Cuando los ángeles caen… hacen ruido

Misión Milagro 2

Mi anterior artículo, “Tigres de papel, (Ser revolucionario es ser creativo)”, despertó gran entusiasmo. Tanto entusiasmo despertó que muchos amigos rozaron una libertad a la que sintieron o denominaron como anarquismo.
Con el resultado de que se sintieron desnudos, desprotegidos, se asustaron y volvieron sobre si, sintiendo que necesitaban la protección de las instituciones. A esa trampa mental habitualmente se le llama doble lazo o contradicción temor-deseo. Quiero, deseo algo, pero lo temo con la misma intensidad. Con lo cual mi acción se paraliza.
En alguna parte leí que los que tengan ojos para ver y oídos para oír, vean y oigan. Otra versión dice que teniendo ojos y oídos no ven ni oyen. Yo viví muchos sucesos en mi vida, pero solo el día en que participé en la revolución bolivariana pude organizar, comprender y ver el significado de alguno de ellos.

Eso fue así porque allí se intenta llevar a cabo, los ideales que escuché repetir por décadas. Igualdad, justicia, libertad, fraternidad. Y en consecuencia se activaron todas las resistencias, que hacían que todos aquellos ideales no pasaran de ser bonitas palabras, no llegasen a convertirse en conductas sociales.
Hace unas cuantas décadas que tsunamis socioeconómicos y políticos vienen sacudiendo al planeta. Hoy parece que los tiempos están maduros y un mundo de ciegos comienza a abrir los ojos. Ya ha quedado al descubierto que la concentración de capitales, llegó a un punto donde comenzaron a estorbarle las instituciones del estado-nación.
Por tanto diseñó una política de privatización de todo lo social. Desde los servicios básicos como agua, luz, telecomunicaciones, hasta la medicina, educación, vivienda, alimentación, etc.
Simultáneamente se crearon instituciones internacionales para que regularan cualquier diferendo entre corporaciones, estados y asociaciones civiles. FMI, BM, OMC. OMS, ONU, OEA, y todas las siglas que se te ocurran, son simplemente las organizaciones financiadas por los capitales para regular los flujos globales.

Ha habido muchos actores aparentemente diferentes para esta transición hacia una economía neoliberal. Militares, derechas, centro izquierdas, etc., pero solo eran y son diferentes caras ejecutoras de un mismo plan. Y el plan en sencillo era revertir toda la evolución histórica. Todos los logros de la dialéctica social de clases tenían que terminar en la basura.
Toda oposición debía ser barrida. Desde esta comprensión no debe ser difícil reorganizar lo sucedido en la Chile de Allende y en la Nicaragua de Sandino, por nombrar solo dos de los casos más violentos de lo que sucedía en toda América y el mundo en general.
Dejando una nube negra de luto en la conciencia colectiva, porque no podíamos creer ni comprender que estuviera sucediendo algo así. Yo aún recuerdo cuando las fuerzas armadas eran nuestro orgullo, y los días de fiesta nacional y desfile realmente una fiesta. Cuando los policías eran simples vecinos del barrio con un uniforme, que bromeaban y jugaban con nosotros.
La revolución bolivariana puso un antes y un después a todo este devenir. Primero porque no pudo ser revertida con los métodos habituales que habían servido en todas las circunstancias anteriores. Y luego porque ha pasado de la defensiva a la ofensiva, con nuevas alternativas de crecimiento real para todos los países, a las que poco a poco se van sumando los vecinos.
Sin Cuba lo de Venezuela hubiese sido mucho más lento y difícil sino imposible. Sin Cuba y Venezuela lo mismo hubiese sucedido con Bolivia. Y aunque no se note aún claramente todos estos acontecimientos han puesto en jaque, al plan imperial de dominio de los recursos y mano de obra mundial, obligándolo a actuar al descubierto.

Por eso es que puedes ver que con el rebrote libertario en América, ahora también las instituciones electorales se han convertido en un impedimento para tales planes. Por tanto se ponen en evidencia burlas descaradas y vergonzosas como las elecciones de Haití, Perú y recién Méjico.
Si a esto le sumas el fracaso en apropiarse de las reservas de petróleo en Irak, y las resistencias crecientes a su intento de invadir Irán, comprenderás porqué el desespero y la creciente irracionalidad de EEUU y sus socios. Intentando torpemente atropellar bravuconamente a todo el mundo. Como lo de Israel en Gaza, que desde el principio ha sido parte del mismo plan para el dominio del Medio Oriente.
Pero hay otras aproximaciones posibles y más simples a este fenómeno mental tan particular, de que no resulta suficiente con vivir algo para comprenderlo y poder transformarlo. En otros artículos decía que pese a la apariencia estática de la superficie terrestre, en sus entrañas fluían ríos de fuego que cada tanto irrumpían como explosiones volcánicas.
También lo comparaba con la tranquila apariencia de rutinas cotidianas de una sociedad, en la que de repente irrumpen las profundas corrientes históricas estallando cual revolución. En la experiencia interna humana, eso sería comparable a una correntada de entusiasmo o alegría que desde lo profundo de tu ser, irrumpe en el entorno como baile, canto, risas.

