Heinz Dieterich, el creador de la idea del Socialismo del Siglo XXI, ajusta cuentas con Correa, García Linera y otros

Ajuste de cuentas entre impostores

H. Dieterich, el creador de la idea del Socialismo del Siglo XXI, ajusta cuentas con Correa, García Linera y otros "socialdemócratas" ante el fracaso de sus posturas

Hay que ser muy cínico para echar la culpa a la socialdemocracia del fracaso del llamado "socialismo del Siglo XXI", ya que cuando nació este engendro a nadie se le pasó por la mente llamarlo socialdemocracia. Solo se les ocurre este chiste ahora que se trata de repartir los escombros que quedaron del fracaso de esta forma de avasallamiento de las sociedades latinoamericanas mediante confabulaciones meticulosamente orquestadas, lo cual ya podía percibirse hace años. Parieron un socialismo, pero criaron una socialdemocracia y sin que nadie se entere. Vaya transformación. Esto es lo que hace Heinz Dieterich, padrastro del socialismo del Siglo XXI y ahora ajustador de cuentas con los responsables de los fracasos plantea en su artículo "Derrota tras Derrota: La fallida socialdemocracia latinoamericana" [ https://www.aporrea.org/imprime/a284707.html ].

Pero no son más que patadas de ahogado frente a un prospecto que nació muerto, simplemente porque los regímenes que fueron incorporados en esta corriente fracasada no tenían ni la más mínima condición, menos la intención de convertirse en verdaderos transformadores de sus sociedades, si por transformación entendemos no destruirlas o no dejarlas más inertes aún de lo que ya estaban al inicio de sus tenebrosas carreras.

Para entender el extravío en que se halla toda esta corriente, es oportuno pasar revista a los Siete Mandatos para Triunfar de Dieterich, receta que ni en un catecismo se presenta de modo tan secante y arrogante.

Veamos algunos de estos mandatos (en el link adjunto se pueden ver los demás "mandatos").

1. Activar la economía para remediar la injusticia social.

Creer que basta con una instrucción de este tipo para que la economía se eche a andar, resulta no solo ridículo y jocoso, sino completamente extraviado. La polémica en el mundo empobrecido gira hace décadas en torno a las estrategias y vías para "remediar la injusticia social". Se han probado y ensayado diversas formas, solo algunas han dado algunos resultados como lo que ha ocurrido en sociedades asiáticas que han comprendido que no tienen otro remedio que trabajar disciplinada e incansablemente porque no tienen Plan B, o las escandinavas que han combinado mucha creatividad y orden con muchos recursos y una administración cuidadosa o el caso de China que ha formulado un fusión de Estado y mercado y ha centrado toda su acción en el desarrollo tecnológico, el comercio internacional y un férreo control social. América Latina no tiene ninguno de esos fundamentos clave para avanzar por la vía de la economía del conocimiento. En cambio tiene algo que los otros países no tienen o lo tiene en mucha mayor abundancia que dichos países: materias primas. El extractivismo hace casi innecesario todas esas condiciones, a la vez que el extractivismo más depredador y avasallador de todos resuelve todos los problemas que las elites exigen: el narcotráfico al servicio de los carteles, las nuevas elites latinoamericanas.

2. Asegurar el apoyo de sectores institucionales de las Fuerzas Armadas, que tengan igual o superior poder de fuego a cualquier fracción golpista militar.

Aquí se nota que transformación es igual a la toma del poder de modo indefinido por parte de una fracción de la sociedad y retenerlo a sangre y fuego. Transformar es sinónimo de someter los poderes públicos, defenestrarlos, ponerlos al servicio de dicha fracción, en suma, desactivar los sistemas de control del poder de tal modo que pueda ser ejercido de modo omnímodo, anulando toda posibilidad que pueda ser desafiado. Reclamarles autocrítica a los fracasados cuando su misión era tomar el poder y mantenerlo, incluso con "poder de fuego igual o superior" que el que pudiera disponer cualquier fracción golpista, muestra el extravío en que se hallan: ni ejercen autocrítica ni tienen una concepción de desarrollo que pueda remediar la injusticia social. Encima de ello, hacen escarnio de la democracia, se hacen la burla de su importancia y significación para los pueblos.

