Antes de continuar con este asunto, es pertinente advertir a los lectores que los trabajos anteriores pueden ser leídos haciendo uso de los siguientes links:
Parte I : https://www.aporrea.org/ideologia/a297636.html
Parte II : https://www.aporrea.org/ideologia/a298194.html
Parte III : https://www.aporrea.org/actualidad/a298298.html
Parte IV: https://www.aporrea.org/ideologia/a298367.html
En el trabajo anterior terminamos haciendo referencia a la respuesta de un amigo, acerca del por qué, entre Diosdado y Maduro, Chávez había optado por optar por éste para que le sustituyese. Y después de escucharle le pregunté:
¿Pero no es apropiado pensar que, para Chávez, por muchas razones, sus vínculos desde la escuela militar, su participación conjunta en la formación del MBR-200, del cual Maduro no formó parte, el haber estado juntos en la preparación y ejecución del alzamiento del 4F y haber estado preso juntos soportando las mismas privaciones se sentiría más cómodo, privilegiando tanto la lealtad, por dejar su herencia en lo inmediato a Diosdado?
Es más, agregué ¿todo lo relacionado con el golpe del 2002, siendo Cabello vicepresidente que se mostró por demás solidario y sin vacilaciones, no muestran una alta dosis de lealtad, aparte que siendo Chávez y Cabello militares no fue este subalterno de aquél?
Escuchó mis preguntas, dispuso de tiempo como para ordenar sus pensamientos y me dijo:
Me gusta sobre todo eso de "dejar de inmediato su herencia a Diosdado". Porque comparto tu percepción. Por lo que hablé de la lealtad y como Chávez en virtud de su origen militar privilegiaba eso y de qué manera, como dices pudo optar por Cabello, pero como también agregas en lo "inmediato", con lo que pareces sugerir algo en lo que he pensado. Pero creo que, sin dejar de ser él, pensó precisamente que tal como estaban planteadas las circunstancias, en el momento de decidir, casi contingentemente, sin dejar de lado los otros y variados elementos, creyó apropiado optar por Maduro sin olvidar méritos y derechos de Diosdado que ese sentimiento de lealtad le inspiraban.
¿Es decir, piensas como yo que pudo desear dejar al mando a Cabello por lo de la lealtad, suficientemente probada, los vínculos militares, pero optó por Maduro por otros factores?
Esta vez sin pensar, pues parecía tener la respuesta en "la punta de los labios", esto respondió lacónicamente:
- "Si, eso creo".
¿" Sin olvidar méritos de Diosdado que ese sentimiento de lealtad le inspiraban"? ¿Quieres explicarme el profundo significado de esa expresión tuya?
"Quise decirte que la decisión que tomó, por los hechos, incluyó reconocerle a Diosdado su lealtad y rol político, el de antes y ahora. Por eso, como todos sabemos el monaguense se mantiene como el segundo de abordo en la nave chavista".
Veamos el asunto de esta manera para ver si en esto también coincidimos, dije y agregué:
Siendo el chavismo una especie de río que creció a expensas de multitud de pequeños tributarios, unos más grandes que otros, de origen civil y militar, después de Chávez, por la conducta y el concepto de liderazgo que este tuvo, el que la gente en el Celarg, como Vladimir Acosta y hasta el español José Luis Monederos, llamaron hiperliderazgo, que produjo una muy peyorativa calificación de Maduro, como llamarles "habladores de paja", a la muerte del líder, era natural que allí se pudiese producir una diáspora o por lo menos imaginarla. No mucho tiempo atrás, poco antes de la convocatoria a la Asamblea Constituyente, Maduro presentó su candidatura a encabezar la dirigencia sindical del Metro caraqueño, donde como se sabe, por lo publicitado, trabajó por años como conductor de autobús, siendo derrotado por un joven, desconocido para el país, aunque bastante conocido por sus compañeros, ahora diputado llamado Francisco Torrealba. Para entonces, Venezuela toda sabía de los estrechos vínculos entre el hoy presidente de Venezuela y el máximo líder de la "Revolución Bolivariana". El "despegue" o el inicio de la promoción de Maduro como dirigente, no de pequeños grupos de la izquierda de su generación y nivel, sino del chavismo, comienza con su nombramiento como canciller de la República. Se convirtió como en un hito que un obrero fabril había llegado nada más y nada menos que a la presidencia de Brasil, la potencia suramericana. Pero también coincide aquello con un momento estelar de la política internacional diseñada, desplegada por Chávez con todo el apoyo y fuerza material de los precios del hidrocarburo. Aquellos aciertos, éxitos y acciones de solidaridad, bolivianismo e integridad liderados por Chávez, lo que incluyó la derrota del ALCA, de la cual todavía los gringos no se reponen, fueron compartidos por Maduro como Canciller de la República. ¡Hay que ver lo que significa esa catapulta!