Sin embargo en aras de la convivencia civilizada, esas expresiones espontáneas de la vida se van organizando, regulando, ritualizando, hasta que se convierten en instituciones educativas, hábitos, creencias, que traducen, reprimen, vuelven difusas las corrientes de vida.
Y así hoy en día cuando alguien va a cantar o a bailar, lo enviamos a academias con profesores y profesionales. Eso es lo que son nuestras instituciones sociales, lejanos y difusos recuerdos de las expresiones vitales, por defender a las cuales hoy masacramos la vida.
Es por eso que todos nos sentimos insatisfechos, carentes, porque todo lo vital se ve hoy obligado a traducirse a cómo deben hacerse las cosas según las reglas de moda. Pongamos un ejemplo de actualidad. Hoy en día está en discusión la propiedad intelectual.
Habría que comenzar por preguntarse a que misteriosos mecanismos mentales, responde el desear apropiarse algo inútil a todas luces en cuanto a consumo o uso, como alimentos, bienes, terrenos, etc. No sólo inútil, sino antieconómico, porque luego debes cuidarlo, mantenerlo, defenderlo del deseo ajeno.

Habría que seguir preguntándose luego respecto a estas concepciones comunistas de desapropiar lo apropiado para entregárselo al estado, es decir cambiar de dueño, tenedor y administrador, pero sin soltarlo jamás. No se nos ocurre siquiera pensar que si nada es de nadie, todo es de todos, y cada cual puede tomar libre y responsablemente lo que necesite.
Con lo cual, el desprendimiento, la generosidad, la confianza, son la única solución a todo este tirafloje interminable. Porque mientras sigamos peleando por cosas inútiles, como niños lanzándonos sobre las piñatas a por dulces y caramelos, solo pasaremos los corotos de mano en mano, sin resolver jamás este lío, que no tiene origen externo.
Con la propiedad intelectual ahora de moda, se producen fenómenos similares que pueden resultarnos útiles para comprender el problema de fondo y sus posibles soluciones. En primer lugar, estas discusiones se producen allá en las intangibles e inalcanzables alturas de las esferas celestiales, donde moran las más elevadas jerarquías de decisión, en misteriosas y esotéricas reuniones, alejados de lo profano, es decir de ti y de mi.
Y nosotros aquí abajo, gusanos que se arrastran sobre la tierra trabajosamente, luchamos y discutimos si eso es justo y manifestamos, reclamamos a las autoridades que supuestamente nos representan. Y que al final terminan haciendo lo que se les da la gana, porque para eso son seres superiores y es necesario elevar la mirada para poder verlos allá en las alturas.
Ahora, yo me pregunto, si los autores queremos compartir nuestras creaciones, ¿a quién tenemos que pedirle permiso? Las compartimos y punto. ¿Qué nos van a hacer? ¿Juzgarnos y encarcelarnos? ¿A cuántos? ¿Hasta cuando? ¿Van a construir nuevas cárceles? ¿Van a poner nuevos impuestos para alimentarnos y vestirnos? ¿Y que harán cuando sea más la población encarcelada que la que trabaja y mantiene a los demás?

