Al hablar de prostitución con el sentimiento de dolor a las mujeres que practican tal oficio por diversas razones, se les debe respetar tal decisión, aunque en el pensamiento y la praxis no tengamos un mínimo de acuerdo con esa acción que no siempre es personal, sino que en algunos casos en forzada por grupos criminales, o en su defecto por extrema necesidad.
Ahora bien, una cosa es que semejante condición impregne la historia de seres humanos, y otra cuando son las naciones que por imposiciones de sus gobernantes terminen prostituyendo a un país en todas sus estructuras políticas, económicas y sociales, para forzar a costa de lo que sea, la hegemonía y control del poder.
Por ello, no hay que ser un erudito para ver el cómo Nicolás Maduro prostituye a Venezuela. Desde los grandes escándalos de corrupción surgidos en el presunto lavado de dinero de miles de millones de dólares por parte de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) en relación con investigaciones en donde aparecen los hijos¹ de la mal llamada "primera combatiente", hasta la condena que sus sobrinos han recibido por narcotráfico², - por cierto, lo cual también los condena durante 18 años, a lavar pocetas cuales esclavos y mendigos en la cárcel donde están recluidos – es una situación que evidentemente vincula de manera directa a Nicolás Maduro porque al ser Cilia Flores su consorte, pues tanto en el caso de los hijos como sobrinos de ésta, los mismos también se convierten en los hijos y sobrinos políticos del presidente de la República, lo que deja en entredicho cuando menos a parte de los integrantes de la familia que controla Miraflores, y por ende, que representa a Venezuela ante el mundo, con graves delitos internacionales, que además terminan, aún en contra de la voluntad de su población, degenerando en su concepción ética y moral a toda la nación.
No bastando con tales escándalos por parte de familiares consanguíneos de la pareja presidencial en el contexto de la corrupción de Pdvsa – hoy, prácticamente quebrada - y el tráfico de drogas, Nicolás Maduro no le importa vender a Venezuela al propio demonio.
Así tenemos que Maduro firma un "convenio" de explotación gasífera con el gobierno de Trinidad y Tobago en donde éste país queda como principal responsable en la ejecución de semejante proyecto sobre la plataforma continental venezolana, lo que se traduce en una clara violación de nuestra soberanía y nuestros recursos, lo cual se realiza sin la aprobación constitucional de la Asamblea Nacional, pero que además no podemos obviar que ante los millones de venezolanos que huyen del hambre y el neototalitarismo madurista hacia otras naciones, recientemente el primer ministro de esa nación caribeña afirmó: (…) "no podemos y no permitiremos que los voceros de la Organización de Naciones Unidas (ONU) nos conviertan en un campo de refugiados"³.
O sea, que la máxima autoridad de Trinidad y Tobago desafía el derecho internacional cuando la ONU que ha exhortado a las naciones vecinas para que dejen fluir a los expatriados venezolanos por razones humanitarias, la máxima autoridad de ese país no sólo los rechaza, sino que también los encarcela en condiciones humillantes⁴, a pesar de que los reconoce como refugiados, por el hecho de que esos emigrantes no tengan documentos conforme con las reglas de su país. Y por si fuera poco, en la reunión que sostiene con Maduro para la firma del "acuerdo" en donde Venezuela le vende parte de su cuerpo, en vez de aprovechar la ocasión para mencionar alguna palabra sobre el cómo están esos refugiados venezolanos en su país, y verle algún espacio que hable sobre nuestros problemas sociales, por el contrario, como el más liberal de los capitalistas, sin tener que envidiarle nada a Donald Trump simplemente se limita a decir que este encuentro representa una "oportunidad de negocios presente desde siempre, y ahora puesta en relieve para beneficio de ambas naciones"⁵.
¡Claro! Cuando menos en sus cortas palabras el primer ministro de Trinidad y Tobago es sincero, porque al decir que este acuerdo, por supuesto, en condiciones leoninas para Venezuela, es de "beneficio" mutuo, lo hace convencido de que su país se lleva la tajada más grande tanto en beneficios económicos como adueñándose de facto del territorio venezolano, y Maduro se queda con el favor de su rúbrica, porque al fin y al cabo, es lo que éste busca de manera afanada, un reconocimiento internacional que no tiene en el contexto geopolítico.
