Seguimos escribiendo desde la más absoluta indignación… En el pasado hemos estado de acuerdo o en desacuerdo con algunas actuaciones del gobierno. Muchas más veces en desacuerdo y, sin embargo, hemos optado por el silencio. En otros casos hemos coincidido en la denuncia contra la OEA y su secretario general, Luís Almagro. Al igual que en la campaña de la derecha internacional contra nuestro país. Y nunca hemos dejado de señalar el plan continental del imperialismo mundial contra nuestra América rebelde, de “venas abiertas”.
Este caso, el de la Convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente, es distinto. Para nosotros, para la UPP 89, trasciende el plano legal o constitucional, incluso el plano político y lo ubicamos en el plano de la ética. Es decir, en el plano superior de los principios y valores que existen desde siempre y para siempre. En lo personal, como político que asume la política con un sentido de responsabilidad, lo ubicamos en el plano de la dignidad y del respeto hacia uno mismo que requiere toda acción pública. Quedarse callado en estas circunstancias no es una opción.
Insistimos, ya lo dijimos en nuestro anterior artículo de opinión, “La irresponsable y demagógica decisión del Presidente Maduro”, la única motivación del Presidente Maduro y de un pequeño grupo de dirigentes del PSUV, es aferrarse al poder y seguir usufructuando de él. Este grupo es la misma gente de siempre, que van de un cargo a otro, en el gobierno o en el PSUV, o en ambos y al mismo tiempo. Muchos de ellos, casi todos, son integrantes de la Comisión Presidencial para la Constituyente, que encabeza Elías Jaua. El único “agregado” es el de Herman Escarrá, una adición más que, como ayer Didalco Bolívar, William Ojeda o Ricardo Sánchez, nos deja atónitos con su desfachatez de pulcra dicción e impecable pañuelo. Y esto último no lo decimos con ironía, que no son tiempos para eso, sino es el símbolo de algo mucho más grave que también es del dominio de la ética. De una política que se ha apartado de su dimensión moral y que actúa con total descaro.
¿Y uno se pregunta qué derecho tiene ese “pequeño grupo” de dirigentes de apropiarse, y destruir, un proceso político que tanto esfuerzo ha costado y tanto entusiasmo ha despertado en el mundo? ¿Qué derecho tienen de destruir quizás el principal legado del Presidente Chávez, como lo es la CRBV, expresión del proyecto político revolucionario? Insistimos, la ética, los principios y valores, la dignidad y el respeto hacía uno mismo van de por medio. Quedarse callados simplemente no es una opción.
El uso de la CRBV es algo así como el último recurso, de ese grupo de personas que ya ven que no tienen muchas alternativas. Tienen, en sus manos, el último juego de naipes que les queda. Y no son capaces de imaginar una opción inteligente. Son políticos de “corto plazo” o de “escasa mirada”. Ya han dado múltiples demonstraciones de ello. Daremos tres ejemplos:
Al cambiar el sistema de representación proporcional basado en el método d’Hondt. Se buscaba bajo ese método anterior, en palabras sencillas, que si un partido obtenía 50% de los votos, también tuviera de igual manera, aproximadamente, en el caso de la AN, 50% de los escaños. El 6D de 2015, con el cambio impulsado por el PSUV, la oposición con el 56% de los votos obtuvo el 67% de los escaños.
Al imponer que los diputados al Parlamento Latinoamericano no se eligieran por el voto universal, directo y secreto, sino por decisión de los diputados electos para la AN. Como ganó la oposición, eso los terminó perjudicando.
Al violar la CRBV y desconocer los requisitos constitucionales que deben cumplir los magistrados del TSJ; es decir, tener un mínimo de 15 años en la docencia, en el ejercicio del derecho o en el cargo de juez, en la especialidad correspondiente a la Sala para la cual se postulan. Las consecuencias de este desafuero se verán a futuro.
En estos 3 casos, y en otros que pudiéramos citar, se actuó con arbitrariedad, al margen de la legalidad. Se perdió la legitimidad ética, pero nuestra “brillante y preclara” dirigencia política, la del PSUV, creía que “se la estaba comiendo”. Dejando asentado un precedente negativo.
Hoy se quiere modificar, ampliar o perfeccionar, la CRBV violando las normas constitucionales y, mucho más grave aún, las normas éticas. Una vez más, nuestra dirigencia “brillante y preclara” piensa que “se la está comiendo”. ¿Por cuánto tiempo? El daño que se le hará al proceso revolucionario, a la propia CRBV y, en última instancia, al pueblo es inconmensurable. Bien viene de afirmar la ex – magistrada Hildegard Rondón de Sansó: “Constituyente promovida por Maduro es una “puñalada” a la constitución de 1999”.
¡Qué tragedia para un país cuando éste tiene una dirigencia de “corto plazo”!