Los últimos ocho meses de la vida de Bolívar, de engaños, desengaños, traiciones y pérdidas lamentables, las recoge magistralmente Gabriel García Márquez en su obra literaria “El general en su laberinto”; que debe ser obra de consulta, para todos los venezolanos y chavistas. Allí Bolívar exclamó ¡Dios mío!; ¿Cómo saldré yo de ese laberinto?. Hoy el presidente Nicolás Maduro y el pueblo están ante la disyuntiva que se planteó Bolívar. Como vamos a salir victoriosos de la agresión imperialista y de esa perniciosa práctica de funcionarios atados al pasado, que no lo piensan dos veces para reeditar viejas prácticas de lo que se llamó la democracia representativa.
Si verdaderamente estamos siguiendo el legado de Chávez; deberíamos estar en la obligación, tal como lo exige el pueblo de a pie, a seguir estrictamente los sabios mandatos que el comandante eterno nos propuso, desde el día que apareció con su mensaje del por ahora, el 4 de febrero de 1992. Vino luego una Asamblea Nacional Constituyente, se inauguró una nueva Constitución. Apareció una nueva planificación de cara al pueblo; entre ellas el Plan Simón Bolívar, el Plan de la Patria, ahora el Plan Constituyente de la Patria; que en muchos casos lo hemos convertido en letra muerta. Por ejemplo la idea que practicamos de Moral y Luces, que venía rindiendo ingentes beneficios en la formación política e ideológica en las bases del pueblo, fue de repente eliminada de un plumazo y transformada la educación política a través de métodos elitistas y centralizados, con una orientación cuasi burguesa.
Es oportuno el momento para abordar nuevos caminos y trazarse nuevas metas y estrategias por la salida de este laberinto. Tenemos al Covid 19, que los únicos que se ven visualizados los casos en esta vasta geografía que es el estado Bolívar, son las poblaciones del sur; mientras que en el municipio Caroní existe un desborde del coronavirus que no está siendo atacada adecuadamente. Tenemos que poner a flote el caso de nuestra maltratada y golpeada Guayana y con ella las empresas básicas, que nada tienen que ver con el estado federal descentralizado, que vende lo poco, cobra lo poco, hace y deshace y se rige bajo normas, que nada tiene que ver con un posible tránsito hacia un gobierno socialista y si lo dudan, sería interesante que llevaran este importante tema a un debate de la Comisión de Contraloría de la recién electa Asamblea Nacional. No estaría de menos abrir una investigación de verdad que ponga el dedo en llaga de cómo se ha gerenciado la industria del hierro, del acero y el aluminio. ¿Cuánto millones se han invertido? Y cuáles han sido los resultados. Para nadie es un secreto que altos ejecutivos de estas empresas, viven el exterior de su rentas y otros son nuevos ricos, en la misma Guayana. Es más lo ha dejado filtrar en sus constantes alocuciones el presidente Maduro. Existen muchos funcionarios, que están más pendiente del negocio turbio, que el de servir con idoneidad, pulcritud y responsabilidad; que de las tareas que le han sido asignadas.
La nueva Asamblea Nacional, repito, puede ser la nave que aperture la salida del laberinto, lo que obliga al Polo Patriótico a jugar un verdadero papel dirigente y contralor nacional, estatal y municipal del gobierno nacional que apunte a su adecentamiento y dar una marcha segura para la construcción de un gobierno patriótico, democrático y socialista.