5. Proporcionar un sentido del futuro y de la vida, porque el homo sapiens es tanto físico como metafísico.

Eso debe efectivamente esperarse de movimientos revolucionarios con una profunda mística transformadora, que sean capaces de imaginar y vislumbrar un futuro común y compartido. No cumplieron esa tarea, simplemente porque un proyecto ligado al extractivismo y el narcotráfico no es comunicable, porque un proyecto basado en semejantes fundamentos no puede ser portador de futuro para ninguna sociedad. Al ser el homo sapiens también un ser metafísico, necesitado de relatos de futuro posible y deseable, ello exige que el relato que maneja la cúpula transformadora pueda ser compartido. Al no serlo, entonces se tienen que refugiar en un discurso basado en mitos, fantasías, dádivas, mentiras, concesiones y mucho odio, pues así evitan que la gente articule sus deseos y expectativas. Envenenar el alma colectiva es esencial para impedir que la sociedad pueda escaparse de sus cauces… hasta que se tropiezan con una "pitita". (*)

7. Cuando el proyecto fracasa, es obligación moral de los transformadores derrotados, explicar objetivamente las razones del fracaso, incluyendo su corresponsabilidad, para que el pueblo aprenda de los errores y evita repetirlos.

Esta directriz seguro que merece otra gran carcajada de quienes han conducido estos regímenes. Está claro que nunca pretendieron esos extremos, jamás se prepararon para dejar un legado resistente a toda clase de adversarios políticos y ni se les pasó por la mente que pudieran sufrir una derrota electoral porque controlaban y manejaban todos los hilos. Todo ello debido obviamente a que el proyecto de las cúpulas estaba muy alejado de lo que deseaba la gran mayoría. De ahí a que puedan explicas las razones de su fracaso, incluyendo su corresponsabilidad resulta francamente estrambótico, completamente alejado de las reales intenciones de una gran banda de asaltantes de las sociedades latinoamericanas. Es como pedir a unos asaltantes de bancos que se confiesen y que gracias a ello la gente aprenda a protegerse de sus atracadores.

En suma, el fracaso de estos esperpentos incluidos bajo la etiqueta de socialismo del Siglo XXI radica en que nunca tuvieron la intención de encarar ningún "proceso de cambio" más que discursivamente y con las sobras de la lluvia de divisas que les cayó, y muy pronto se entremezclaron con la mayor operación de destrucción de las sociedades latinoamericanas: el narcotráfico. Estas aventuras políticas no tenían ninguna condición para hacer posible alguna de las estrategias de desarrollo que si dieron resultados en otras sociedades y tampoco tenían ni la menor intención de construir visiones deseables y realizables de futuro para la sociedad, rendir cuentas o actuar autocríticamente. Todo ello muestra que nacieron para asaltar sociedades, no para construirlas o reconstruirlas.

Recién se empieza a calibrar el tamaño de la estafa, por lo que recién surgirán nuevas respuestas. Se trata sin duda de la mayor afrenta que han sufrido nuestras sociedades. La sociedad latinoamericana ha quedado históricamente emplazada a superar sus incontables problemas estructurales y déficits de todo tipo en plazos perentorios, so pena que estas bandas retornen muy pronto a manejar los destinos de nuestra patria grande o se queden parqueadas en ellas haciéndolas completamente inviables.

El grito de fuerza, ¿Quién se cansa? ¡Nadie se cansa!, ¿Quién se rinde? ¡Nadie se rinde!, es hoy más urgente que nunca.

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(*) "Pitita", diminutivo de pita o cuerda. Los ciudadanos bolivianos iniciaron el bloqueo de calles y avenidas en todas las ciudades de bolivianas al enterarse del fraude electoral cometido por Evo Morales en las elecciones del 20 de octubre de 2019. Este hecho fue comentado despectiva y sarcásticamente por Morales, quien se ofreció a hacer talleres para explicarle al pueblo boliviano cómo se hacen bloqueos, temática en la que él es sin duda un experto. La reacción general fue, usar las pititas como el vínculo general de la sociedad, capaz de generar cohesión, unidad y fortaleza entre todos los bolivianos. La "pitita" se ha convertido ahora en el nuevo símbolo de la unidad y la lucha del pueblo boliviano por la defensa y recuperación de la democracia en Bolivia.

carlosrodrigozapata@gmail.com



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