Trata de poner algunos puntos sobre las íes el Comandante Izarra en su artículo EL PARTIDO REVOLUCIONARIO, sin embargo se queda corto. Talvez su análisis presenta un problema de tiempos verbales pues esa visión clientelar de la política tan presente en la América Latina de hoy, como que todavía se resiste a abandonar el escenario venezolano. No se trata simplemente de expresar que, "corresponde a una etapa ya superada". La realidad se le escapa de sus propias manos al Comandante Izarra, al expresar que, " la mayoría de los partidos y movimientos políticos vigentes en la escena política actual son clientelares. Aunque sostengan su apego a un nuevo orden social basado en la Constitución Bolivariana, apoyen al Proceso, se identifiquen con el chavismo, a pesar de todo lo que manifiesten sus cúpulas dirigentes, su práctica no es revolucionaria. No han podido deslastrarse de la cultura que hemos heredado de la IV República.". Más aún, si revisamos la gestión de gobernadores y alcaldes pareciera que muchos tienen su libreto muy particular y desentonan en diversos aspectos del las tendencias y orientaciones del gobierno central.
No estoy descubriendo "el agua tibia", si expreso que uno de los principales lastres, que padece el proceso de cambio que se desarrolla en Venezuela es la ausencia de una fuerza política de vanguardia que integre todas las expresiones sociales y manifestaciones orgánicas que se han incorporado, desde diversas posiciones patrióticas, concepciones ideológicas y visiones de futuro, a los esfuerzos de construcción de una nueva sociedad. Las manifestaciones recientes de algún alcalde y gobernador estatal en cuanto a la implementación de posibles medidas privatizadoras de servicios públicos en el área de la salud y energía, son expresiones de que la visión sobre la construcción del futuro o el enfrentamiento a problemas coyunturales corresponde a un libreto heterogéneo, que no está en consonancia, en aspectos fundamentales con las orientaciones presidenciales o presenta problemas de interpretación. Esa pérdida de ritmo en la implementación de iniciativas de transformación agraria cuya atención y ejecución fue depositada en los gobiernos estatales y en los mandos regionales de las FAN, según decisión presidencial, las quejas constantes sobre la efectividad y consistencia en el funcionamiento de las misiones sociales y manifestaciones graves de corrupción en el manejo de algunos proyectos "estelares" de inversión gubernamental , son indicadores de que los mecanismos de control político de primer orden, no están funcionando. Los partidos que se consideran el soporte del proceso, no ejercen la función de contralores políticos de la acción del gobierno y de "oteadores" del horizonte para diseñar la ruta del futuro, como que andan más ocupados en la organización de las jornadas electorales, para conservar áreas de influencia, que en el generar iniciativas que sirvan para abrir vías de comunicación con las organizaciones de base, en todas sus manifestaciones, que sirvan a la vez para enriquecer la acción del gobierno bolivariano.
A propósito del análisis del Comandante Izarra, me pregunto, de dónde saldrá esa nueva fuerza política de vanguardia que le de contenidos sustantivos a la marcha del proceso, si los que tienen la posibilidad de hacerlo no tienen conciencia del rol que deben asumir. Quién tendrá en Venezuela la suficiente capacidad de convocatoria para llamar a las fuerzas del país interesadas en asumir responsabilidades políticas conductoras del proceso de cambio. Quién será capaz de crear una plataforma mínima que unifique a los sectores políticos y movimientos sociales, en fin a todos los factores revolucionarios, sin exclusiones sectarias, para el diseño efectivo de las metas estratégicas del proceso de cambio. Entre las organizaciones políticas con representación parlamentaria y presencia en las instancias superiores de gobierno, y las organizaciones y manifestaciones sociales, de lo que se podrían identificar como "izquierda revolucionaria" se expresan diferencias importantes de carácter ideológico, sobre el alcance y metas del proceso de transformación que vive el país. El concepto de "construcción del socialismo del siglo XXI" hay que hacerlo aterrizar y darle contenido real. El país no puede seguir transitando por la ruta de la ambigüedad en cuanto a los contenidos esenciales que perfilan la acción del gobierno bolivariano.
Los espacios que se presentaron con posterioridad a las jornadas de abril del 2002, al paro patronal de diciembre del 2002 y enero del 2003 y al triunfo en el referéndum del 2004, fueron aprovechados de manera eficiente. Las derrotas que sufrieron los sectores políticos internos confabulados con el gobierno de los Estados Unidos en sus pretensiones de derrocar el gobierno bolivariano, no fueron explotados en forma eficiente y oportuna con la finalidad de profundizar el alcance de las transformaciones emprendidas.
