Se acaba de publicar una breve entrevista al Sr. Giorgio Agamben intitulada "Polemos epidemios" (ver en Posta Porteña del 23/07/2020 in http://infoposta.com.ar/notas/11192/polemos-epidemios/ ).
Muy breve será también aquí nuestra crítica-propositiva acerca de tres aspectos de las respuestas de Agamben (en adelante A.) en esa entrevista.
Empezamos por deshacer un equívoco obvio. A. contrapone implícitamente la "nuda vida biológica" a la vida política-ciudadana al defender la idea de que las políticas de cuarentena y distanciamiento adoptadas para combatir la pandemia del COVID-19 responden a una estrategia de dominio basada en la biopolítica. Creo que hay que aclarar que la crítica de lo segundo no valida la contraposición inicial. Me explico. A partir del operador lógico de "condicional" que he usado para deducir las tres normas fundamentales de la Ética a partir de la pregunta que la instaura, resulta obvio que estar vivo es condición de poder desarrollar una actividad política-ciudadana (por ejemplo para criticar al capitalismo y buscar su superación rumbo al ecomunitarismo). Que A. se enreda en esto lo muestra el fin de la entrevista, al defender la pertinencia de la convergencia entre la ultraderecha y una supuesta izquierda alemana cuando ambas se oponen a la cuarentena y el distanciamiento, pues omite A. que la ultraderecha (heredera del nazismo en Alemania) desprecia la vida de los asalariados y pobres y le sobrepone la necesidad de "normalizar" las actividades económicas, o sea la valorización del capital; de ese desprecio proviene también su campaña contra las vacunas (que comparten algunas fuerzas de supuesta izquierda), una vez más en nombre de la supuesta "libertad" del individuo, ahora ante el Estado vacunador. Sucede que la Historia ya ha demostrado fehacientemente que, por ejemplo, sin la vacuna contra la tuberculosis (la BCG), incontables millones de personas (y en especial de pobres, que son quienes tienen peores alimentación y condiciones sanitarias y de vivienda) seguirían muriendo en todo el mundo (como infelizmente siguen muriendo en los países más explotados del capitalismo mundial), y no podrían luchar por la superación del capitalismo; y que sin la vacuna contra la poliomelitis, muchos millones de personas cargarían con el terrible flagelo de la parálisis o la semiparálisis motora de por vida, dificultándoles la lucha por la superación del capitalismo. En estos casos y también ante la actual pandemia del COVID19 se aplica el mismo principio: cuanto más sanas (física y mentalmente) estén las personas (y en especial los más pobres), mejores condiciones tendrán de luchar contra el capitalismo y por el ecomunitarismo. Algo ejemplar a ese respecto sucedió en Brasil cuando el sociólogo Herbert de Souza (Betinho) lanzó en 1994 las bases de lo que desde 2003 sería el Programa "Hambre Cero", para proveer de comida a los hambrientos; a quienes lo acusaban desde una falsa izquierda de cometer el pecado de "asistencialismo" (que se contrapondría a la lucha por el socialismo), Betinho respondió con toda razón que un pobre muerto no lucha (y yo agrego, un mal nutrido luchará con poca fuerza físico-espiritual). En óptica similar, defendemos en la actual pandemia la necesidad de que las personas sin ingresos o con escasos ingresos tengan la ayuda pública suficiente y durable (en especie o dinero) para que puedan hacer la cuarentena con un digno nivel de vida y sin verse obligados a arriesgar sus vidas por la necesidad de ganarse el pan (volviendo prematuramente a sus trabajos, como lo exigen los empresarios). Y para la postpandemia defendemos la implantación de Programas permanentes de Ingreso Mínimo, que serían la prórroga sine die de esas ayudas de emergencia para enfrentar la pandemia.
