He decidido prostituirme ¡Sí! Leyeron muy bien el título ¿Y saben por qué he decidido prostituirme? Porque al fin y al cabo, qué de malo tiene la prostitución, si con ella puedo alcanzar todas las cosas que necesito, pero además, considero que con ello no le hago daño a nadie.
He decidido prostituirme en toda mi concepción ética y moral, porque no me importa mentir ante la opinión pública, al negar que miles y miles de niños, hombre y mujeres buscan en el medio de la basura, o en cualquier esquina de la calle donde se colmen desperdicios, junto con los perritos abandonados y también hambrientos, cualquier forma comestible que cuando menos pueda mitigarles la necesidad de comer. El hecho que diga ante las cámaras de televisión o en un programa radial, o por intermedio de las redes que los venezolanos no comen de la basura, es obvio que me ha convertido en un ser prostituido en mi forma de pensar y dignidad, ante lo que no tiene ninguna forma de ser negado y menos borrado de la realidad. ¿Y qué de malo tiene eso para mí? ¿Acaso que esta forma de prostitución hace daño para mis intereses? ¿O es mentira que me genera placer y beneficios?
He decidido prostituirme como cualquier traidor al mensaje cristiano, tal y como lo hizo Judas cuando por 30 monedas de plata entregó a Jesús para que fuese capturado por las aberrantes fuerzas militares y civiles que controlaban el poder de la época. ¡Sí! Porque a mi nada me importa que mueran niños, mujeres y hombres por necesidad de medicamentos, tratamientos en sus patologías, cirugías, o por la falta de simples vacunas. Que una mujer muestre su seno en avanzado estado de cáncer por necesidad de quimioterapia, eso sólo pude causarle tristeza e indignación a los pendejos que piensan que yo sufro de esos sentimentalismos. Lo mío es cobrar viáticos en dólares, mientras viajo por el mundo en jet privado, incluso hasta el país que llamamos desde la cúpula madurista el "odiado imperio". Esa es la razón, por la cual estoy en cualquier tribuna o espacio de "reunión" internacional diciendo que en Venezuela ese pueblo miserable, bruto, hediondo, y con su muchachera llena de lombrices en sus estómagos, reciben de nuestro gobierno "el 100% de atención médica de la más alta calidad".
He decidido prostituirme, cuando como máximo jerarca de un "ministerio" digo que se ha firmado el "mejor contrato colectivo" de la historia de los docentes y trabajadores de la educación, aunque el salario que perciban de manera quincenal apenas les alcance para comprar un cartón de huevos, es decir que todos esos individuos realmente se conviertan en unos desgraciados ante la vida. ¡Total! Yo no tengo problema de alimentación, y menos de ingresos. En fin, esta forma de prostitución también me permite el lujo de viajar hasta donde quiera. Incluso, cuando voy al exterior, además de irme en el avión privado correspondiente, me llevo hasta mi "niñera", no precisamente para que custodie mis hijos, sino para que cuide las armas con las cuales nunca debería estar un "educador", pero como nunca me he considerado como tal, soy libre de portarlas y manejarlas en cualquier espacio. Eso demuestra que para obtener el dinero y las prebendas que alguien necesita no hace falta vender su cuerpo, sino ejercer el control desde el poder como sea.
He decidido prostituirme ejerciendo como vocero de un programa de televisión. Por ello, cuando me vean con una "hojilla", un "mazo" o hablando que la conducta debe escribirse con "k", saben que debo calumniar, denigrar y destruir de manera psicológica y moral, a todos aquellos que digan que el madurismo no es una "revolución", y que somos un pésimo gobierno de corruptos y generadores de ineficiencia, así como responsables del desastre sobre el país. O sea, tengo claro que mi prostitución será decir que la hiperinflación es producto de una "guerra económica". Que la falta de medicamentos es culpa del "bloqueo económico". Que las enfermedades que aparecen son responsabilidad de la "guerra bacteriológica". Que las denuncias que hacen por el mundo sobre hambre y necesidades del pueblo es una "guerra y linchamiento mediático". Que quienes salgan a protestar porque no les alcanza el salario, o porque no tienen servicios de electricidad, agua o transporte, sean estos trabajadores o usuarios, mi deber como prostituido de la comunicación será decir que son unos "guarimberos", "desestabilizadores", "terroristas", y cuando estén tras las rejas, apuntalarlos como "políticos presos".
He decidido prostituirme como vocero de un "ministerio" o vocera de una "constituyente". Verbigracia, si me ven afirmando que una abstención superior al 52% en una "elección presidencial" según cifras oficiales, y que sumada al porcentaje que vota en contra de nuestro candidato totaliza el 75% del registro electoral, y digo que esas dos terceras partes que evidentemente rechazan el actual sistema político, nada representan; y por el contrario, afirmo que ganamos con el 68% de los votos, deben saber que mis ganancias porcentuales son parte de esta forma semántica y sintáctica de prostitución política. Igual ocurre si escuchan que Venezuela salió "triunfante" en una votación en la Organización de Estados Americanos (OEA), en donde obtuvo 19 votos en contra y sólo 3 "a favor", aunque nunca explique que uno de esos votos es el propio, y los otros dos votos que se plegaron a mi propuesta, representan la población de unos países que pueden ser inferiores al de cualquier municipio de nuestro país. ¡Claro! No olviden que en este caso, a diferencia de la elección presidencial, las abstenciones si se suman a nuestro favor, aunque éstas hayan sido 11. O sea, que al final aunque aplique una contradicción matemática, diré que 14 son más que 19. En síntesis, lograré la prostitución matemática al asegurar que si un país obtiene 19 votos de un total de 34 fue "derrotado", y quien apenas logró 3 votos, obtuvo un "gran triunfo".
He decidido prostituirme ante un régimen político porque como buen colaborador de sus aberrantes funciones, porque no me importa mentir, engañar, calumniar o difamar, si con ello logramos como sea mantenernos en el poder. Al fin y al cabo no me importa si dicen que esta forma de prostitución política es peor que la realizada por una mujer en términos de vender su cuerpo, porque la mía esté sujeta para la destrucción de un país, de su población, mientras que la conocida en forma de placer sexual, sólo esa mujer tenga sus propias razones para hacer algo semejante, aunque la de ella sea por hambre, y la mía para disfrutar como el más excéntrico de los jeques árabes, o como líder narcotraficante de cualquier cartel que incluso se atreva a agrupar a todos los soles.
He decidido prostituirme en términos políticos a mi mejor postor: el madurismo. ¿Habrá que ver quiénes han sido los elegidos y quiénes compran sus servicios? A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.