Mr. Danger Bush es tan apreciado mundialmente que cada vez que se traslada a otro país reúne multitudes con pancartas y tiene que ser acompañado por fragatas, aviones, helicópteros y miríadas de marines, cerrando con vallas varias cuadras para protegerlo de sus admiradores. ¿Cuánto le costará cada movimiento de este ejemplar representante al pueblo usamericano?
¿Creen uds. que hablo en broma? Pues no, sobre gustos no hay nada escrito reza un popular refrán, y quién sabe cuantos imaginarán que es muy romántico ser acompañado por tan enorme séquito, rememorando nostálgicamente los tiempos de la realeza, de la nobleza de azul sangre, su pompas y cortesanos. ¡Ah que tiempos aquéllos!
Quienes aún creen que todo es blanco o negro miren en Chile las manifestaciones paradójicas que ocasiona la muerte de Pinochet. Unos lloran por el que construyó un país moderno cuando quizás no lo hagan ni en el velatorio de un familiar, mientras otros festejan la muerte de un asesino alborozadamente. ¿Cambia algo acaso tal muerte lo que a cada uno nos toca vivir?
Hace unos días leía que el Sr. Bush inspirado por la revolución bolivariana y su axioma de inventamos o erramos, le había declarado la guerra muy creativamente en EEUU a la pobreza, el hambre, la enfermedad, la falta de trabajo, etc. Decidió que el mejor modo de hacerlo era seguir reduciendo el presupuesto de la inversión social.
Sobre todo el de las instituciones que estudian como tales decisiones afectan a la población. El considera que en una sociedad informática si suprimes la información se termina el problema. Oídos que no escuchan, cerebro que no recibe información, ojos que no ven y en consecuencia corazón que no siente. Cada cual a lo suyo y todos tranquilos que aquí no ha pasado nada.
Es una solución simple y práctica para quien ha vivido ensimismado en una atmósfera de relatividad mental, ha olvidado o perdido de vista que su mente es interdependiente con su organismo y que a cierto tiempo en que las necesidades del mismo son desatendidas comienza el dolor y la creciente alteración mental.
Un ensimismamiento y alienación similar encuentro en la mayoría de las opiniones que escucho y leo sobre el excitante proceso de la revolución bolivariana. Yo hoy preguntaría, ¿dónde están los científicos, profetas, astrólogos, chamanes y opinólogos que predijeron la revolución bolivariana y todos los acontecimientos continentales y mundiales que la acompañaron?
Si les hubiesen dicho 8 o 10 años atrás que en medio del absoluto letargo y escepticismo reinante se iba a producir tal fenómeno, que se iba a abrir camino ante todas las resistencias que se opondrían en su camino, ¿lo hubiesen creído? La respuesta ya la sabemos todos. Por supuesto que no, hubiesen sido parte de tal atmósfera escéptica que a todos nos contagiaba.
Sin embargo no tienen la capacidad para reconocerlo y siguen opinando y explicando el acontecer y pretendiendo decir que sucederá y qué no, con cuales inconvenientes se encontrará la revolución y la integración americana, si es realmente o no una revolución, si estos son o no los líderes apropiados, y un largo etc. sin final.
Pero si no sabemos como ocurrió aquello que era inimaginable para nuestros hábitos, creencias y expectativas de lo posible, ¿cómo pretendemos saber ahora cuales son sus caminos y que es posible o no que suceda, hasta dónde o qué será capaz de llegar? ¿Con qué modelo lo estamos comparando para opinar desde que lo imposible sucedió?
Si disponíamos realmente del conocimiento que ahora parecemos disponer para opinar respecto a los posibles acontecimientos o desenlaces, ¿por qué entonces no hicimos que sucediera la revolución, porque no la planificamos y pusimos simplemente en marcha? ¿O acaso el conocimiento es solo para opinar, para charlas de salón, para hablar ante las cámaras de TV, para llenar libros y libros sin producir jamás resultados?