“A WILLIAM IZARRA CON HUMILDAD REVOLUCIONARIA”
RAFAEL FEBLES
Para comenzar, le pido disculpas al compatriota William, por titular el presente artículo con su nombre, lo hago plenamente convencido de la importancia que es para la revolución bolivariana la ideología creadora de conciencia revolucionaria, cada día las cosas le dan la razón a los miles de compatriotas que siguen el proceso de manera activa o pasiva, incluyéndome por supuesto, acerca de la necesidad de la creación de un partido de vanguardia revolucionaria, el artículo suyo “EL PARTIDO REVOLUCIONARIO”, llena en mi concepto un vacío tremendo y una necesidad perentoria, recoge de manera certera lo cualitativo y cuantitativo en la formación de cuadros para adelantar la lucha definitiva de consolidación del proceso revolucionario, efectivamente estamos transitando momentos electorales de importancia vital que representan la mayor movilización humana jamás vista en nuestro país, desde este punto de vista los éxitos alcanzados y por alcanzar han lustrado la existencia misma del proceso y el devenir en los próximos seis años de mandato del presidente Chávez, el fortalecimiento electoral primado por la gestión de las misiones ha sido el aldabonazo de respaldo del pueblo y una política económica de claro signo inclusionísta que ha mejorado la calidad de vida de los más pobres y desasistidos.
En el escrito referido al partido revolucionario como entidad que recoja la nueva forma de relación entre el Estado y los ciudadanos, se refiere a algo de suma importancia y vital para el futuro no electoral, sino el futuro de todos los días, de la gestión y la lucha política, estoy hablando de la humildad no solo en los dirigentes políticos sino en los que tienen cargos burocráticos desde ministros hacia abajo, patético ejemplo de lo ocurrido en Nicaragua y que no debe repetirse, la enseñanza es signo revolucionario de primer orden, al respecto puedo decirle sin temor a equivocarnos que el caldo de cultivo de los sectores de oposición está dirigido en estos momentos a horadar la base del chavismo comenzando por la administración pública, básicamente por estar este medio contaminado desde posiciones de dirección de opositores con boína roja bajo la mirada indiferente de ministros, gobernadores y alcaldes, presidentes de empresas públicas e Institutos autónomos, esto lo conoce todo el mundo, le pregunto y nos preguntamos cuantos de estos directivos siguen la línea acerca de la creación del socialismo del siglo XXI, porque no hay una exigencia militante en esta dirección o es que acaso esto no es necesario.
Me estarán preguntando por que dirijo los comentarios y reflexiones de este artículo al comandante William Izarra , sencillamente porque a mi entender es el único que ha asumido tarea tan importante y decisiva, he asistido con mesura a varios de sus actos y la teoría extraordinaria que vierte en sus disertaciones es una suerte de paraje solitario en el sentido que debe ser masificado con muchos William Izarra y mi pregunta obligada que debe estar relacionada con la preocupación por el partido revolucionario, surge desde el momento y es lo que me preocupa, que esa teoría sea respaldada por la organización revolucionaria, ambas cosas hacen una sola que se llama la vanguardia revolucionaria, como eje direccional de la política revolucionaria.
En el seno del pueblo se observa con la excepción del presidente y uno que otro ministro o directivo de los citados, un divorcio o no acompañamiento humano que señale sin titubeos que somos la misma gente, esa barrea odiosa que existe en la administración pública impide el desarrollo de consensos en cuanto al entorno que rodea la actividad propia de cada Institución, no solo se trata de la contraloría social sino del servicio público que se debe prestar, no hay amalgamiento entre autoridades y trabajadores y creemos firmemente que este proceso revolucionario lo requiere como cumplimiento del mandato constitucional de la participación y el coprotagonismo.
A la usanza de la cuarta, vemos con desparpajo que los archivos de mensajería de los funcionarios siempre están repletos, las citas son atendidas por subalternos y la odiosa y no se porque reuniones hasta horas de la noche, que poco es el tiempo, pareciera para enfrentar y resolver la gestión ordinaria, hay ministros que llegan después del mediodía y con razón obligan a los funcionarios a cumplir horarios nocturnos, esto pasa con directores y viceministros, a la espera de la larga espera para ser atendidos en su agenda diaria o semanal, es esto ser revolucionario, es esto actuar con humanidad, es esto eficiencia y eficacia, lo dejamos a la libre interpretación.
En definitiva, la humildad como decía el ché, es signo del ser revolucionario, de la esencia de compartir un proyecto de vida nuevo y en condiciones de igualdad y equidad, lo contrario, es la normalidad burocrática y el acomodaticio ejercicio de la gestión pública o la actividad política diaria, eso no es revolución, es por ello, que se debe profundizar la conciencia y ética revolucionarias al interior de cada compatriota se encuentre donde se encuentre, lo demás, es la escogencia de los funcionarios donde muchos chascos se ha llevado el presidente y es por eso, por la falta de exigencia revolucionaria además del conocimiento.