No importa que el madurismo haya asesinado el valor del bolívar como signo monetario y haya convertido a la moneda que lleva el nombre del Libertador en bazofia económica, generando con ello una hiperinflación que me ha empobrecido hasta niveles tan críticos que mi salario como docente del ministerio de educación, apenas me permitan comprar comida para dos o tres días y, ni siquiera pueda pagar el transporte público para ir a mi escuela o regresar a mi casa. Para anular esa exagerada situación, desde este momento "decreto que no soy pobre".
No importa que vea comiendo en la basura a unos niños y ancianos en cualquier esquina de la ciudad. Ya sabemos que esas son personas pagadas por la derecha apátrida para generar confusión y resquebrajamiento ideológico sobre el pueblo. De hecho, como bien lo dijo un ministro de economía, "la inflación no existe", eso es un invento capitalista del imperio para dominar al mundo. O en todo caso, afirmamos lo que dice Jesús Faría, quien ha sido ministro, diputado, "constituyente" y toda función creada por el gobierno, en el sentido, que él "nunca" ha visto a nadie comer desechos sólidos, o lo que es lo mismo, desmintiendo a quienes se atreven a decir tal falsedad. Es más, aquí nosotros tenemos el salario más alto de América Latina, razón por la cual, Maduro "aumenta" nuestros "ingresos" casi todos los meses. Otra razón, por la que decreto que no soy pobre.
No importa si algún gobernador entrante me acusa de ser dueño de un galpón repleto de alimentos, y mis oficinas de "administración política" están al lado de tal espacio y depósito. Eso es una simple casualidad que los medios golpistas quieren convertirla en "causalidad". Aquí bastará que ustedes vean el tamaño redondo de mi estómago, y lo comparen con la delgadez que presenta la mayoría de la gente, para que todos conozcan la importancia del decreto que dice que no soy pobre.
No importa que el madurismo me condene a la más completa humillación, al venderme una caja de "alimentos" que solamente mitigan el hambre por otros dos o tres días, en la cual no existe la posibilidad de ingerir las suficientes calorías, porque no hay consumo de carnes rojas o blancas, y peor aún, que la dirigencia oficialista que controla tal distribución de productos, utilice el hambre de millones de familias como instrumento de chantaje social, al decir que si no voto por ellos en cualquier evento electoral, no tendré derecho a recibir tal "beneficio". Es decir, el gobierno después que destruye mi salario, derivado de mi trabajo como hecho de progreso y bienestar, asesina mi condición social en el quehacer del desarrollo integral del país, para convertirme en un limosnero de sus "acciones" políticas, por las cuales debo estar agradecido; verbigracia, el madurismo me empobrece y, yo debo estar feliz por ello. En consecuencia, decreto que no soy pobre.
No importa que la malaria, la difteria, el paludismo, el sarampión y otras enfermedades, que prácticamente habían desaparecido del espectro sanitario de Venezuela, hayan regresado hasta niveles y cifras de contaminación de inicio del siglo XX. ¡Total! Eso es culpa de la guerra bacteriológica imperialista. No es culpa de Cuba, ni de China, ni de Rusia. Ellos no producen las medicinas que "necesitamos", sino que para nuestras enfermedades, éstas sólo pueden ser producidas por los colombianos, siendo Santos el principal culpable, y después diremos que será culpa de los argentinos y los brasileños, o sea, de Macri y Temer. Si nos preguntan, por qué no hemos aceptado las medicinas e insumos que nos quieren donar otros países por la crisis humanitaria, tenemos que ser claros: esa gente lo que quiere es "donarnos" medicinas para continuar con una campaña mediática internacional. Ante ello, estos hechos de "resistencia" nos hacen ricos en dignidad y soberanía ante los enemigos externos e internos del pueblo, por eso decreto que no soy pobre.
No importa que las parturientas den a luz sobre sillas o en el piso. Sabemos que eso es parte de otra campaña mediática por mostrar una "realidad virtual". Por ello, está muy bien que el gobierno haya sacado de las llamadas "cableras" a esos canales golpistas como CNN en Español, o las televisoras colombianas que se encargaban diariamente de mostrar al mundo la manipulación de la "dignidad humana", al punto que se atrevían a desmentir al ministro Arreaza, quien dijo ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) que nuestro gobierno madurista atiende al 100% del pueblo con salud pública y eficacia en el suministro de medicamentos para todas las enfermedades. Por eso decreto que no soy pobre.
No importa si ven que las unidades de transporte público, o el viejo cacharrito de algún profesor, como un tal Vivas Santana, están paralizados por falta de cauchos, baterías, o por lo costoso de sus repuestos. Ustedes saben que esos hechos son por culpa de la "guerra económica". Que nadie sea engañado. Las sanciones impuestas por Trump impiden que esos productos lleguen al pueblo. Pero si me ven manejando, o con mis choferes y escoltas, que me desplazo en unidades último modelo del imperio japonés o también norteamericano, especialmente si son camionetas de máxima tecnología, creo que no habrá motivos para que sepan porque decreto que no soy pobre.
No importa que ustedes sientan que se están empobreciendo. El presidente Maduro acaba de "decretar" el refinanciamiento de la deuda externa, razón por la cual, si usted tiene deuda con alguien, también podrá "decretarla", y así pagará cuando a usted le dé la gana, aunque ello implique como en el caso de Venezuela, tener que ver el cómo le embargan 90 toneladas de oro a la nación. Si no tiene nada que puedan embargarle, mucho mejor. Tal vez, así termine dando en garantía el valor de su voto para las próximas elecciones presidenciales, es decir, probablemente en ese momento, usted pueda decirle al gobierno, que el decreto de no ser pobre a través de su voto, tiene más valor que el "decretar" que no somos pobres. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.