No debía de ser de otra manera. No podía desperdiciarse tanto talento. Maduro sabes que son muy pocos los talentos burocráticos que tiene el país, pero el primero de ellos; el más sobresaliente de los sobresalientes, es precisamente nuestro eminente maestro Aristóbulo Isturiz Almeida.
No sólo es uno de los muy pocos sobresalientes en estos casi 20 años.
Lleva en su mochila administrativa y como prueba de esa condición de sobresaliente, su "revolucionaria" gestión al frente de la gobernación del estado Anzoátegui. En esa mochila lleva un ensarte de "triunfos y cosechas". Todas muy destacadas, pero dos que son fundamentales y que le abrieron las puertas para perpetuarse burocráticamente en el poder.
Uno de esos hechos claves, es haber prometido y cumplido su promesa de hacer de Anzoátegui un estado potencia. La mejor muestra de de hecho histórico para los que vivimos en estas tierras en su gestión en el sector agrícola. Es tanto lo que hizo en CORDAGRO, que se lo dejó de herencia al Ministerio de Agricultura. No sé porque no le han dado la responsabilidad de ser ministro de agricultura. Anzoátegui es un un verdadero "estado potencia". A este estado le falta muy poco, sí que le falta algo. Aristóbulo ha sido tan humilde que sus éxitos en Anzoátegui los tiene en una caleta para que nadie se copie de él y vayan a quitarle esa condición de ser excepcional.
El otro hecho mucho más trascendente e histórico que el primero, es haber hecho realidad esa angustia de Chávez de "comuna o nada". Aristobulo prometió un estado comunal en Anzoátegui. Por haber cumplido honrosamente con esa promesa y legado de Chávez, Maduro lo sube a la vice presidencia y luego al ministerio de las comunas, más tarde la revolución requiere de su concurso en la ANC y se va para allá. Posteriormente en Anzoátegui lo aclaman para que sea candidato a la gobernación. Pierde por mala leche, pero su trayectoria es reivindicada al colocarlo como nuestro protector y ahora, Maduro lo coloca donde debe. Aristóbulo es nuevamente ministro.
Aristóbulo es uno de las pocas figuras excepcionales que tiene este país. Es el principal patrimonio viviente que tenemos.
Recomiendo entonces, que Maduro se deje de vaina y lo declare como patrimonio viviente de la revolución.