Mientras tanto aquello sucedía, Diosdado no había sido muy exitoso como político y candidato; tanto que siendo gobernador de Miranda perdió las elecciones con Capriles. A lo interior del partido tampoco le había ido bien, salvo que, en una decisión entonces muy criticada, el presidente Chávez optó por asignarle una vicepresidencia de la organización. Además, desde ese tiempo, los enemigos de Cabello, lo digo así porque no se puede llamar de otra manera a quienes así procedieron, comenzaron a construirle una imagen de corrupto que hasta los gringos oficializaron sin mostrar prueba alguna. Hasta Domingo Alberto Rangel, quien bien lo sé, solía hacerse portavoz de cosas que le contaban sus "amigos", sin soporte alguno, llegó a asegurar en un trabajo para "Quinto Día" que Cabello era dueño de la empresa Eveba, asunto de fácil comprobación, pero quien nadie ha comprobado. Pero, además, era el monaguense, conste que hablo en pasado, un hombre de hablar sin ínfulas de intelectual y sin ese lenguaje estereotipado de hombres formados en la militancia de izquierda. En ese tiempo, jamás escuché de sus labios palabras como imperialismo, capitalismo y socialismo menos, pese que, antes Chávez no sólo se había definido como tal, sino que ya lo planteaba como objetivo de su lucha y gobierno. Entonces, pareciera que el monaguense se conformaba ser o representar el factor militar, sin una propuesta distinta o contradictoria a lo que defendía la socialdemocracia venezolana, pero toda una actitud de respaldo incondicional a su eterno comandante y poco esfuerzo hacía por construirse un liderazgo sólido en aquel aluvional movimiento que era el chavismo y se conformaba con eso que mi amigo destaca, ser leal al líder.
Hice una pausa tras ese largo discurso, circunstancia que mi amigo aprovechó para decirme que compartía ese razonamiento y agregó:
- "Cuando Chávez, quien no tenía previsto que en esos momentos muriese, hubo de hacer aquel anuncio, pese a la comprobada lealtad mutua entre él y Cabello, sabía que este no estaba en condiciones todavía de asumir el liderazgo; el chavismo en su complejidad estaba muy distante de lo que hasta ese momento había sido el oriental. Además, Maduro, era entre los jefes de grupos del chavismo, quien contaba mayores anexiones, no en el movimiento popular, sino entre los grupos organizados, eso que solemos llamar convencionalmente vanguardias. La amplia masa seguía con amor, emoción y casi devocionalmente al líder y estaba dispuesta a seguirlo en lo que dispusiese. Aquello era como un pacto emocional al cual, de toda la dirigencia chavista, sólo entraba Chávez. De esta relación profundamente sentimental, emotiva, ha hablado con frecuencia Oscar Schemell. Quien intentase romper con aquella disposición, sobre todo en las circunstancias "sobrevenidas", no tendría otra recompensa que la derrota. La muerte de Chávez, de manera sorpresiva para sus seguidores, creó un estado emocional que fortaleció más aquel su testamento. Basta con recordar las manifestaciones alrededor de su funeral y el estado de postración en que quedó el país todo, incluyendo a la oposición, para comprobar lo que estamos afirmando.
Aparte que nadie tenía autoridad para cuestionar aquello, me refiero a la toma del testigo por Maduro, la inmediatez del proceso electoral no dejó otra opción. Quizás, con frecuencia, piensa uno, Chávez y Cabello, a quienes creemos muy cercanos, más de lo que pueda pensarse, hablaron detenidamente de ese asunto y todas aquellas circunstancias. De lo que uno saca como conclusión que Cabello no sólo mostró otra vez lealtad sino serenidad para aceptar todo lo que pudo serle inesperado.