"Si la madrugada del triunfo de la Revolución fue para mí el más bello sueño de mi vida, la madrugada de la pérdida de las elecciones fue la peor pesadilla que he tenido" Con este título, y con este párrafo, comienza el último capítulo del libro, "La Revolución Perdida", del insigne poeta y ex Ministro de Cultura, en el gobierno revolucionario de Nicaragua, el sacerdote, Ernesto Cardenal. Venezuela ha vivido, en los últimos años, importantes hechos, acontecimientos, eventos y circunstancias, sorpresivas e imprevistas. La fuga de Carmona y Ortega, y el asesinato de Anderson, son ejemplos de ello ¿Quién hubiera imaginado tanta pobreza en Venezuela después de 40 años de gobiernos "democráticos"? ¿Alguien predijo que el MAS, AD y COPEI, prácticamente desaparecerían como partidos políticos y se convertirían, desaliñados y divididos, en comparsa de quienes los han utilizado para su propio beneficio?
Ni el mismísimo Chávez pensó que él barrería en las elecciones de 1998 y que mantendría, durante tanto tiempo, tan elevada popularidad ¿Algún vidente predijo, que Chávez sería derrocado y en pocas horas religitimado por voluntad cívico-militar? La "Gente del Petróleo" nunca se imaginó lo que ocurriría con PDVSA y con ellos mismos, después del saboteo petrolero. Hasta Quiróz Corradi, que tanto alarde hace de la técnica de escenarios, no ha podido prever, y mucho menos: pronosticar, proyectar o predecir, lo que ocurriría, como posibilidad cierta de futuro, en el ámbito político, social, económico, militar y nisiquiera, petrolero. Por eso me pregunto: ¿Chávez y el Comando Miranda estarán manejando la posibilidad que perdamos las elecciones? ¿Cuál sería el Plan de Contingencia frente a esta sorpresa? No se trata de ser pesimistas o de contribuir con las estrategias propagandísticas del adversario que busca debilitar conciencias y neutralizar emociones ¡No! Hasta el Presidente Chávez, ha comenzado a alertarnos: ¡cuidado con quedarnos dormidos en los laureles!, "el juego se gana en el noveno inning, después del out número 27, nunca antes". Supongo que Chávez, y los verdaderos estrategas del gobierno, se estén paseado por este "supuesto negado".
Haber jugado bien, durante estos ocho años, e incluso, hacerlo magistralmente, durante la campaña electoral, no nos garantizará el triunfo. Es condición necesaria, más no suficiente. En el pasado mundial de fútbol, ganaba el equipo que metía más goles y ¡no siempre el que jugaba mejor! Por eso, estamos obligados a poner en tensión creativa nuestra imaginación, nuestra capacidad de liderazgo y de constructores socio-políticos, para evitar, que gane el lobo feroz disfrazado de ovejita. Asumiendo la crítica y la autocrítica, a la que nos ha convocado el Presidente, alertamos y llamamos a redoblar el trabajo militante, a quienes se creen más chavistas que Chávez y/o asumen una posición triunfalista; sobre todo, a quienes tienen la elevada responsabilidad de dirigir organismos públicos, organizaciones socio-productivas o militan en los partidos del cambio y a los que les toca dirigir, motivar y garantizar un triunfo electoral a favor de Chávez. Poco valdrán después las lágrimas o que nos demos golpes de pecho y reconozcamos nuestros errores, como se hizo en Nicaragua al perderse las elecciones.
Sabemos que, como lo hizo Daniel Ortega en su momento, el Presidente Chávez, con dignidad y dolor, reconocería su revés. Él ha dado suficiente demostración de saber reconocer con pundonor sus derrotas. Recordemos aquel ¡por ahora! y el llamado a continuar la batalla por los objetivos propuestos. Por eso, conscientes de que fuerzas internacionales, lideradas por los EEUU y el Sionismo Mundial, tratarán de evitar el triunfo de Chávez. Conscientes de que hemos sabido sumar votos, pero, pocas conciencias revolucionarias. Conscientes de que aún hay fallas que corregir en nuestra gestión de gobierno. Debemos luchar sin descanso, para hacer realidad, nuestro lema: ¡No volverán!
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