Sabemos que en la década de los años setenta del siglo pasado, se instaló la llamada escuela de los Chicago Boys. Esta experiencia, que fue producto de todo un movimiento de gran envergadura, cuyo propósito fue darle un auténtico revolcón a los cimientos teóricos sobre los cuales estructura el capitalismo, estuvo intenso la década de los setenta y ochenta. Fue un proyecto para hacerle ajustes o "resetear" sus sustentos. Este reseteo alcanzó (entre otros aspectos) el factor trabajo, que como ya sabemos, era el tema o factor clave en el proceso de acumulación del capitalismo.
El Neoliberalismo revitalizó todos los aspectos claves del sistema. Su dinámica cambio y su naturaleza se reforzó. Fue relativamente fácil es "reseteó" porque el sistema para ese momento no tenía contrapeso.
Llegó Chávez a ser gobierno en un país con sus particularidades. Abundantes recursos naturales, una cultura por la vida fácil-alegre y una propuesta para transitar una ruta distinta, que permitiera erradicar esa cultura del rentismo y de la cosa fácil. Chávez nos ofreció luego de un cierto tiempo, el socialismo como opción.
Soñó Chávez con eso y creyó que él era suficiente y se dio sus partidos y escogió muy a dedo sus colaboradores. Casi que sus partidos (MVR y PSUV) eran como los equipos de beisbol que conformaba ocasionalmente para una caimanera. Partidos para jugar una caimanera o jugar una partida de dominó.
Vinieron los daños colaterales. El socialismo ha venido siendo objeto de un revolcón no muy bien argumentado desde una perspectiva teórica, pero que puede resumirse en esta fácil y corta frase: "Esto es posible en socialismo". Lo fácil era tomar un poquito más de la renta y hacer del socialismo misiones para los pobres. Eso muy en el fondo se recoge la propuesta socialista. Es lo visible.
Mientras el Neoliberalismo en esa década se abría paso a través de fundaciones creadas para endurecerlo con la revitalización de los postulados de Milton Friedman, en Venezuela nacía la opción del socialismo del siglo XXI, que prometía abandonar los postulados del llamado socialismo real.
En muy poco tiempo, el socialismo del siglo XXI fue asaltado para simplificarlo desde todo punto de vista y regresarlo a su estado inicial. La simplificación lo hizo muy fácil. Fácil en la manera de ser socialista y fácil en la manera de llegar a él.
Llegamos a él a través de un atajo muy corto. Fuimos más rápido. El neosocialismo de alguna manera dejó sin efecto el factor que podía hacernos más independiente y socialista: el trabajo. Sacaron cuenta y a pesar de los discursos y planes, era mucho más barato darle continuidad al modelo parasitario ya instalado. Las abundantes divisas presagiaban el éxito de este neosocialismo.
El burocratismo se instaló plenamente y colapsó el incipiente proceso de participación que se abría. Un Consejo Comunal no sólo era una ficha partidista, sino que además era un objeto de los jefes de Fundacomunal.
Se produjo la política de las misiones como algo muy coyuntural, que fue consolidándose como una propuesta estructural y con la corrupción como elemento estratégico de este neosocialismo, se encontró un atajo para aplicar una de "tabarato", dame dos por lo importado y pago con sobreprecio. Así el neosocialismo se fue haciendo muy fácil y las "ganancias" con el aprovechamiento de las divisas se fueron compartiendo entre los neosocialistas y los viejos socialdemócratas.
Muy en el fondo, el caso con el magistrado Zerpa cae en ese proceso de "tabarato" y de daño colateral. "Tabarato" era como se accedía a importantes cargos burocráticos. Ser socialista era una manera de estar en un importante cargo burocrático, para lo cual, sólo era necesario una palanca. Un amigo o un familiar, era una forma muy barata y sin lucha de acceder a importantes cargos. El "Tabarato" que imperó en las últimas décadas del siglo XX se impuso. El "tabarato" era la manera como el socialismo salía de la pobreza, empobreciendo al socialismo. Era más fácil repartir o distribuir la renta que cambiar la cultura improductiva.
Todo esto fue posible por una especie de socialismo boys o remedo de chicago boys. Así fue posible en este neosocialismo, que muy en el fondo, es capitalismo, pero la culpa la paga el socialismo.