A principio de año les contaba que uno de los efectos de la pulverización del salario, era lo difícil que se volvió pagar el transporte público. Exponía que llegaba ante el conductor de bus, le decía lo que tenía y este con mala gana, me dejaba pasar, gritando "¡ahí va otro fallo!". La situación no ha mejorado, así que seguimos estando "fallos" para pagar el pasaje, solo que ahora el chofer dice: "aguántense", que los llevo pero, los que pagan completo van sentados, de tal manera a armarnos de paciencia y a esperar que todos los puestos se ocupen para ingresar al bus.
Este hecho cotidiano, es un signo de la evolución de nuestra situación general. Hoy vemos a un selecto grupo que exhibe con descaro el consumo suntuario en los market y bodegones. También observamos a otro segmento mayor, que gracias a las remesas, doble jornadas, bonificaciones, entre otros ingresos; logra tener más acceso a lo elemental. Mientras tanto, crece un grupo con un exiguo salario y "bonos de la Patria", que apenas logra solventar una pequeña parte de lo que se necesita para reproducir la vida. Este es el grupo de los aguantaos, como cuando esperamos que se llene el bus.
Aguantar es un punto de partida para varias situaciones, en principio para la resistencia, que apenas garantiza la sobrevivencia, lo que eventualmente lleva a la inmovilidad, por la vía de la pasividad, que favorece el paternalismo gubernamental. Todo aguante es elástico y tiene su punto de quiebre, que generalmente es tumultuoso. Es lo que buscan los que se oponen al chavismo, para forzar un cambio en la correlación de fuerzas vigente, y por eso lo promueven, mientras aseguran que se den las condiciones para el quiebre.
El aguante también es un punto de partida para la organización, cuando se está consciente de que la única forma de superarlo es cambiar las causas que lo generan. Esta organización solo será posible gracias a un sector consciente que surja desde los que trabajamos, quienes con un enfoque de clase, se propongan e impulsen, un orden alterno al estado de cosas vigentes. Una dirección con esta perspectiva, en la coyuntura actual tendrá como enemigos a los dueños del capital, que han infiltrado el horizonte programático de la revolución y son los promotores a su vez de su oposición.