El madurismo es una corriente neototalitaria que en la medida que sienten que se acerca su final, no sólo aumentan sus niveles de contradicciones, sino que la vocería termina por desprestigiarse desde lo más alto del poder que usurpa Miraflores.
Entonces, si esas declaraciones eran ciertas, ¿cuáles son las razones para ahora decir que abandonan el "diálogo" apenas a unos pocos días que aseguraban, palabras más, palabras menos, que "llueve, truene o relampaguee", jamás abandonarían tales conversaciones? Pues, es simple. El madurismo no tiene credibilidad en lo que dice y menos en sus voceros, porque éstos además de ser una especie de simbiosis que sólo emana azufre en su limitada lexicografía, es claro que su arte está en el mentir con el propósito de seguir engañando a la población y parte de la comunidad internacional, quienes cada vez son menos en su lista de incautos creyentes.
De hecho, por qué si los maduristas se sienten supuestamente agredidos por las "oposiciones" – término que emplean para tratar en la praxis de fragmentar a este grupo político – por haber aceptado del gobierno de Donald Trump el congelamiento de activos de Venezuela en Estados Unidos, así como sancionar a toda empresa nacional o internacional que negocie con el neototalitarismo que ellos representan y es lo que significan para la inmensa mayoría del país y del mundo democrático, porque no aprovechan esa misma mesa para mostrar su inconformidad y exponer sus puntos de vista en relación con semejantes sanciones. La respuesta es obvia. El madurismo no tiene nada que argumentar. Incluso resultan risibles las declaraciones de Diosdado Cabello en la bazofia de programucho político que modera desde el canal oficial, cuando asegura que ellos no tienen cuentas en el exterior, mientras toda la cúpula madurista se desplaza en camionetas Toyota – sus preferidas – último modelo, las cuales muestran sin pudor alguno ante un pueblo que muere de hambre y por falta de medicamentos, y sufre el colapso de los servicios públicos, mientras "justifican" ante esa barbarie un "bloqueo" y "sanciones" que al parecer no aplica para que ellos adquieran sendas camionetas ¡Pendejos!
Es tan pobre el nivel de discurso en que ha caído el madurismo que en el bicentenario de la Batalla de Boyacá colocaron a un militar para que fuera "orador de orden" leyendo un libro, lo cual denota que en esa plasta de cúpula política y militar lo que quedan son un grupo de ramplones e ignorantes, que erigida desde el "poder" cada día está más aislada y preocupada porque se les están cerrando hasta los espacios de poder negociar hasta con empresas de China, Rusia o Turquía.
Por lo pronto, los maduristas que aseguraban que "pase lo que pase nunca se levantarían de la mesa de diálogo", en un abrir y cerrar de ojos, le acaban de dar una patada a esa misma mesa, sin importar que éste de por medio el gobierno de Noruega con aprobación de lo que ellos llaman países "aliados". Verbigracia, en la praxis, el madurismo sabe que aún se mantiene en el poder en una suerte de vida vegetativa, sobre la cual al parecer muchos de ellos sólo estarían discutiendo en lo interno si prefieren para el régimen un suicidio o eutanasia política. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
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