La verdad es que la oposición en Venezuela debería estudiarse casi que a nivel mitológico, y encontrar en los unicornios el sentido de cada una de sus leyendas, no porque sea una analogía de éstos, sino que en esencia al paso que continúan con sus acciones terminarán en la mitología de la política, llenos de buenas intenciones, pero solo en la construcción de mitos e historias.
El madurismo que obviamente es un efecto de la designación que hizo Hugo Chávez sobre el actual presidente Nicolás Maduro, también está conformado por Jorge Rodríguez, ahora presidente de la "asamblea nacional", y su hermana Delcy Rodríguez quien será en lo sucesivo la permanente vicepresidenta. Ellos tres conforman el triunvirato del poder en Venezuela. De hecho, en caso de que Maduro por cualquier razón saliera de la presidencia, constitucionalmente hablando, sería alguno de ellos quien debería asumir la primera magistratura del Estado.
Por ello, la salida de Diosdado Cabello no solo de la ilegal e ilegítima constituyente era necesaria, sino que al sacarlo del juego político, aunque este hable y hable lo que quiera, sabe que le fue aplicada una suerte de extrañamiento político, por más que pida y pida el ministerio de la defensa, porque el madurismo difícilmente le permitirá semejante poder, aunque lo más probable es que se invente alguna función de esas estrambóticas con rango de una ficticia "vicepresidencia" para que Diosdado se mantenga de "vocero" y exprese un disimulado poder dentro del madurismo, y lo más importante, justificar la "unión revolucionaria" aunque la procesión vaya por dentro.
En tal sentido, la mitología caracteriza al unicornio de varias formas, siendo la más universal la figura del caballo con un solo cuerno en su frente, lo cual lo hacía un animal fuerte, y por supuesto de resistencia que además era de alguna manera codiciado por reyes o personajes emblemáticos. Es más, hasta en el libro de Números en el Antiguo Testamento de la Biblia hebrea en su versión de Reina Valera se hace mención al unicornio - aunque se debata su existencia, especialmente hasta por los norcoreanos- como una forma de generar no solo pensamientos, sino de su existencialidad en términos de fe religiosa.
En consecuencia, la oposición venezolana debe ver en el unicornio el color blanco de la esperanza, la fortaleza de sus acciones para construir una ruta política con energía y que sea definida en sus espacios de acción, y además ver en su cuerno, no un arma para destruirse entre ellos mismos, sino para entre todos unirse como una sola lanza en términos de acción política, aplicando máxima velocidad y reflexión en la toma de decisiones, pasando a la ofensiva de la teoría y la praxis de posibles soluciones a la crisis ante el desastre que ha hecho el madurismo, y usando la inteligencia para responder con una sola vocería articulada - una auténtica unidad a nivel nacional, en cada estado, en cada municipio - en la cual se expresen las posiciones que jamás se dirán en la "asamblea" madurista por razones obvias.
Si la oposición logra entender en que la mitología es un signo evidente para la (de)construcción de nuestra realidad, y toma en relevancia al unicornio como esa figura de fuerza, imagen, ideas y sobre todo nobleza, podrá tal vez, narrar una historia verdadera y que no sea al final una parte de una mitología política, es decir, en vez de hablar de unicornios con cuerno en la frente, esta oposición tendría entonces el cuerno ubicado por los maduristas a tales "unicornios" en su parte posterior, o sea, para seguir atacando a ciegas y sin forma de poder derrotar al adversario.