Digámoslo de nuevo, lo imposible está sucediendo ante nuestras sorprendidas miradas. Porque lo único imposible es aquello a que nuestros hábitos y creencias, nuestros paradigmas de realidad nos ciegan. Toda nuestra historia es una demostración fehaciente de que no hay límites insuperables y tenemos miles de libros que lo enseñan y repiten. Pero seguimos inmunes emocionalmente a la grandeza del espíritu que nos habita.
El espíritu de libertad que nos impulsa más allá de todo límite, que en sus más elevadas intuiciones no acepta siquiera la muerte como fin de la vida, no se arrodilla ni baja la cabeza ni ante el más temible fantasma. Sin embargo seguimos esperando, preguntando, dudando, negando, temiendo, arrastrados por la incertidumbre de si lo lograremos o no.
No nos damos cuenta que nosotros somos ese espíritu, esa fuerza indomable, invencible, somos el modo y el canal a través de los cuales se expresa. Nuestros sentimientos, pensamientos y actos son sus formas de manifestación.
Y cuando dudamos, tememos y proyectamos fuera de nosotros las posibilidades de superar las resistencias, de que lo nuevo sea, nos estamos convirtiendo justamente en parte de esa resistencia. Porque es nuestra fuerza, nuestra fe, nuestro sí a la vida lo que hace que eso que presentimos encuentre los caminos para venir a ser en el mundo.
Nada está prescripto. Nuestro conocimiento es fruto de los acontecimientos y logra la capacidad de reiterarlos a voluntad cuando descubre su estructura interna. Pero nuestro conocimiento no establece las condiciones de lo que puede o no suceder.
Los seres humanos no sufrimos las mismas limitaciones de la naturaleza. Los seres humanos vivimos en la tierra de la posibilidad. Nosotros somos el verdadero misterio a develar, pero solo podremos hacerlo cuando nos hagamos concientes de ser esa posibilidad y confiemos en nuestras fuerzas y capacidades para ir más allá de todo límite.
¿Hasta cuando pues seguiremos preguntando y aceptando respuestas de otras supuestas autoridades respecto a lo que somos o no capaces de hacer? ¿No es hora ya de que pasemos a la acción y lo comprobemos? ¿No es preferible equivocarnos y corregir mil veces, fracasar y volver a intentarlo a vivir en el escepticismo, la impotencia y la ignorancia?
Nuestros paradigmas de conocimiento son sumamente estrechos y desestructurados, cada ciencia se desarrolla en su casillero. El escenario en el que sucede la revolución bolivariana es sumamente amplio y complejo en sus relaciones. Volvamos al punto de las interrelaciones entre siquis y soma.
Hoy 50% o más de la especie humana encuentra serias dificultades para acceder a la satisfacción de sus necesidades, las enfermedades y hambrunas se hacen ya lo habitual por todo el planeta. El ecosistema que es nuestro hábitat está sumamente alterado.
Huecos, calentamiento y contaminación de la atmósfera y aguas, hielos que se derriten, volcanes que se activan, huracanes y tsunamis de gran potencia y creciente continuidad, movimientos sísmicos y de las placas tectónicas.
Deforestación, tierras que se desertizan, lluvias y sequías prolongadas, alteración de la media climática que afecta las cosechas, especies animales y vegetales que se extinguen, y un largo etc. Este panorama o condición alterada de nuestro hábitat le da un contexto muy diferente a los acontecimientos históricos sociales, humanos, que nos toca vivir.
Tomemos nota que la gran mayoría de las circunstancias citadas no tienen solución local, nos afectan a todos inevitablemente. Esta es la tónica común de la época que nos toca vivir y la otra cara mayormente desapercibida de la tan mentada globalización. Queda claro entonces que por la vía del conflicto y la imposición violenta, a lo guapo, no hay salidas viables.
Todos sabemos aunque probablemente no lo tenemos presente ni le damos ninguna utilidad, que nuestro cuerpo es parte del ecosistema y comparte sus elementos componentes. Sabemos que la conciencia involuntaria o simpática es la que regula nuestra adaptación al entorno, sin cuyos respuestas instintivas o reflejas la vida sería imposible.
