El Madurismo es la corriente política surgida en Venezuela a partir del fallecimiento del entonces presidente Hugo Chávez, que valiéndose de un control absoluto del Estado, promulga el hambre como forma de control social. Atribuye la totalidad de sus males a una fuerza externa, y no a la prefiguración de sus ideas dogmáticas y su accionar constructor de miseria. La base principal de su retórica política es la polarización clasista y la victimización política, como elemento de manipulación de masas, obviando sus propias responsabilidades de gestión. Veamos algunas cifras de ésta denostada tragedia:
CRECIMIENTO ECONÓMICO: Entre el 2014 y 2017 la economía venezolana acumuló una contracción de -33,4% según BCV, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó que la economía venezolana se contrajo -12% en 2017. La nueva gerencia de PDVSA para el 2017, ya había reportado una caída de la producción de más de 800mil barriles de petróleo diario, producto del endeudamiento de pdvsa y la desinversión de los últimos años. La desinversión también se ve reflejada en las empresas estatales que prestan la mayoría de los servicios públicos plenamente colapsados.
INFLACIÓN Y/O HIPERINFLACIÓN: Para Noviembre de 2017, superó la barrera de 50% de inflación mensual, llegando a 57,70%, con una inflación anualizada de casi 2000% para el cierre del año, según datos del BCV. El FMI en informe del 25/01/2018, proyectó para Venezuela una inflación de 13000% y un decrecimiento de -15% para el año 2018. La respuesta a la inflación es la emisión de dinero inorgánico a través de bonos y asignaciones directas, lejos de coadyuvar la crisis, la empeora pero sirve como elemento propagandístico en tiempos electorales. Todo se trasluce en un elevado deterioro del poder adquisitivo del venezolano.
DESABASTECIMIENTO DE ALIMENTOS: Según Datanalisis el desabastecimiento de alimentos había llegado a un 80% en el mes de septiembre de 2017.Asimismo Fedeagro, pronostica una agudización de la escasez para el 2018, de hecho afirma que en Venezuela sólo se produce el 30 % de lo que se consume en el país. Más del 40% de la capacidad productiva industrial está paralizada, por insuficiencia de materia prima, repuestos etc....
DESABASTECIMIENTO DE MEDICINA: Según la Encuesta Nacional de Hospitales de 2017, publicada en marzo por la ONG Médicos por la Salud en conjunto con el Observatorio Venezolano de Salud, al 76% de los hospitales públicos les faltan medicinas. Al 81% de ellos también les falta material quirúrgico, catéteres o sondas. El 86% tiene sus equipos de rayos X dañados. En el 94% los tomógrafos están averiados y en el 44% de esos hospitales los quirófanos están cerrados. La Federación Venezolana de Farmacias afirma que, desde 2015 la escasez de medicinas es de 80 %.
Hace algún tiempo la entonces Ministra Antonieta Caporales, fue retirada de sus funciones al publicar un boletín epidemiológico del ministerio de salud, en el cual señaló que entre 2015 y 2016 se registró en el país un aumento de 30,12% en la mortalidad infantil y de 65% en la materna, confirmando la grave situación de salud en el país. Según dicho boletín ministerial, el primero publicado desde mediados de 2015, hubo 11.466 muertes de niños de 0 a 1 un año de edad en el 2016, así como 756 fallecimientos maternos. Indicó además un incremento de 76,4% en los casos de malaria (240.613), enfermedad que estuvo erradicada en el país y que, según asociaciones médicas, tuvo un rebrote en los últimos tres años debido a la falta de respuesta a tiempo para atender la contingencia. Asimismo más de 324, casos de difteria para el año 2016, enfermedad también erradicada años anteriores. La incapacidad para el control epidemiológico es el reflejo de una creciente agudización del problema de salud del país.
DESNUTRICIÓN: Los niveles desnutrición se incrementaron según la FAO, el índice de desnutrición pasó del 10,5 al 13 % en el 2016, lo cual se ha agudizado en el 2017, de hecho Caritas de Venezuela en Octubre del 2017 advertía sobre el riesgo de desnutrición severa en más 280000 infantes a lo largo y ancho del país.
SEGURIDAD: El Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) reportó 26.616 homicidios violentos en el 2017. Es decir 89 homicidios por cada 100mil habitantes. Y 1 de cada 5 homicidios lo ejecutó funcionarios de organismos de seguridad, es decir que hay un uso desproporcionado de la fuerza pública. Por sólo citar un ejemplo comparativo: España tuvo una tasa de homicidio violento de 0,55 por cada 100mil habitante en el 2015.
MIGRACIÓN: La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), asegura que se ha presentado un aumento del 8.828% en el número de solicitudes de asilo por parte de venezolanos. Mientras en el 2012, según la misma ACNUR, 505 venezolanos habían aplicado a ésta figura, en el 2016 este número llegó a los 34.200 y en julio de 2017 llegaba a 50.000 las solicitudes de asilo.
Migración Colombia da cuenta de que al menos 470.000 venezolanos viven en este país, solo 202.000 "de forma regular" y de los que 67.000 tienen un Permiso Especial de Permanencia (PEP). Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), para el 2015 habían salido de Venezuela 606.281 personas, mientras que el Banco Mundial sitúa esta cifra en 655.400. La ONG Amnistía Internacional afirma que entre agosto y diciembre de 2017, hubo un aumento de 20% de la migración en Venezuela. La migración sigue en continuo ascenso, al no haber pronóstico de cambio o mejora de la situación existente.
En todos los sentidos e indicadores económicos lejos de progresar, hay una pronunciada regresión. Venezuela luego de ser un receptor histórico de migrantes, ahora es un emisor significativo en la región. Es evidente la magnitud de la crisis, muy ligada a la incompetencia gubernamental y su incapacidad de gestión. No hay precedente histórico en nuestro país de una crisis de este nivel. Nadie en su sano juicio puede creer que Maduro, en las actuales condiciones gane unas elecciones de forma transparente. Ésta es la Venezuela real no la que pretenden construir con la maquinaria comunicacional del gobierno. Sería bueno que el gobierno en algún momento se haga cargo de su desastre histórico, en vez de pretender venderle una realidad ficticia a la gente.