarían al margen de esos servicios, empezando por el suscrito.
Es más, medidas como esas, parecen muy agresivas y hacen del gobierno y sus publicistas un tanto hipócritas, por haber estado criticando antes a Macri al que acusan de agente del FMI, mientras hacen exactamente lo mismo y hasta más incisivos. Por lo anterior, uno cree que de repente, alguien se dio cuenta, prendió las alarmas e hizo que la autoridad retrocediese, quizás en espera de otro momento o llegar a un nivel razonable. Para eso hicieron lo que ellos, en usual lenguaje burocrático, “instalaron ya sus mesas”.
Hoy, en el programa del señor de la hipocresía y oportunismo, ese de “Globovisión a la 1”, el diputado chavista Torrealba, hablando del reciente Decreto Ley relativo al “aporte voluntario” de trabajadores de unas empresas a otras, admitió que fue redactado de manera confusa y dio origen a malas interpretaciones. Hasta risibles y llenas de mala fe, que hicieron recordar aquello de la “carnicería” y lo “de dos carros te quito uno”. Algunos, a veces con aparente interés de hacer humor, pero muy mala intención, hablaron que en virtud de aquella disposición el gobierno “reclutaría gente en la calle para llevarles a trabajar de manera forzada en granjas”. Un cuento viejo y demasiado desgastado, del cual ellos creen poder sacar partido. Por eso, haber dejado dudas, Torrealba anunció que será modificado para redactarlo de “manera pedagógica”. De esta manera habló.
Estoy seguro, que Torrealba cuando dijo aquello, no fue una invención u ofrecimiento suyo, sino de algo ya acordado al más alto nivel.
Del Pino sabe bien del asunto y conoce los efectos de la situación actual; por lo menos debe saberlo mejor que Jaua. Además, es posible que la corrección por él propuesta sea pertinente; sobre todo cuando uno sabe ya bastante bien del destino y estado de empresas que fueron estatizadas y hoy parecieran hablar de error. Y el error, tiene muchas facetas. Además, en distintas áreas, pequeños, medianos productores, parecieran pedir espacio y ayuda para levantar la producción y reconocerles ese derecho no parece contradecir la máxima Ley de la República ni el Plan de la Patria, menos el sueño de construir el socialismo que no parece estar muy al alcance de la mano que digamos. La constitución, que Chávez tuvo como la piedra fundamental de su accionar, y el Plan de la Patria, no niegan la participación del sector privado en la actividad económica.
Eso depende de muchos factores; sobre todo cuando no nacen las empresas de carácter social que deberían ir tomando paulatinamente el control de la economía. La enseñanza que nos ha dado este proceso es suficiente para enterrar ciertos dogmas. Lo que sí parece dudoso, es que pese a toda la responsabilidad que sobre los hombros de uno recae, después de habérsenos dado tantas oportunidades y no estado a la altura de las circunstancias, todavía pretendamos seguir dictando la plana a los muchachos y hasta el modo de caminar. Haber sido “protector” aquí y allá, manejado cuantiosos recursos sin promover ningún cambio, ni siquiera del gusto electoral de una buena parte de la población que se “protege”, no es el mejor aval para cuestionar a otro. Menos apelando a dogmas que como tales, se deshacen ante la realidad de la vida. Claro, uno entiende bien la jugada. Se trata de quedar bien con un universo muy inconforme y crítico por cierto contra burócratas poderosos, que han pasado mucho tiempo en el gobierno sin dejar huella alguna y menos haber hecho algo para que precisamente “El Plan de la Patria” no esté como en la gaveta.
Por todo, estoy como inclinado a pensar, a menos que Del Pino proceda como la CANTV, que en el alto gobierno, comienzan a romper con ciertos tabúes y comprender que una sociedad no se cambia con buenos y bellos deseos sino con trabajo, acertadas políticas, rendimiento, productividad y eso significa que las medidas tengan asidero en la vida real y los cauces pertinentes del movimiento. Se sustituye una forma con otra eficiente, altamente productiva, donde el trabajo creador del pueblo se prodigue, no con dogmas o discursos mohosos de academicistas que viven en la luna, menos con patotas de polítiquitos improvisados, formados a la ligera, a quienes se les da el valor de empresarios o gerentes pero del interés de sus jefes o quienes le aseguran el financiamiento. ¡Cómo les agrada el poder!