No solo porque no tendríamos la velocidad suficiente de respuesta ante lo imprevisto, como la picadura de una serpiente o un vehículo que nos atropella, sino porque la función vegetativa realiza miles de funciones simultáneamente para mantener el delicado e inestable equilibrio presente con su entorno en continuo cambio.
Por ejemplo el ajuste de temperatura y humedad dentro de umbrales aceptables. Cabe entonces preguntar, ¿creen uds. que todos los cambios acelerados que alteran nuestro ecosistema afectarán a nuestro organismo? ¿Creen que al sentir el creciente deterioro, enfermedades, hambrunas, muerte, nuestro organismo reaccione de algún modo?
Si no lo hiciere entonces nos estaríamos desadaptando crecientemente e iríamos camino de la muerte sin enterarnos siquiera. ¿A qué creen uds. que se deban los elevados sistemas de tensión que experimentamos y que muchos somatizamos como enfermedades y otros canalizamos como agresividad personal, respuestas desproporcionadas a los estímulos?
Y si lo ampliamos al escenario colectivo, ¿cómo creen uds. que se manifestaría, que se conductualizaría ese elevado sistema de tensiones? Yo creo que la agresividad, violencia, delincuencia e inhumanidad que estamos contemplando no tiene parangón histórico. ¿No se corresponderá esto de algún modo con como el soma afecta o se interrelaciona con la siquis?
Estamos acostumbrados a considerar el cuerpo como una cosa que está ahí y que salvo en caso de enfermedad o accidente tiene muy poca relación con la siquis, con la mente. Nos sentimos como una especie de ego o jinete que cabalga un cuerpo y jala de las riendas en una u otra dirección.
Pero cuando el corcel se encabrita, cuando la función vegetativa se intensifica, el jinete pierde equilibrio y hasta se desmaya, porque no está en capacidad de operar en esos niveles de energía. No tiene el hábito ni el manejo suficiente para darle dirección a esa intensidad emocional que lo desborda, sumiéndolo en el temor y en la extrañeza.
Pareciera entonces que por donde sea que observemos da la impresión que nos acercamos a la profunda alteración y fin de una etapa. Y como ya dijimos es justamente ante los límites que la fuerza indomable e invencible del humano espíritu despierta y se manifiesta.
Tal vez a circunstancias como estas es que se refieran tantas leyendas que nos hablan de increíbles gestas humanas, héroes y semidioses, reyes poetas y guerreros que guían a la humanidad en medio de circunstancias o transiciones críticas hacia un nuevo destino.
Dentro de este riquísimo y complejo escenario de interacciones estructurales y simultáneas, es que tal vez algún día contarán la gesta libertadora de la revolución bolivariana, como epicentro de un nuevo paso evolutivo humano que reaccionó en cadena por todo el planeta.
Quizás cuenten que hubo un ser humano que se compadeció de la inhumanidad con que trataban a su pueblo, y que luego de contemplar como lo masacraban impunemente por proteger el sagrado orden neoliberal y las propiedades privadas de las corporaciones internacionales que pretendía imponer el FMI, se sublevó intentando un golpe militar.
Fracasó y estuvo preso por años. Pero no dejó de sentir que un cambio de circunstancias era posible. Reuniéndose en esos años de prisión con otros que compartían esa sensibilidad fueron diseñando posibles pasos para ese cambio. Cuando cumplió su condena comenzó a recorrer en un desvencijado camión todo el país, hablándole al pueblo de sus sueños.
Y el pueblo lo escuchó y resonó a su sensibilidad. Pese a la falta de recursos y toda la adversa masiva campaña nacional e internacional de los medios de comunicación, logró transmitirle a la gente sencilla su convicción de que estaba en sus manos cambiar este orden de cosas.
