La profundización del proceso revolucionario, después de la victoria del 3D, debe pasar de manera inexorable por algunos tópicos de álgida composición, estos son: partido unitario, nuevo socialismo que implica la discusión sobre la propiedad privada, poder popular, proceso constituyente y democracia.
Sin embargo, sin instrumentos analíticos que permitan la discusión sistemática y ponderada de cada uno de estos tópicos, sería un esfuerzo tan estéril como un diálogo de sordos. Esto invoca a la necesidad de utilizar herramientas que ya se han propuesto, con base en lineamientos que se han desarrollado en la primera fase del proceso revolucionario, estas herramientas pueden ser el resultado de la hibridación entre los sietes lineamientos y los diez objetivos estratégicos, que podrían permitir el desarrollo de un conjunto de proyectos que conduzcan al cumplimiento de los objetivos trazados.
Toda esta discusión va desde la ética socialista hasta el alcance de la plena felicidad, pasando por la redefinición de nuestro actual modelo económico, la definición del rumbo del poder popular, el reordenamiento territorial, las políticas internacionales soberanas, que implican una nueva institucionalidad.
El tiempo para la ejecución de estos objetivos pasa por el mantenimiento de la popularidad y el frenesí que el pueblo expresa por su líder, o por la posibilidad de que este frenesí se transforme rápidamente en conciencia política, lo que nos invoca de manera casi inevitable a hablar de formación, no ideológica, sino, seriamente política, en una estratégica dialéctica que permita diversificar el pensamiento y admita optar al ciudadano por una opción más racional sin dejar de tener la pasión que este proceso revolucionario debe tener para preservar su existencia en nuestro país.
En próximos escritos desarrollaré cada uno de estos tópico de hibridación, para iniciar una discusión concreta en la construcción de nuestro proceso transformador.
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