En un breve sondeo hecho por Visor 360 Consultores, 72 horas después de anunciados los acuerdos Gobierno-Mud, lo primero que mostró la gente fue desconocimiento del contenido de los mismos y profundo desconcierto sobre el hecho en sí.
Marea Socialista hace ya más de año y medio, después del anuncio develado del “pacto del polvo cósmico y la arena de playa”, denunciaba la voluntad de sectores del PSUV y de la MUD de excluir a todas las organizaciones y sectores políticos que no les fuesen funcionales a la polarización rumbo a las elecciones del 6 de diciembre, y anticipaba el “pacto del borrón y cuenta nueva” (impunidad) que hoy está en pleno proceso de concreción.
El llamado diálogo, excluyente, que fortalece la polarización política con la bendición del Papa y el Vaticano, como herramienta fundamental para el destrabe de cualquier crisis, en Venezuela al nacer deforme, se convierte en el nicho de un nuevo pacto político, ya no de Punto Fijo, sino el “Pacto del Meliá” que a diferencia del de Punto Fijo que excluyo al PCV, el del “Meliá” excluyó a todos aquellos que vivimos de nuestro trabajo, con el fin de permitir que aquellos que viven gracias al arrebato del salario de todos los venezolanos, se lo repartan en Manhattan, garantizando el pago de la deuda externa en bonos soberanos y de Pdvsa mientras no hay divisas en el país para importar medicamentos e insumos médicos en general. Incluso, parte del Pacto es expandir, después de los primeros acuerdos, los actores, pero a sólo aquellos convocados y reconocidos por los polos, lo que sigue manteniendo claramente el sentido excluyente del pacto.
Ante esto, no tengo ninguna duda que tal como está concebido, este “diálogo” que ya es un pacto previamente cocinado sin haber negociaciones transparentes, está destinado al fracaso, no porque no terminen de constituir un nuevo régimen, ya existente, donde el PSUV y la MUD sean los pilares así como AD y COPEI en la época del bipartidismo, sino porque han decidido erigirlo sobre las bases del arrebato del valor del trabajo del pueblo venezolano (su pobreza), acabando con el poder adquisitivo y la productividad, definiendo un trabajo conjunto y en consenso contra “la guerra económica”, donde el enemigo ya no es “la burguesía parasitaria” sino el pueblo trabajador.
Ante todo lo anteriormente descrito queda una sola opción, “otro diálogo”, el diálogo de quienes han sido excluidos del pacto, y que viven de su trabajo, no me refiero a las viudas del rentismo petrolero, me refiero a un diálogo entre iguales, de aquellos que no se sienten representados en el Pacto del “Meliá” y que a pesar de las diferencias ideológicas pueden coincidir en:
1.- La necesidad de la restitución de los derechos políticos, democráticos y constitucionales
2.- La superación de la impunidad ante el desfalco a la nación
3.- La defensa del justo valor del trabajo y superación de la pobreza
4.- La búsqueda de mecanismos que permitan subsanar de manera urgente la crisis de alimentos y medicamentos sin comprometer la soberanía nacional.