Ganó las elecciones contra todo pronóstico por más de 50% de los votos. Y comenzó a intentar cumplir su promesa proponiendo un referendo para una nueva constituyente y constitución que ganó por más del 80% de los votos. Fue en ese entonces que surgió el programa Alo Presidente, primero radial y luego televisivo.
Su esencia es compartir con su pueblo, informarle de los planes, de las dificultades, de los logros, de los errores y la necesidad de corregir, escuchando a su vez lo que el pueblo tiene para decir. Mucha gente lo estudia intentando comprender que tiene ese programa que rompe con todos lo estereotipos de lo que debe hacerse para lograr un elevado ranking.
Pero lo que tiene es muy sencillo. Habla de la vida real, se expresa sinceramente, dice que es lo que se quiere lograr y cuales son las resistencias que se enfrentan para poder hacerlo, los intereses que se oponen y atentan contra el proyecto del pueblo. Habla del deseo de todos y de la lucha conjunta de todos para abrirle camino a su intención de una vida mejor.
Es la misma relación establecida durante la campaña hablando de igual a igual con la gente, solo que ahora están juntos en la posibilidad de realizarlo. Y es en esta relación de realimentación entre el ejecutivo y su pueblo, como este ha ido aprendiendo a reconocer cuales eran las condiciones que impedían, que discriminaban su acceso a una vida decente.
La conciencia popular se ha ampliado, hoy sabe que son exigencias del FMI y los demás organismos internacionales los que crean las condiciones cotidianas a las que ha de enfrentarse. Sabe que de nada le sirve luchar contra patronos o el estado, porque todos están sujetos a las mismas condiciones. Sabe que la soberanía es una lucha en todos los frentes.
Está enterado que es un modelo económico global, mundial lo que es necesario cambiar para que pueda vivirse en justicia, libertad y paz. Por ello es necesaria la solidaridad entre todos los pueblos, la educación y el conocimiento de las circunstancias reales, porque no puedes luchar con aquello que desconoces, que no ves ni sabes como manejar, resolver.
Y es esa sensibilidad compartida, esa sintonía que genera el compartir sinceramente las luchas de cada día, esa verdad dicha sin temor ni disimulos, lo que ha hecho que juntos hayan ido superando cada obstáculo menor o mayor. Incluyendo las componendas clientelares políticas que les proponían los partidos progresistas agrupados de su propio movimiento.
Desde el principio quedó en claro que el compromiso no era con instituciones internacionales ni con partidos políticos, sino con el pueblo. No había interés en gobernar por gobernar, en el poder por el poder. Todo eso solo era un medio para llevar a cabo el compromiso tomado de mutuo acuerdo, para realizar el plan estratégico elaborado.
Plan que fue cambiando a medida que la realidad lo exigía, que se ganaba en conocimiento de las limitaciones a enfrentar. Proceso en el cual todos fueron aprendiendo, conociendo, educándose.
Tal vez todo este proceso se comprenda mejor aún contrastándolo con el tipo de realimentación que recibían simultáneamente los que habiendo votado en gran mayoría el referendo para el cambio, el nuevo proyecto, siguieron sin embargo pegados a los medios de comunicación propiedad de las corporaciones, como niños pequeños al seno maternal.
Ellos fueron mantenidos inmersos en noticias banales e ignorantes del verdadero acontecer. Les hicieron creer que el gobierno autoritario les quitaba su libertad de competir libremente en el mercado, ganar según su iniciativa y capacidad de competencia, guiándolos hacia el atraso y el empobrecimiento. Su único mensaje era liberarse de Chávez, del chavismo, del pueblo.
Por tanto siguen siendo incapaces de levantar la mirada de sus intereses inmediatos, abarcar el panorama global y saber quien impone realmente las reglas. No han ampliado su conciencia para comprender lo que puede ser una sociedad inclusiva, convirtiéndose en opositores al proyecto liberador dentro del cual estaban incluídos, del cual eran y siguen siendo parte.
