La agenda política del 2007

Sorteando contradicciones sociales y políticas matizadas con un indiscutible crecimiento económico se nos va el 2.006. Durante este año las elecciones presidenciales despejaron el camino hacía una nueva etapa en la transformación social, económica, política y cultural del país. Una nueva etapa cargada de retos y decisiones impostergables que conforman la esencia de la agenda política del 2.007.

El primer punto que debemos incluir en la agenda política del 2.007 es la necesaria atención a las expectativas, aspiraciones y necesidades del pueblo trabajador. No hay excusa para dejar de atender con eficiencia el problema de la vivienda, la inseguridad ciudadana, el desempleo y los servicios públicos. Esta es una tarea que requiere de especial atención por parte de los gobernantes y exige el reclamo necesario de los ciudadanos que estamos obligados a hacer valer nuestros derechos y ejercer la contraloría social desde cualquier espacio. Este punto está vinculado a la batalla contra la pobreza como enemigo esencial de cualquier proceso de cambios en este tiempo.

Un segundo aspecto tiene que ver directamente con la lucha contra la ineficiencia, el burocratismo exacerbado y la corrupción. Resulta imposible abordar la nueva etapa del Proceso de Cambios y Transformación Social con estas trabas dentro de la administración pública. La Refundación de República con su respectiva Reforma Constitucional y la construcción de la unidad del Chavismo no podrán avanzar si continúan las distintas instancias del Poder Público bajo la égida de burócratas improductivos y corruptos de toda ralea. En este terreno se plantea asumir el compromiso revolucionario, y apelar a las convicciones ideológicas para enfrentar esta nefasta conducta propiciada por oportunistas y enemigos de la Patria disfrazados de revolucionarios e infiltrados sin ningún compromiso social, político e ideológico.

Un tercer elemento, de mayor trascendencia social, es lo relativo a un Socialismo para el Siglo XXI. En torno a este planteamiento es necesario salir de las generalidades para imbuirnos en un debate profundo, diáfano y democrático que nos permita despejar las dudas existentes y construir la propuesta necesaria. Se trata de un debate que nos lleve a determinar las características y limitaciones de la propiedad en su dimensión social, colectiva, cooperativa y privada como garantía de un proceso productivo dirigido a satisfacer las necesidades de la población y no a garantizar la ganancia de unos pocos. Así mismo es imprescindible definir el papel de la familia como un complejo espacio social para la transmisión de valores y la reconstrucción de las relaciones sociales de producción y no simplemente como institución para garantizar la perpetuidad de la propiedad privada.

En el mismo contexto de un Socialismo para el Siglo XXI es impostergable la transformación del Estado Venezolano para acabar con un “aparataje” infuncional que solo sirve para darle cobijo a una burocracia y procedimientos improductivos. El nuevo Estado Venezolano debe se pequeño, dinámico, vigoroso y muy funcional para garantizar la dinámica social de la Democracia Participativa y Protagónica.

La definición de estos elementos nos lleva a incluir como punto de la agenda política del año 2.007 la Reforma Constitucional. Sería muy contradictorio abordar una Reforma Constitucional sin establecer los parámetros y bases fundamentales de un Socialismo para el Siglo XXI. Es la definición política, económica, social, cultural e histórica del nuevo modelo de país la que guiará los planteamientos democráticos de la necesaria Reforma Constitucional.

Finalmente, tenemos el planteamiento de unificación del Chavismo en una sola organización política. Se trata de construir una nueva organización partidista que logre aglutinar bajo una sólida Dirección Revolucionaria a todos los militantes de la Revolución Bolivariana. El Presidente Chávez ha lanzado un conjunto de propuestas que incluyen hasta el nombre y la metodología para iniciar la construcción con la urgencia social y política que exige el momento histórico. Estas propuestas no se pueden interpretar como una orden inapelable. Merecen ser interpretadas como el punto de partida para un debate productivo con la visión de una tarea estratégica que requiere ser resuelta sin mayores traumas.

Ahora bien, se trata de la unificación de diferentes colectivo que funcionan como organizaciones formales y están obligadas a iniciar una discusión para sustentar las decisiones a tomar y brindar un aporte determinante para el desarrollo político, ideológico y organizativo de la nueva organización política; trátese de un partido, movimiento o simplemente una unidad pragmática. Aquí no puede privar la imposición sobre lo democrático, ni las pretensiones hegemónicas sobre la participación activa de todos los actores. Tampoco puede reducirse a una “suma de siglas o sopa de letras” y menos puede convertirse en una acción apresurada que alimente el principio del Conde Lampedusa con su Gattopardo donde todo cambia para que todo siga igual. Entendemos que, en este punto, el Presidente abrió el debate y el camino para alcanzar este objetivo que también tiene carácter estratégico.

Como se puede entender la agenda política del 2.007 está cargada de puntos y aspectos de una trascendencia social de tal magnitud que será este año cuando se defina el rumbo del país y su transformación adquiera una dimensión que nos permita avanzar con paso firme hacía un Socialismo para el Siglo XXI.


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Darío Morandy


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