Nelson Mandela, el hombre que atesoró la famosa la frase del poema "Invencible", de William Ernest Henley, "soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma", dijo afrontar la muerte como algo inevitable. Y de la inevitable muerte, decía: "Cuando un hombre ha hecho lo que él considera como su deber para con su pueblo y su país, puede descansar en paz. Creo que yo he hecho ese esfuerzo y que, por lo tanto, dormiré por toda la eternidad". Poema Invictus, que acompañó a Mandela durante sus 27 años de cautiverio.
"En la noche que me envuelve, negra, como un pozo insondable, doy gracias al Dios que fuere por mi alma inconquistable. En las garras de las circunstancias no he gemido, ni llorado. Ante las puñaladas del azar, si bien he sangrado, jamás me he postrado. Más allá de este lugar de ira y llantos acecha la oscuridad con su horror. No obstante, la amenaza de los años me halla, y me hallará, sin temor. Ya no importa cuan recto haya sido el camino, ni cuantos castigos lleve a la espalda: Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma". William Ernest Henley. Fin de las dos citas.
Cinco millones de exiliados, miles de asesinatos políticos, un país arruinado y desmoralizado por el hambre y la corrupción. Este es el balance de la revolución, y del comunismo cubano en Venezuela casi finalizando el año 2019.
El sistema económico del socialismo real del siglo XX que fracasó en la URSS y toda la Europa Oriental, que tiene a Cuba sumergida en 60 años de miseria, la copia de estos importados modelos socioeconómicos fracasados implantados en Venezuela, son la ruina del país.
Por esta acción del comunismo cubano se ha destruido la nación, por la gran perdida de los bienes de la nación y de sus ciudadanos. Donde es evidente el destrozo, perdición, decadencia, y el decaimiento de las personas, familias, comunidades y del mismo Estado que hoy exhibe sus ruinas.
Lo que hoy sufre la Venezuela del 2019 con la revolución es lo que fue diseñado y construido por la Habana, y del cual el actual presidente es un simple brazo ejecutor, como él mismo lo ha dicho en varias ocasiones en forma consiente o inconsciente.
La criminal dictadura estalinista cubana concibió, creyó, y ha actuado en base a un proyecto en el cual el Estado debe ser el gran propietario de los medios de producción, lo que ha llevado a la liquidación de lo que ellos llaman la burguesía apátrida, como lo eran los propietarios de las empresas expropiadas, que hoy lucen desmanteladas y arruinadas, a los que odian. Esto nos llevó a esta ola hiperinflacionaria y de improductividad, por la liquidación de estas empresas manufactureras, de servicios, y con la agresividad destructiva llevada a cabo en el sector agropecuario productivo, donde el daño ha sido irreparable. Por eso la economía luce hoy en manos de los comerciantes atracadores lavadores de dólares árabes y chinos, importadores de alimentos y medicinas, los cuales masacran al pueblo venezolano con sus altos precios impagables.
El resultado ha sido la destrucción a gran escala de las capacidades productivas del empresariado venezolano cuyo diagnostico más claro es el hecho que Venezuela en 2019 produce 80% menos alimentos que antes de la revolución de 1999.
Hoy la palabra ‘ruina venezolana’ es la noticia en las páginas web del planeta, y donde adquiere un mayor significado es en el sector del petróleo. La estatal Pdvsa está en una fase de ruina total, con una producción severamente mermada. Pdvsa hoy es incapaz de aumentar la producción en un barril diario, a pesar de todo el esfuerzo que hacen los trabajadores que no se han ido, debido a la parasitaria militarización de la empresa, y de los esfuerzos que hace el personal no migrante, aun sigue disminuyendo la producción.
Pdvsa hoy no tiene capacidad de inversión, ni cuenta con el personal especializado para incrementar la producción de petróleo. Lo que si sobra es una claque de panfletarios que hacen la más ramplona politiquería comunista, todo lo contario al trabajo de producir petróleo.
El odio del castro comunismo hacia los venezolanos que preferían el ‘sueño americano’ ha sido cumplido al pie de la letra, como era el de ejecutar una venganza histórica contra Pdvsa quien fue construida con tecnología gringa desde los inicios de la explotación petrolera en el país, a quien veían como la prolongación en el tiempo de Venezuela por sus riquezas, en llegar a ser una potencia económica como USA. Y así lograron destruir a pdvsa con maestría. Los mejores talentos formados en la estatal petrolera hoy prestan sus servicios en las mejores petroleras del mundo, y Pdvsa luce arruinada, y sin su talento humano.
Lo que ha pasado con nuestra moneda no tiene perdón de Dios, la destrucción es total. El bolívar como moneda fuerte ha perdido todo su poder de moneda petrolera debido a la alta inflación, y la hiperinflación.
Cuando la mayoría de las monedas de América Latina lucen fortalecidas, el bolívar prácticamente no existe como reserva de valor ni unidad de cuenta. Cualquier plan para reflotar la economía pasará por la sustitución del bolívar, como sucedió con el Sucre en el Ecuador cuya economía hoy luce dolarizada, que ni Rafael Correa pudo revertir. En Venezuela la dolarización de su economía es evidente de hecho e irreversible. Así la ‘llamada revolución bolivariana’ habría terminado de re sepultar al Libertador Simón Bolívar para que termine de reposar en sana paz y no siga viendo al pueblo que libertó morir de hambre, y de enfermedades, .masacre que llevan a cabo, junto a las plagas de comerciantes árabes y chinos aliados de la revolución.
Actualmente la economía venezolana tiene un cáncer en estado terminal. Los salarios reales de los trabajadores han sido pulverizados, y lo que queda es una población hambrienta y rehén como en Cuba, de una bolsa de comida, y de unos marginales bonos que ya superan el salario miserable. Parece que esto fue lo que Fidel imaginó que debía ser Venezuela. Me cago en la hostia y me limpio con el sudario ¡Coño!