Aquella sensibilidad que se conmovió ante la inútil masacre del pueblo y se dio cuenta que si no se abrían canales de participación democrática solo cabía esperar un baño de sangre nacional, es la que explica la mayoría de lo que sobrevino luego.
La democracia participativa y protagónica y el cese absoluto de la represión violenta, poniendo al ejército a trabajar para y con el pueblo. Gracias a ello somos la primera revolución democrática que no se ha manchado las manos de sangre, no tiene cárceles llenas de presos políticos ni muertes que lamentar.
Abrir canales crecientes de participación quiere decir flexibilizar leyes e instituciones al punto de que no se conviertan en excusa para matar lo viviente en defensa de órdenes institucionales. El 2007 por ejemplo será un año de revisión popular de la constitución completa para adaptarla a las necesidades que el proceso ha ido generando.
La constitución y las leyes sirven al proceso viviente y se van remodelando para adaptarlas a él, y no a la inversa. La organización social y sus instituciones son para servir al desarrollo y la ampliación de la vida, del ser humano, para facilitarla, y no para convertirlas en una cárcel y un inútil peso burocrático insoportable que el pueblo trabajador ha de cargar.
Habíamos llegado a la ridícula situación de considerar la obra mayor que el artista encadenándolo, esclavizándolo a ella. Matando así lo más valioso, el proceso creador. Todo lo que hay en el mundo es nuestra creación mental o manual, incluyendo la tecnología y la organización social, las instituciones.
¿Cómo puede ser entonces que ahora seamos sus esclavos y nos asfixien cada vez más, pareciendo que nos hacen un favor cuando nosotros pagamos por todo eso y están allí para servirnos? Un empleado público es un servidor social, sea un presidente o un barrendero.
Por tanto abrir canales de creciente libertad de expresión es desde otra cara eliminar todos los intermediarios que hemos creado entre el trabajador y el fruto de su trabajo, entre el productor y el consumidor, entre el hambre, la necesidad en general y su satisfacción, es decir, el tiempo, la postergación, la frustración y el resentimiento que todos hoy experimentamos.
Al abrir nuevos y amplios canales de expresión, al dejar de reprimir tácita o violentamente, al ir quitando intermediaciones y desvíos inútiles e improductivos, los elevados sistemas de tensión han comenzado a canalizarse y fluir como creatividad, alegría, solidaridad, y se ha ganado una mayor eficiencia.
Gracias a todo este proceso de compartida sensibilidad se han visto fenómenos espontáneos inéditos e inexplicables para el conocimiento común, por los cuales han fracasado todos los boicots, golpes de estado, y el lavado de cerebro de los medios, la guerra informática.
A fuerza de generosidad, solidaridad, compartiendo lo que tiene y no lo que le sobra con los demás pueblos sin exigir ni esperar nada a cambio, como siempre ha caracterizado a la revolución cubana, nos hemos abierto camino entre todas las intentonas de aislarnos internacionalmente. Sabemos que tras toda apariencia vienen a por nuestro petróleo.
Pues entonces vamos a compartirlo soberanamente con todos los pueblos mientras todavía está en nuestras manos esa decisión. Vamos a convertir el objeto de su ambición en herramienta liberadora para todos, en lugar de morir abrazados a nuestra posesión por incapacidad de liberarnos de esa misma ambición.
Así pues a su intención de aislarnos por ambición, nosotros oponemos el abrirnos voluntariamente a compartir con todos los pueblos hermanos lo que tenemos. Como se nota no es suficiente la razón, hace falta la fuerza de voluntad para ir más allá del egoísmo, interés y ambición personal o nacional que es lo mismo, hace falta generosidad, inteligencia emocional.
Todo lo que estamos exponiendo es la interacción del creciente sistema de tensiones que experimenta la siquis colectiva en relación con el ecosistema, con el soma, con lo orgánico. Este sistema de tensiones es común a la especie, frente a ello no valen diferencias de raza, cultura, religión, género, clase. No valen las fronteras geográficas ni nacionales.
