En el alto gobierno bolivariano existe una orden de exterminio en contra de la fe, y la esperanza del pueblo venezolano, aquí escoñetaron a todo el mundo. De forma subrepticia, han modificado la forma de vivir en la que habíamos vivido 20 años atrás y, por ende, en la forma en la que se está alimentando la generación de relevo que viene en ascenso, esta realidad que nos rodea destruye la republica. Desde algo tan simple como comprar un medicamento, hasta el hecho de que se me paren los pelos de punta cuando escucho que los medicamentos de la ayuda humanitaria ya están siendo vendidos por los bachaqueros, en tal o cual zona de Caracas territorios de ‘paz’ de muchos "colectivos". Con el tiempo hemos terminado utilizando sus propios métodos, y eso es algo más difícil de corregir que la economía, o los apagones del sistema eléctrico nacional; se trata de la cubanización miserable de Venezuela.
En Venezuela la educación era de calidad y gratuita la vía más expedita de salir de la pobreza: graduarse y trabajar en pdvsa era una ‘nota’, para el profesional venezolano era lo que el agua es al pez el medio en el que se mueve, era la buena remuneración lo que de alguna forma alimentaba la eficiencia profesional. También era ese todo envolvente en el que se desarrollaba, la cuarta empresa petrolera más grande del planeta, y que, en muchas ocasiones, ni siquiera notábamos que estaba aquí. Hoy hay que detenerse a pensar para desentrañar lo que esconden, las intenciones políticas totalitarias que nos quieren imponer, las herramientas del perverso control social aplicados durante 60 años en Cuba, que llevan guardados dentro de sí como pequeños caballos de Troya.
No solo es que la revolución bolivariana ha distorsionado la calidad de vida del venezolano, sino que también se ha encargado de manipular a su antojo la historia contemporánea y que veinte años después sigamos hablando de "oposición apátrida" "escuálidos" cuando la bandera cubana y el retrato de Fidel se exhiben sin pudor en las instituciones civiles y militares venezolanas. Esto en si es una victoria mayúscula para la Habana. Métodos como estos aseguran la existencia de, por lo menos, del estalinismo por mucho tiempo en el poder en Venezuela. Por esto es la diáspora venezolana al igual de lo que sucedió en Cuba. No son opositores los que se van, sino las generaciones del futuro. No se podrá explicar a los "sobrevivientes escuálidos" que nos quedamos, sin explicar antes porque eligieron el sistema cubano. Las acciones de destrucción de Venezuela guardan dentro de sí partes del alma de la maldad de las personas, de sus maniobras políticas, y de los momentos anti históricos que vivimos a causa de esta tragedia.
Este gobierno se ha caracterizado por la dureza en los controles que aplican sin ningún tipo de compasión en este sentido. La forma en que sus dirigentes se comunican con groserías y ofensas es visto con repudio por la población, cada vez que aumenta la hiperinflación, le dan volumen al nivel escatológico del discurso revolucionario con la excusa qué así combaten a la guerra económica y al imperio yanqui, a favor de las clases desposeídas. Pero también aumentando los decibeles del nivel de comunicación pro cubano, al punto en que si un dirigente político contrario al estalinismo intenta utilizar un lenguaje de confrontación, genera sospecha y es considerado un traidor a la patria. El deterioro de la educación en general es público y notorio. No les hace falta cerrar escuelas, destruir universidades, ni nada por el estilo, sino dejar de darle mantenimiento a esos centros de educación para que se fueran a tierra. Hoy lucen en el olvido, en condiciones laborales deplorables para los docentes en general, presiones sobre los colegios privados, cambios en los currículos o normativas para evitar que los malos alumnos repitan. Todo esto ha llevado a la formación de personas sin niveles académicos.
Muchos dirán que esto que escribo es mentira, pero con tristeza y rabia, no cambiaran en nada la tragedia, pero la apatía nos jode también a todos por igual.
Ante la nueva forma, de acabar con el país, nos vamos quedando sin juventud de relevo mientras avanza el horror, el dolor, la tristeza, la desesperación. Pareciera ser nuevas formas de mostrar la maldad, sería lógico tener nuevos actores políticos para detener la maldad; pero, ¿de dónde los sacamos?
Me da miedo todo este panorama en el que nos han metido estos años de oscuridad). Me da pánico porque esto es algo de lo que tenemos que hablar hasta que ya no podamos más. Este mal hay que exorcizarlo con más discursos coherentes, articulados, bien pronunciados y escritos.
Hay que aplaudir el trabajo de quienes día a día denuncian lo que sucede en Venezuela: aquellos que intentan ponerle orden a este desastre, y también a quienes intentan revertir con fuerza los días más duros de nuestra historia. Todas estas personas ayudan de una forma u otra a derrotar una relación clientelar con el poder ejercido por la nomenklatura. Necesitamos de todos para sacar el mal de Venezuela.