El Golpe de Estado continuado sigue en marcha. El llamado de la Asamblea Nacional (AN) en desacato, a desconocer la legitimidad del Presidente Nicolás Maduro para el período constitucional 2019-2025 es el telón de fondo de un plan desestabilizador sumamente peligroso para la paz de nuestra nación.
El golpe inició una nueva etapa a partir del pasado 21 de Enero con el robo de armas de guerra por 27 efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) que fueron neutralizados en Cotiza. Ese fue el punto de partida para que se activaran células civiles que buscan emular las "Guarimbas", derrotadas por el llamado a elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) en mayo del año 2017.
Estas células se han venido activando en varios estados del país y en la ciudad capital se han contabilizado, por ahora, en unos 24 puntos. Están compuestas por dirigentes opositores, funcionarios inactivos y hampa común. Sus integrantes no pasan de 20 individuos, la mayoría tienen entre 13 a 17 años de edad. Han logrado el apoyo de algunas bandas enteras que han puesto todo su arsenal de armamentos a disposición de este plan. Se ubican donde hay dominio de población opositora. Inician sus operaciones en la "pata de los cerros", preferiblemente desde lugares con poca iluminación y de alta concurrencia. Han conseguido apoyo logístico de las líneas de moto-taxistas ubicadas en las entradas de las barriadas populares. Los centros de operaciones los establecen desde las residencias de dirigentes vecinales opositores.
El vaso comunicante de los malandros son activistas de los partidos políticos de la ultraderecha Primero Justicia y Voluntad Popular, que periódicamente andan haciendo rondas en vehículos particulares que tienen "patente de corso o salvoconductos" para acceder en estas zonas de violencia. El pago mínimo oscila entre 50.000 bolívares soberanos a 100 Dólares.
Montan "alcabalas". Prenden hogueras con cauchos, vehículos que van por la vía o con objetos inflamables. Roban a transeúntes, saquean establecimientos comerciales (las licorerías y panaderías son su predilección), destruyen sitios simbólicos, instituciones públicas, estaciones del metro. Intimidan a la población con armamento de alto calibre. Tienen escaso apoyo de los vecinos que viven en esas zonas. En algunos conjuntos residenciales que en el pasado fueron puntos de guarimbas no les han permitido el acceso a estas bandas para no ser víctimas de estos delincuentes.
La oposición está desesperada, situación que los lleva a tender una relación directa y visible con sectores del "pranato". Esta relación puede convertirse en un boomerang, al agotarse el financiamiento, los delincuentes pueden ir contra los mismos vecinos que hoy los apoyan. Su propia base social rechaza este "maridaje" porque saben que puede devenir en situaciones peligrosas para sus vecinos y familiares en el propio seno de su vida cotidiana.
La comunidad que vive en los centros residenciales debe apoyar a las fuerzas del orden y no ser cómplices del vandalismo. Los cuerpos de seguridad están garantizando de manera impecable la seguridad ciudadana, evitando caer en provocaciones. Urge Impedir que el hampa vinculada a factores de la oposición se imponga en nuestros sectores, de lo contrario el pillaje, el raterismo, la destrucción de sus propiedades, el asedio, la imposibilidad del libre tránsito, las enfermedades que causan el humo, entre otras lamentables consecuencias, se convertirán en algo cotidiano y que luego será muy difícil borrar sus secuelas. Sobre todo porque ese liderazgo opositor luego de cumplir su objetivo abandona a su propia dirigencia de base.
Nuestro pueblo no apoya estas acciones, los llamados de estos malandros para que nuestra gente baje a saquear no ha tenido eco. Sus acciones han quedado restringidas a sus pequeños focos de violencia y al terror que ocasionan a través de las redes sociales que a través de noticias falsas o manipuladas generan un clima de pánico y angustia en la colectividad que buscan paralizarnos.
Nuestra base popular está en permanente monitoreo a todos sus sectores de influencia, llevando registro de lo que acontece y prestos al llamado de la dirigencia revolucionaria.
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