¡Esto es más que una revolución chavista!

Las revoluciones se producen en general, según Payne, por guerras civiles o internas, desde dos puntos de vista: a nivel sociológico, por las estructuras socioeconómicas en crisis por diversas razones, y a nivel conductista o psicopolítico, por un cambio en la mentalidad o una "revolución mental". Una vez emprendida la revolución es imposible volver al pasado porque las revoluciones engendran reacciones que son en realidad nuevas revoluciones de signo distinto. Ninguna sociedad humana es estable ni puede serlo, para que se rebele, o subleve, o inicie una alteración, es preciso que surjan expectativas entendida ésta como mayor bienestar, mayor justicia, mayor equidad. Las revoluciones no hubiesen sido posibles sin líderes como Lénin, Churchill, Mao Tse Tung, Ho Chi Min, Fidel Castro y Hugo Chávez, entre otros guías que encaminaron esta ruta. El camino hacia la Revolución Bolivariana ha sido una tarea difícil, en virtud de las contradicciones existentes en la sociedad por la estructura capitalista que aún domina y la guerra emprendida contra el país por el imperio para derrotar a la revolución, esto a lo externo; mientras que a lo interno existen factores que han hecho difícil el avance de la misma, como la falta de una formación de consciencia revolucionaria por parte de su dirigencia o cuadros políticos, ya que algunos están marcados por el oportunismo, el aprovechamiento del proceso, la deslealtad, la traición y la concepción errada del principio crítico.

Si vamos hacia una revolución inédita, debemos partir de su condición de originalidad; es decir, necesitamos de instituciones y gobiernos auténticos, junto a líderes probos, ya que talento sin probidad es un antivalor bolivariano; tener una clara consciencia de lo que existe en el entorno, de sus problemas, cualidades y contradicciones. El choque con el capitalismo, el consumismo, el individualismo, la primacía de la plusvalía, ha generado las contradicciones y desastres dentro del proceso revolucionario que han obstaculizado su avance durante todo este tiempo, desde Chávez y profundizado con Maduro. Tantas oportunidades y coyunturas únicas de desplegarnos en la invención no han sido suficientes para fundar la verdadera Revolución Bolivariana, legado del comandante Chávez: actualmente contamos con un presidente chavista, un vicepresidente, 32 ministros, 148 viceministros, 19 gobernadores, 04 protectores de estados regionales (sin contar los protectores en las alcaldías), 500 constituyentistas, 45 diputados a la Asamblea Nacional, 300 alcaldes, 591 concejales, un Fiscal General, un Contralor General, un TSJ, 480 empresas del Estado, los CLAP, las UBCH, los líderes de calle, el estado Mayor de Alimentación, el Estado Mayor Eléctrico, equipos políticos estadales, equipos políticos municipales y parroquiales; a ello se suma un pueblo que ha resistido Golpes de Estados, sanciones, bloqueos económicos, cortes eléctricos, un desplome de los demás servicios públicos (gas, agua, gasolina, telecomunicación), incremento de los productos de primera necesidad con acuerdos contradictorios que alienan la capacidad de compra del pueblo venezolano, bajos salarios y una pandemia que ha limitado la capacidad de resistencia. A estas alturas, en pleno cambio de época a la que nos está impulsando este mismo sistema, seguimos errando, hay una deuda acumulada con este valiente pueblo, a la que ya no se le puede seguir fallando.

Esto es más que una revolución chavista y cada uno de nosotros, desde nuestra trinchera, debemos tener el suficiente coraje, la fuerza y la pureza para emprender, para reimpulsar la misión heroica de Bolívar y de Chávez: expandir el socialismo por toda Venezuela. Hay que tener un sentido del momento histórico y este lo es. Si contamos con todos los actores arriba indicados y el Plan de la Patria se detuvo, que es el legado de Chávez desde el proyecto de Bolívar, es porque los errores cometidos son graves y se debe asumir esta con una implacable crítica para poder renacer por muy dura que ésta sea, de lo contrario solo se le está dando continuidad a las posiciones acomodaticias que pretenden congelar el proceso de transformación, queriendo hacer realidad su sueño de convertir este proceso en una simple revolución pequeño burguesa, frenarlo y mantener su hegemonía política. "Todos somos Chávez" es la consigna dentro de la revolución, pero esta debe ser exaltada cuando el trato, el comportamiento y el ejemplo de cada líder o chavista, sean lo más parecido al comandante, en igualdad de condiciones en esta lucha revolucionaria y no para alzar la mano a quienes nunca apoyaron el legado de Chávez, tampoco para quienes se hicieron boliburgueses a costa de la revolución, o para quienes resultaron ser unos incapaces para gerenciar un ministerio, o la CORPOELEC, o PDVSA GAS; o para quienes la crítica les causa estupor porque quien la haga es un traidor. Toda crítica debe partir del conocimiento dialéctico de que no somos dueños de la verdad, por lo que la razón de uno no debe necesariamente ser asumida como la medida infalible de la razón de otros, ya que también nuestra razón también puede estar sometida a la crítica del otro; pero no se puede tener un partido revolucionario sin hombres y mujeres auténticamente revolucionarios, sin una militancia activa, crítica, autocrítica, comprometida, leal, disciplinada y sólida. Decía Martí que "los pueblos han de vivir criticándose porque la crítica es salud: pero con un solo pecho y una sola mente". Hacer uso del discurso de Chávez como bandera de esta manera es un irrespeto para los que hemos trabajado arduamente por la cristalización de este proceso. Por eso, necesario es retransformar otra vez lo que mutó con la clase trabajadora, con el campesino, con el poder popular, para transformar todo lo que deba ser transformado y sumar fuerzas que conduzcan a la creación de una nueva institucionalidad y romper con ese paradigma perverso que lleva viejas costumbres; debemos colocarnos al servicio de esos esfuerzos y en conjunto rediseñar los ejes de desarrollo de ese plan humanista, consolidando mayor consciencia e impulsando la transformación política. Como dijo el Ché: "en una revolución o se triunfa o se muere si es verdadera". Necesario es Vencer porque más que una revolución esta es la vía hacia la realización de una humanidad que viene arrastrando el dominio de nuestros antepasados con todos los lastres a los que hemos sido sometidos y opacados en las inquietudes de los intentos que se han hecho a través de muchas manifestaciones (caso Rusia que había logrado una enorme condensación y consciencia de sus habitantes). El descuido y la falta de consciencia nos llevará al fondo del abismo, por ello debemos tomar iniciativas con la concurrencia de todos los que sí están conscientes y están capacitados para hacer cambios radicales en Venezuela y el mundo. Revolución es integralmente cambiarnos nosotros en su totalidad de los filtros que se han radicado desde nuestro crecimiento para luego verterlos hacia la sociedad como una colectividad que está surgiendo de las cenizas de nuestros antepasados.



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Esmeralda García Ramírez

Licenciada en Administración Articulista

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