En segundo lugar, cuando A. critica al distanciamiento social como una medida de control biopolítico, él mismo da la respuesta, al recordar que las nuevas tecnologías de comunicación (informática e internet) permiten que las personas, incluso distantes físicamente las unas de las otras, puedan coordinarse para una acción política continuada. Por nuestra parte interpretamos ese distanciamiento como una precaución necesaria para preservar la vida de l@s luchadoras/es, y esa comunicación informática como una herramienta para mantener viejas camaraderías y crear otras nuevas, para que, tan pronto como sea posible y con las debidas medidas preventivas, vuelvan a manifestarse como lucha política presencial, con las personas juntándose también físicamente en las calles y demás espacios públicos.
Y por último A. enuncia una disyuntiva postpandemia entre el triunfo de un sistema-Estado despótico, o el de uno democrático; no sin advertir que la democracia burguesa, con su separación de tres poderes y el Parlamento y la Constitución ha sido superada. En A. Latina sabemos desde siempre lo que es y cómo actúa un Estado despótico, suprimiendo libertades e imponiendo la censura, la cárcel, la tortura y el asesinato. Su más reciente expresión más aguda data de las dictaduras impuestas en los años 1960 sobre la base de la Doctrina de Seguridad Nacional, al servicio de las oligarquías locales y del Imperio yanqui-OTAN (doctrina que aún hoy permanece viva en casi todos los Ejércitos latinoamericanos). En los actuales Estados latinoamericanos postdictadura el despotismo se ejerce disfrazado de seudodemocracia seudorrepresentativa, al servicio de aquellas mismas oligarquías e Imperio. Ahora bien, A. no nos dice nada sobre la otra pata de la disyuntiva. Porque cuando dice "Sólo si somos capaces de fijar nuestra mirada con lucidez en las nuevas formas de despotismo que han sustituido a aquéllas (N.B. por ejemplo el fascismo), podremos eventualmente ser capaces de definir las nuevas formas de resistencia que podremos ofrecer", el entrevistador, en vez de preguntar qué resistencia es esa y qué tipo de democracia defiende, cambia de tema, introduciendo la cuestión de los refugiados.
Por nuestra parte, en perspectiva ecomunitarista rescatamos la importancia que tiene la Asamblea Constituyente mediante la cual la comunidad regional y/o nacional debate y después aprueba en referendo la Carta Magna de la convivencia socio-ambiental-intercultural-política. Y al mismo tiempo apuntamos hacia un necesario más allá de la seudodemocracia seudorrepresentativa burguesa, postulando una democracia directa siempre que posible (desde la asamblea local, hasta el nivel nacional y planetario, donde las deliberaciones y votaciones son hoy muy facilitadas por el uso de internet), por lo menos participativa cuando la forma directa no es posible, y representativa en último caso y para las pocas funciones que se revelen indispensables, pero cuidando que los representantes sean revocables a cualquier momento por quienes los eligieron, y puedan ejercer sólo dos mandatos, para promover la rotación de muchos (idealmente tod@s) l@s ciudadan@s en el ejercicio de esas funciones. También hemos mostrado cómo ni la separación en tres poderes ni los actuales Partidos son una necesidad de esa democracia con horizonte ecomunitarista (ver nuestro reciente artículo "Ecomunitarismo y Democracia hoy y mañana: ideas fundamentales" in https://www.aporrea.org/ideologia/a292879.html). Todo eso articulado con una economía ecológica y sin patrones, una educación ambiental generalizada (que incluye una educación sexual para el goce del libre placer compartido y que combata el machismo y la homofobia, y también una educación física superadora del deporte competitivo y crematístico), una comunicación simétrica (que pone en manos de las comunidades los actuales medios de los monopolios mediáticos), y una estética de la liberación (ver, por ejemplo, Sirio López Velasco "Ética ecomunitarista" , UASLP, México 2009, "Filosofia da Educação" in https://www.editoraphillos.com/siriolopesvelasco , y el reciente artículo "Cuba y A. Latina: utopía, realidad y futuro, in Posta Porteña http://infoposta.com.ar/notas/11185/cuba-y-a-latina-utop%C3%ADa-realidad-y-futuro/
y su versión en inglés "What would Che Guevara Say to COVID-19?", in in https://www.resilience.org/stories/2020-07-22/what-would-che-guevara-say-to-covid-19/).