La sola existencia de la revolución del Socialismo Bolivariano implica evidentemente, un referente de autonomía política y no solo un contrapeso a un Poder de la burguesia parasitaria y su socio imperial. La lucha revolucionaria se traduce en un esfuerzo para hacer que ese poder de la burguesía sea superflua.
El Estado comunal que sigue luchando por vencer al Estado burgués, debe devolver al organismo social todas las fuerzas que hasta entonces venía dilapidando el Estado parásito rentístico de la Cuarta República, que se roba lo que le pertenece a la sociedad y entorpece su libre desarrollo. Con este solo hecho la revolución Bolivariana sigue regenerando la Patria.
La revolución bolivariana y sus leyes revolucionarias han dotado a la República de una base de instituciones realmente democráticas, sin las cuales los efectos del poder económico burgués y su control sobre la producción de las principales fábricas de alimentos y medicinas, seria mucho más devastadoras.
Pero, ni el gobierno austero y ahorrador, ni la "verdadera República bien intencionada" que sueña el señor Hector Navarro constituyen la meta final de la revolución bolivariana, no son más que fenómenos existentes.
El Estado Comunal, no es un Estado soñado para la pequeña burguesía al estilo del "crítico" Hector Navarro, es esencialmente un gobierno del pueblo explotado y de la clase obrera, fruto de la lucha de las clases desposeídas de los medios de producción contra la clase apropiadora y explotadora reunida en Fedecamaras. Pero, este hecho parece ignorarlo nuestro "amigo". Se lucha por imponer a la burguesía rentística una forma política popular y proletaria que permita realizar la emancipación económica de la sociedad.
Sin esta última condición, la cual es la meta a lograr por la revolución, según el Plan de La Patria y el apoyo del Presidente Obrero Maduro, el Estado comunal dibujado en el Golpe de Timón es una imposibilidad. La dominación política de los desposeídos es incompatible con la perpetuación de su esclavitud social y el chantaje de Fedecamaras.
Por qué nuestro "sabio" Navarro no habla de estos temas económicos?, es un misterio que solo su "sabiduría" académica entiende.
Por tanto, el empeño actual por desarrollar las condiciones económicas del Estado Comunal, debe de servir de palanca para extirpar los cimientos económicos del poder sobre los que descansa la existencia del saboteo constante de la MUD y Fedecamaras y, por consiguiente, la dominación de clase burguesa.
Pero, el Estado Comunal, tal vez exclamen los sabihondos democratas, pretende abolir la propiedad, base de todo bienestar. A estos caballeros se les dice, que el nuevo Estado Comunal pretende abolir esa propiedad de clase burguesa que convierte el trabajo del pueblo en la riqueza de unos pocos ricachones de Fedecamaras. Es verdad señores "críticod" que la revolución debe aspirar a la expropiación de los expropiadores. El Presidente Obrero emulando al Líder Eterno Chávez convierte la propiedad individual en una realidad mediante la GMVV, transformando los medios de producción -la tierra y el capital - que hoy son fundamentalmente medios de esclavización y guerra económica contra el pueblo, en simples instrumentos de trabajo libre y asociado. Pero eso es el "fascismo" de que habla el señor Navarro, el "horrible" fascismo.
Ahora bien, cómo nuestra sociedad puede lograr una producción nacional con arreglo a un plan común, tomándola bajo su control y poniendo fin a la constante distorsión del rentismo y parasitismo de Fedecamaras y a las crisis periódicas, consecuencias inevitables de la producción capitalista?, sin que estos caballeros lloren y griten sin ver que estamos siendo bloqueados por la burguesía interna y por el Imperialismo?.
Como hacerle entender a este "Profesor" que el precio del petróleo es solo un arma que utiliza el Imperialismo, para pretender derrotar al socialismo bolivariano mediante el hambre, sin tomar en cuenta el espíritu de lucha y abnegación de los hombres y mujeres que no son profesores, pero que solo se guían por un instinto de clase en revolucionaria?.
La revolución de los oprimidos no sigue una receta, sino que ejecuta todo lo necesario para eliminar el poder económico de la burguesía que entorpece la fuerza creadora de los verdaderos productores: el pueblo trabajador.