El célebre político, líder obrero y pensador marxista-socialista, Vladímir Ilich Uliánov, conocido por Lenin (1870-1924), dedicó buena parte de su vida al estudio de las raíces filosóficas del pensamiento de avanzada, en las postrimerías de comienzo del siglo XX, de Karl Marx y Federico Engels, en su visión del mundo capitalista del siglo XIX (en ese tránsito entre la cultura mercantilista-feudalista a la era industrial consumista).
En sus ratos de estudio acumuló mucha información acerca del pensamiento filosófico y político de la época. En la biblioteca pública de Berna, en Suiza, estudió obras de Aristóteles, Feuerbach y Hegel, demostrando que en estos autores la comprensión de la dialéctica era vital para estimular la transformación de la realidad. Uno de los primeros textos que abordó Lenin, entre septiembre y noviembre de 1914, fueron de Feuerbach, sobre todo el titulado "Exposición, análisis y crítica de la filosofía de Leibniz", donde se destacaba la postura crítica del autor hacia el materialismo histórico y los elementos constitutivos de la dialéctica, presentes en el pensamiento de Leibniz, pero que bien podía ser extrapolado para otras corrientes filosóficas del pensamiento occidental.
Para aquel mismo año, Lenin, en un esfuerzo por simplificar el pensamiento de Hegel para colocarlo como apoyo al pensamiento materialista de Marx y Engels, resumió la "Ciencia de la Lógica"; en el 1915, haría lo propio con "Lecciones de Historia de la filosofía", del propio Hegel, cuya lectura permitió a Lenin desarrollar una serie de reflexiones sobre la cuestión de la dialéctica; entre algunas de sus principales definiciones se destaca la idea de la dialéctica como una lógica cuyas formas son inseparables de los contenidos, y la concepción clara de que la lógica no es la ciencia de las formas exteriores del pensamiento, sino de las leyes del desarrollo de todas las cosas materiales, naturales y espirituales. Un desarrollo que es entendido de manera holística, abarcando el contenido concreto del mundo y de su cognición.
Desde la lectura de Hegel, Lenin internaliza el concepto de dialéctica y lo vincula con el materialismo histórico, fundamentando su razón de ser como herramienta de interpretación de la realidad. "…En concreto, percibe la dialéctica como la teoría que muestra cómo los contrarios pueden y suelen ser (cómo devienen) idénticos; en qué condiciones son idénticos, al transformarse unos en otros, por qué el espíritu humano no debe entender estos contrarios como muertos, rígidos, sino como vivos, condicionales, móviles, que se trasforman unos en otros".
Lenin internaliza en Hegel su postura multilateral y universal flexibilidad de los conceptos, una flexibilidad que llega hasta la identidad de los contrarios; tal es la esencia del asunto; esta flexibilidad, aplicada subjetivamente= eclecticismo y sofistería. "…La flexibilidad, aplicada objetivamente, es decir, si refleja la multilateralidad del proceso material y su unidad, es la dialéctica, es el reflejo correcto del eterno desarrollo del mundo".
Lenin afirma, refiriéndose al alcance de la obra de Hegel, "Si no me equivoco, hay mucho misticismo y vacía pedantería en estas conclusiones de Hegel, pero la idea básica es genial: la idea de la conexión universal, multilateral, vital, de todo con todo, y el reflejo de esa conexión en los conceptos humanos, que también deben ser tallados, trabajados, flexibles, móviles, relativos, mutuamente vinculados, unidos en opuestos a fin de abarcar el mundo. La continuación de la obra de Hegel y de Marx debe consistir en la elaboración dialéctica de la historia del pensamiento humano, de la ciencia y la técnica".
El pensamiento de Hegel, desde las lecturas de Lenin, concluye en que es un pensar cuyas posturas son contradictorias a los argumentos teóricos de los marxistas de las últimas décadas del siglo XIX; en la obra "El capital", de Marx, éste tan solo expresa, hacia la dialéctica lógica de Hegel, un comentario marginal en el cual califica de "pequeña Lógica", es decir, la Lógica de la Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas, Lenin señala que Marx no nos legó una Lógica con mayúsculas pero sí la lógica del capital, donde aplicó la lógica dialéctica y la teoría del conocimiento.
Ahora bien, ese acercamiento que hizo Lenin a la obra de Hegel, le permitió valorar la doctrina del "ser", la "esencia" y la lógica "subjetiva". La doctrina del "ser", hace referencia a que "no hay nada, ni en cielo, ni en la naturaleza", ni en el espíritu ni en parte alguna que no implique lo enlazado con la unidad; es el saber puro en la totalidad en su desarrollo. El comienzo encierra en sí tanto la nada como el ser y en la unidad de ambos.
En cuanto a la "esencia", Lenin alcanza a encontrar en Hegel una postura determinante: "La apariencia es la esencia misma de la determinación del ser"; la apariencia es, por tanto, la esencia misma, "es la apariencia de sí en sí misma". Y la lógica "subjetiva", Hegel impone la "idea", a la concibe desde lo objetivo, que al relacionarse con la cultura y la tradición, se da un movimiento interpretativo que surge del juicio, desenvolviéndose en el silogismo y transformándose en lo subjetivo del concepto en su objetividad. Esta realidad presenta la naturaleza en la totalidad inmediata, se despliega en la idea lógica y en el espíritu.
Si algo legó Hegel, según expone Lenin, es calificar el conocimiento como el reflejo de la naturaleza proyectado desde el hombre; es un reflejo simple, inmediato, completo, donde los procesos están circunscritos a las abstracciones, la formulación y el desarrollo de conceptos, leyes, entre otras; la naturaleza, el conocimiento humano y el cerebro humano, completan la totalidad de las categorías que hacen posible fundamentar el materialismo dialéctico. Dice Hegel: "Es erróneo considerar la subjetividad y la objetividad como antítesis fijas y abstractas. Ambas son totalmente dialécticas…"
Habida cuenta el conocimiento de la verdad, en esa realidad materialista, es un conocimiento libre de todo agregado de la reflexión subjetiva. Hegel, recalca Lenin, llega a la idea como coincidencia del concepto y del objeto como verdad, a través de la actividad práctica del hombre, dirigida a un fin; ese fin, es comprender el capitalismo como una vía que deforma las relaciones humanas y hace menos subjetiva la dinámica y contrastes, entre la naturaleza y los hombres. El pensamiento de Hegel justifica, a juicio de Lenin, el materialismo dialéctico marxista y todas las visiones y percepciones de la civilización moderna, en su desenvolvimiento histórico a través de los modos de producción.