Feminismo o humanismo

Uno de los grandes problemas de nuestra civilización mundial actual, producto de la globalización de la sociedad "moderna occidental", es el machismo.

Esta sociedad moderna, hoy en declive tras una inmensa crisis existencial, se ha caracterizado por su extremo materialismo, producto de la separación de los ámbitos de la Iglesia, la Ciencia y El Estado como consecuencia del desarrollo del Renacimiento y la Ilustración. La ciencia adquirió vida propia, desligada de la Fe, lo que le permitió desarrollarse vertiginosamente, con el método empírico, trayendo un desarrollo tecnológico sin precedentes. Pero se fue imponiendo el paradigma materialista (según el cual sólo es verdadero lo que se percibe "objetivamente"), fisicalista (todos los fenómenos del mundo podrían ser reducidos a leyes de la física) y mecanicista (todo el universo es como una gran máquina, un gran reloj, el todo es la suma de las partes actuando armónicamente).

El método científico parte de la experimentación y utiliza el análisis, dividiendo el todo en partes que son analizadas por separado para comprender así la totalidad. Es por tanto, racionalista en extremo. Se pretende, tras una autopsia, conocer un ser vivo, lo cual es imposible. Insiste en una "objetividad", que excluye la interpretación subjetiva del observador.

Esta sociedad moderna es, así mismo, antropocéntrica. El ser humano, como pináculo de la evolución, tendría la responsabilidad y el derecho de disponer de la naturaleza según su necesidad. Se perdió la visión ecológica, según la cual somos parte de una complicada red de interacciones homeostáticas.

Los grandes problemas globales de hoy en día son derivados del paradigma modernista. La grave contaminación del planeta, las guerras constantes, el hambre y la pobreza, la inequidad, la explotación de los trabajadores y los migrantes, el machismo, tienen sus raíces en la visión de mundo de la sociedad occidental. Por eso, las revoluciones del siglo XX fallaron porque se anclaron en el mismo paradigma muriente. No había llegado el momento, no estaban dadas las condiciones.

El machismo no es más que la consecuencia lógica de este paradigma occidental. Su solución no puede estar dentro del paradigma que lo originó, como bien apuntaron Einstein y Goebels.

Como paradoja, esta misma sociedad moderna, al darle vida propia a la ciencia y al arte, no sujetas a la fe religiosa, permitió el surgimiento de los movimientos de liberación, que resultaron en las luchas por la erradicación de la esclavitud, por los derechos humanos y por la igualdad de la mujer. Es común en la historia que en el seno de cada paradigma que muere surgen las trascendencias que lo superarán, y que en el centro de la civilización agonizante es en donde se gestan las ideas que permitirán el parto de lo nuevo.

El movimiento feminista es parte de todo un proceso de nacimiento de una nueva sociedad, que tomará lo mejor de la anterior, moderna, pero trascendiéndola, dándole en carácter social, holístico, considerando la espiritualidad como un factor fundamental, sin desechar la materialidad, y la intuición como parte importante de la mente humana, sin descartar la racionalidad.

Muchas veces ocurre que, ante grandes injusticias, las luchas justas que surgen contra ellas se ubican más allá del centro, en el otro extremo del péndulo. Hay estudiosos del tema que indican que, en el caso del feminismo, algo de eso ha ocurrido. Para restablecer los justos derechos de las mujeres, se incurre en luchas que sobreponen estos a los de los hombres, creando una tendencia igualmente inestable, en la dirección opuesta.

Esto puede ocurrir si quienes dirigen el proceso no mantienen la justa perspectiva de equidad. Si llegan a actuar en base al resentimiento producto de las heridas recibidas en el proceso de explotación, es posible que en sus luchas utilicen herramientas de corte negativo, cargadas de pasiones revanchistas, buscando "voltear la tortilla". Se nos recuerda a Gandhi cuando afirma que las creaciones humanas toman la forma de las herramientas que se usan para su construcción. No será igual lo construido con amor, que lo hecho con odio.

Yo estoy entre quienes están de acuerdo con la justicia de los planteamientos feministas. La nueva sociedad que estamos construyendo deberá estar basada en la equidad absoluta de género. Pero no adopto el término de feminista en mis luchas: me considero humanista. El humanismo incluye, pero trasciende, al feminismo, pues se plantea la justa lucha por la equidad de la mujer y el hombre para construir una sociedad en la que haya igualdad, pero utilizando como herramienta de lucha el amor, los valores positivos, e incluyéndolo dentro de una visión global de sociedad que va a la raíz de los problemas.

Por eso, es muy importante someter a la deliberación estos conceptos en el seno de la Asociación por la Constitución y el Parlamento Mundial, que promueve la Constitución para la Federación de la Tierra.



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Leopoldo Alberto Cook Antonorsi


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