Nicolás Maduro con esta "firma" juega posición adelantada, y utiliza el puente con el cómplice gobernante de Trinidad y Tobago, para que "invierta" en nuestro país una de las más importantes transnacionales petroleras como lo es la Shell, empresa que por cierto estuvo durante más de seis décadas explotando nuestro crudo desde el momento de su aparición formal como riqueza del país, hasta la nacionalización petrolera en 1976 por parte de Carlos Andrés Pérez, a quien irónicamente el madurismo acusa de neoliberal, mientras ellos después de quebrar a la industria petrolera, revierten la propiedad de la contradictoriamente denominada "nueva Pdvsa" a los capitales internacionales.
Sobre este punto en relación con la Shell, obviamente que Maduro, palabras más, palabras menos, dice a estos "inversionistas" que en Venezuela se venderá gasolina a precios internacionales con sus "mágicas" medidas económicas, que han generado una perversa hiperinflación y una emigración forzada de millones de connacionales, y que por ende, al tener una nación empobrecida y dominada por el hambre, no tiene problemas en venderles Pdvsa bajo el monstruoso método que en documentos privados han denominado con el disfraz de Sociedad de Inversión y Registro de Crudo (Sirec)⁶.
Maduro, a quien no le importa, de ser necesario regalar Pdvsa a la Shell, intuye que si tal industria logra "entenderse" con su gobierno, crearía una dicotomía de intereses en el reino de los Países Bajos, porque es La Haya donde esta empresa tiene su sede internacional, y también funciona la Corte Internacional de Justicia (CIJ), lugar hasta el cual han acudido y siguen acudiendo diversos países, agrupados en bloques extranacionales, presentando pruebas contra Maduro por múltiples violaciones sobre los derechos humanos. Verbigracia, Maduro piensa que atrayendo a la Shell podría "salvarse" de ser condenado ante instancias internacionales, o cuando menos, seguir retrasando decisiones que pudieran afectarle su dominio político sobre la patria de Bolívar.
Venezuela lentamente continúa prostituyéndose como república. Maduro entregó a empresas extranjeras la explotación inmisericorde de nuestro oro y minerales preciosos a criminales devoradoras del ambiente, que están destruyendo nuestra naturaleza, mientras las migajas de esa explotación de oro que pueden quedarle al país, en vez de ser depositadas en las bóvedas del Banco Central de Venezuela (BCV), son enviados a distintos destinos en donde el pueblo no tenga acceso a ellas, como por ejemplo, Turquía u otros espacios en los cuales nadie desde el país pueda auditar la existencia de esos activos. En otras palabras, el oro que pertenece al país, es llevado al exterior para que los corruptos sigan malversando y apropiándose ante lo que legítimamente pertenece al pueblo.
El resto de lo que queda del "Estado" es otra prostitución moral conjugada por las huestes del madurismo, cuando vemos que un funcionario militar o civil exige a su víctima una "colaboración" o en muchos casos un descarado pago, para que un pescador, agricultor o productor pecuario lleve sus productos hasta su destino en cualquier parte de la geografía nacional, teniendo que "bajarse de la mula" por decenas de alcabalas, o que cualquier venezolano que necesite tramitar un documento legal tenga que pagar la respectiva comisión para obtenerlo, o hasta la aberración de cancelar en dólares o moneda extranjera para adquirir un boleto aéreo en la propia aerolínea estatal. Es una terrible connotación semántica de decir que en el país estamos gobernados por un reducto de inmorales quienes en una especie de condena de vida nos dicen: O vendes tu cuerpo ante mis designios para que puedas seguir sobreviviendo, o te violo porque el dueño del prostíbulo soy yo.
Venezuela ha sido prostituida en sus inmensos recursos naturales. No sólo vende sus entrañas al mejor postor a cambio de favores económicos sino políticos, aunque sus compradores sean los propietarios del infierno, lo cual demuestra que la perversión de quienes gobiernan no tiene límites. La destrucción moral, la corrupción y la venta del país han destrozado a Venezuela. Simplemente, Maduro ha prostituido a Venezuela. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
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² https://elpais.com/internacional/2017/12/14/america/1513287973_565795.html
³http://diarioelvistazo.com/trinidad-tobago-no-se-convertira-campo-refugiados-venezolanos/