Al llegar a ciertos umbrales de tolerancia se disparan reacciones en cadena como estamos presenciando en todo el planeta. La alternativa real es que dirección le darás a esa poderosa e inevitable abreacción de energía vital. Si no abres las compuertas que la represan estallará como violencia destructiva, profunda alteración síquica y somatizaciones.
Ni el cuerpo ni el ecosistema son una cosa allí afuera, eso es solo una creencia de nuestra conciencia racional, superficial, de difusa vitalidad. Pero a medida que la conciencia orgánica, vegetativa que regula estructuralmente ese sistema de funciones comience a intensificar su actividad, empezaremos a descubrir su directa interacción con la siquis.
Entonces será inevitable darnos cuenta, no ya como conocimiento sino como experiencia directa que jamás hemos estado ni existe nada separado, que la vida es continua y plena relación, realimentación, reciprocidad. Si hay un ejemplo transparente de inclusividad, igualdad y justicia es el de nuestro hábitat. Ni el sol, ni el aire ni el agua han discriminado nunca a nadie.
Allí podemos aprender fácilmente lo que es justicia, equilibrio, reciprocidad, porque así como tratas se te responde, lo que das se te devuelve, lo que tomas has de reponer, porque la vida es intercambio, y si no hay reciprocidad, pues llegamos al agotamiento o colapso presente.
Si hay una línea clara dentro de lo que está aconteciendo es que este es un fenómeno colectivo, universal, humano, que no hace diferencias de ningún tipo, es decir es totalmente inclusivo, nos afecta a todos por igual sin importar quienes o que seamos. Es absolutamente imposible aislarse de el, donde sea que estés te alcanzará.
Trasciende los parámetros espaciales y temporales con que organiza la razón, los encadenamientos de fenómenos en causas-consecuencias extendidas en un tiempo que corre de pasado a futuro. Opera en estructuralidad simultánea de funciones, como todo organismo o cuerpo viviente, se expande y contagia como los virus, atmosféricamente.
Las únicas dos opciones disponibles son abrir compuertas de expresión, participación, protagonismo para que esta poderosa vitalidad se manifieste creativamente, alegremente, solidariamente, complementando funciones en una dirección elegida de común acuerdo. Del mismo modo que cuando liberas el agua de la represa suavemente todo reverdece.
Pero si dejas que siga subiendo la presión, llega un momento en que las aguas desbordan y la decisión ya no está en tus manos. Todo es arrasado por el enorme caudal de agua liberado repentinamente causando gran violencia y destrucción.
Para comprenderlo basta comparar lo que pasa en Venezuela, aún en medio de una guerra de baja intensidad, con lo que sucede en México, por citar cualquier país y no hablar de Afganistán, Irak, Palestina, Líbano, etc. Son estas las condiciones que irán demarcando cada vez a mayor velocidad los acontecimientos venideros.
Estamos en nuevos tiempos, rigen condiciones planetarias diferentes a todo lo anterior, y en consecuencia hacen falta nuevas sensibilidades y conocimientos. Lo que funcionó hasta ayer no más es cada vez más ineficiente hoy. No hay mayor prueba de ello que el fenómeno de la revolución bolivariana, su poderosa, veloz y amplia repercusión mundial en solo 8 años.
Vamos camino de un nuevo amanecer y más allá de las múltiples alternativas posibles en tan complejo y estructural escenario, lo verdaderamente relevante es la aventura humana cobrando un nuevo vuelo. La posibilidad de reconocer que somos, siempre hemos sido una raza de creadores.
El solo hecho de reconocerlo abrirá horizontes ilimitados dejando atrás todos los superficiales e infantiles conflictos en que aún nos debatimos. El camino es caminando y hacia delante. Avancemos con decisión y confianza, hombro con hombro y corazón con corazón, para que al mirar mañana hacia atrás podamos reírnos de los fantasmas que tanto nos atemorizaron.
El futuro es una aventura que se plasma día a día. Golpe a golpe, verso a verso. Nosotros somos los artistas. Eso es todo cuando necesitan.
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