La intervención de los campesinos en la cadena nacional de Radio y TV, desde la Plaza Bicentenaria del Palacio de Miraflores, el pasado dos del mes en curso, colocó frente a frente dos poderes que hoy parecieran andar con señales diferentes, invocando los mismos ideales.
1.-El Pueblo de a pie. Los campesinos organizados en la Plataforma de Lucha Campesina partieron desde Portuguesa hasta Caracas, casi 500 kilómetros de distancia, con la firmeza de que no tenían nada que perder y mucho que demostrar cuando se cree en la revolución de los hechos y no en los discursos sobre la "revolución". Fueron estigmatizados como opositores. Fotografiados como malandros en plan de fuga. Burlados y cercados por cuerpos policiales que ejecutaban órdenes enviadas "desde arriba".
Pasaron frío. Cansancio. Hostigamiento psicológico. Burla. Amenazas y chantajes. Sin embargo, pudo más la conciencia de clase que los convierte en sujetos históricos dentro de un proceso político nacido de un sueño colectivo, por una Venezuela libre y soberana. Creyeron y creen que sí es posible transformar una sociedad podrida y perversa por un una patria humana, autosustentable y libre, dando pasos certeros, venciendo al enemigo con doble rostro.
Solo el sacrificio propio y grupal, con conciencia política es capaz de lograr victorias, aparentemente inalcanzables. Si en la calle hay gritos de desesperación por una crisis manejada por la incompetencia gerencial, líderes "diente roto" y la sordera interesada, no menos cierto es que igual encontramos hombres, mujeres, organizaciones, colectivos, que no cesan de mantener el ideal estratégico reabierto el 27/28 F y el 4F.
Cada intervención de los dirigentes campesinos fue un tiro directo contra la corrupción continua y agresiva, enquistada en la madeja del Gobierno. El pueblo de a pie cuando habla, ríe y combate, lo hace con intensidad y determinación. Sin medias tintas. Va al grano y acusa al camaleón, bandolero y demagogo con nombre y apellido. La denuncia no tiene cálculo político, tampoco mala fe. Es la verdad dicha con rabia y alegría. Con argumentos incontrastables. Es el dolor expresado desde las vísceras. Saben lo que dicen porque dicen lo que sienten.
Esta protesta social-política y revolucionaria removió la estructura mental de un gobierno atrapado en el laberinto y liderazgos vacíos de ideas y sensibilidad. Así como narraron hechos conocidos por la mayoría, presentaron propuestas para superar la miseria política y económica en el sector agrícola. No pidieron limosna ni bostezaron hambre, solo hicieron lo correcto después de haber dejado en cada kilómetro recorrido, la suela del zapato, la gota de sudor derramado y el temor al fracaso. Enarbolaron la dignidad y el coraje cuando más se necesita, porque pareciera que entre Hiperinflación, Imperialismo, Cuarta República, Psuv, Derecha, Asamblea Nacional Constituyente y dirigentes con escoltas mal encarados y oficinas confortables, la Revolución pasó a ser una palabra utilitaria para cualquier ocasión que facilite el enriquecimiento fácil, la alocución barata o escalar en la línea de mando del bodrio burocrático cívico-militar.
2.- La Burocracia del Poder. Por encima de cualquier divergencia táctica y política que se tenga con el actual liderazgo de la "izquierda oficial", fue acertado transmitir en cadena nacional de Radio y Televisión las intervenciones no maquilladas de la dirigencia campesina. El presidente Nicolás Maduro necesitaba oír a calzón quita ‘o, en carne viva, el alma de estos hombres y mujeres del campo, de estos militantes con alma revolucionaria. Igual Diosdado Cabello y Delcy Rodríguez, protagonistas del aparato burocrático del PSUV y del Estado, pero más importante que estos personajes transitorios del poder, es el país entero el urgido por saber que sí se puede actuar sin matar ni quemar, sin rogarle a los gringos que nos invada ni aceptar la corrupción como mal inevitable.
Este proceso político-social-económico, original y atrevido, urge ser comunicado fuera de la frivolidad y adulancia mediática gubernamental, porque es crucial elevar la conciencia de la población.
No es la primera vez que cuadros políticos, de ayer y hoy, después de haber capitaneados el proceso revolucionario, a veces a sangre y fuego, se mutan en Burócratas del Poder. Esto ha sucedido en cualquier país del mundo y en diferentes épocas de la historia. Al llegar al Gobierno se "viraliza" un aletargamiento progresivo, expansivo, contrarrevolucionario. Son secuestrados por lo urgente del momento, dejando para después lo importante del objetivo estratégico. Se van desgastando día a día, entre presiones de aquí y allá, internas y externas. Emboscados por las luchas intestinas de las "castas" sectarias y miserables, cuidándose de los quinta columnas infiltrados en los cargos de máxima responsabilidad. Las inmunidades y privilegios que ofrece el poder, apaciguan "el sarampión revolucionario," como descalifican los ideólogos de Derecha. Y muchas veces, tienen razón.
Nunca será igual soñar la revolución que ejecutarla luego de haber derrotado, militar y políticamente, al adversario. Del dicho al hecho hay mucho trecho.
Vivimos intensos dolores de parto, donde la crisis económica es uno de ellos. El más visible, el que más duele porque no se puede dormir con el estómago vacío ni morir en un hospital por negligencia médica o falta de insumos.
Los tres personajes de la Burocracia del Poder sentados frente a los representantes de la marcha campesina, se necesitan para ver luz al final del túnel. Los primeros porque saben que cuando los segundos (el pueblo de a pie) toma una decisión, no hay marcha atrás. Derrocan gobiernos militares, civiles en 24 horas. Hacen retroceder al gobernante ciego, sordo y ladrón. Inclinan la balanza, así sea de acero.
Escucharon, pacientemente, porque saben que hay una patria herida, unos delincuentes clavando puñales desde adentro, una esperanza bonita por construir y un destino marcado. Confiar en el poder transformador y honesto del pueblo es avanzar con la convicción de que vamos por el camino correcto, pero traicionar y engañar a los millones de hombres y mujeres que no han perdido la alegría por vivir ni el amor por este suelo patrio, por esta AmericaNuestra, por este Planeta-Madre, es garantía de que el Infierno los espera porque la Historia los desechó.
El pueblo cuando es protagonista en la construcción de la nueva sociedad se parece al agua, consigue cualquier resquicio para vencer las dificultades y salir hasta alcanzar la libertad. En la marcha de los campesinos se revivió la frase del comandante Argimiro Gabaldón: El camino es duro, difícil...pero es el camino.