Tal vez uds. se sorprendan y hasta se rían ante preguntas y respuestas tan sencillas. Pero si miran a su alrededor caerán en cuenta, de que uno de los síntomas del agotamiento de este modelo es que cárceles, asilos geriátricos e infantiles, instituciones de insania mental, se multiplican, y aún así son desbordados y las calles se llenan de indigentes.
¿Por qué es todo eso? Simplemente porque a medida que crece la injusticia en un sistema, se necesita multiplicar los órganos represivos y las instituciones que premian y castigan. Hasta que llega al punto que resulta totalmente antieconómico e inviable, porque ya la gente productiva no puede sostener un aparato exageradamente represivo e improductivo.
¿Y qué es lo que determina tal justicia o injusticia? Hasta donde yo alcanzo a ver es simplemente la sensibilidad de un momento, el acuerdo colectivo con ciertas normas de convivencia. Pero esa sensibilidad como todo evoluciona y cambia, por lo cual lo que para un momento o época fue apropiado resulta insensible y bárbaro, intolerable para la otra.
Es en esos momentos de transición entre modelos mentales, donde justamente tales modelos implícitos, tales hábitos y creencias aceptadas e incontrastadas, comienzan a ser vistas y puestas en evidencia Es como si de repente los ciegos abrieran los ojos de su mente y cayeran en cuenta de lo que los deslumbraba, cegaba, encandilaba, sugestionaba.
A esta operación de extirpación de las cataratas mentales que nos impedían ver lo que teníamos ante los ojos, yo le llamo “Misión Milagro 2” Porque entonces comenzamos a comprender que no necesitamos preguntarle a nadie qué es la realidad, ni pedirle permiso para compartir nuestra propia creatividad.

Si simplemente comenzamos a compartir porque así lo deseamos, sin preocuparnos de que a alguien le parezca constitucional, legal o no, pues le quitamos ese piso de adoración que hemos puesto a lo supuestamente superior. Y les puedo asegurar que cuando tales incorpóreos y maravillosos ángeles se sientan sin el piso de nuestras creencias, se van a caer y el ruido va a ser estrepitoso.
Cuando un modelo mental comienza a llegar al final de sus posibilidades, es porque una nueva sensibilidad está naciendo. De hecho es esa sensibilidad recreando las formas e instituciones, la que va produciendo el desmoronamiento de las ya agotadas. Así de la apática monotonía comienzan a renacer otra vez, las multicolores canciones y danzas de la alegría vital.
Ser un revolucionario es entonces tener nuevos ojos y oídos sensibles a la vida, en lugar de proyectar esa sensibilidad sobre personalidades supuestamente superiores, y después intentar tocarlas o quitarles prendas, con la esperanza de que se nos pegue algo de su carisma. Lo cual no es muy diferente de lo que hacían los indígenas, al comerse el corazón o arrancarle la cabellera a un poderoso guerrero al que derrotaban.

Volviendo entonces al principio, no se trata de optar entre formas, instituciones o la anarquía. Porque no hay actividad de la conciencia humana que no implique organización o formas. Se trata más bien de una transición entre un modelo social agotado, unas instituciones inoperantes, desbordadas por los hechos, algo que muere y algo que está naciendo.
Se trata de la inercia de una conciencia alejada de su propia vitalidad, cuyos hábitos y creencias se sienten extrañadas, desorientadas ante la irrupción de tal vitalidad, a la que dieron espaldas, deslumbradas por las formas del momento. Y paradójicamente, pese a que lo añoran, lo temen y se sobresaltan al sentirlo, corriendo a refugiarse nuevamente en sus hábitos.
Una conciencia activa, vital, va dando formas a su accionar, respuestas creativas a las circunstancias o retos que su entorno le va presentando, su actitud es generosa y solidaria. Tiende a abrirse al mundo y a ganar creciente manejo sobre sus circunstancias. Su mirada está puesta en el futuro, en lo que nace.
Una conciencia pasiva, inerte, tiende a encerrarse, alienarse, cristalizarse en sus hábitos y creencias, a proyectar ensueños compensatorios a sus carencias sobre el mundo percibido. Por tanto, hipnotizada con las instituciones que inevitablemente han de morir, comienza a vivir en un mundo de espejismos y alucinaciones que ya no responden a situaciones de su entorno, que solo existen en su memoria e imaginación.

Reconocer estos acontecimientos mentales particulares de todo época de transición, es lo que permite deshipnotizarse de aquello que muere, sintonizándose con lo nuevo que comienza a manifestarse. O quedar atrapado en el desmoronamiento de las viejas formas, intentando sostener lo que ya no tiene cabida en el nuevo mundo.
En uno u otro caso, es la conciencia la que se aliena en un mundo que ya no existe o se abre al que está naciendo. Tal vez el mejor ejemplo para reconocer este fenómeno, sea imaginar a un náufrago, que pese a que su realidad se ha reducido a una isla, sigue viviendo mentalmente en el lugar de sus hábitos y recuerdos, tratando aún de ajustarse a ellos para mantener su cordura mental.
La diferencia es que en estos grandes cambios de etapa, de sensibilidad, ya no hay donde volver, porque el mundo todo avanza hacia un nuevo destino. Por eso es necesario despertar de las viejas creencias y abrir los ojos a la naciente civilización en gestación. Este es el escenario al que el revolucionario abre sus ojos, nace.


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Michel Balivo


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