En política todos tenemos que superar etapas teniendo o no presente que la política "es el arte de la guerra por otros medios".
Todos sin excepción escogimos transitar el arduo camino de la lucha sin cuartel y de manera simultánea construir una estructura confiable capaz de funcionar en cualquier circunstancia.
Nos toca aprender del fracaso y celebrar victorias, nos toca ampliar nuestra base política de apoyo más allá de nuestra fuerza natural y también nos toca probar el sabor amargo de la tricion y derrota.
En mi caso particular fue y es así, no se ustedes pero hago esta reflexión porque a estas alturas de mi vida, después de haber sido un cuadro formado por mi abuelo desde mi adolescencia, he transitado el camino del fanatismo, fui un militante romántico de aquellos que se dejaban seducir por una dirigencia donde había gente buena y gente mala, como en todas partes, por eso después de cruzar el desierto me he dedicado los últimos tiempos previos y durante la pandemia del covid 19 a escuchar, leer, analizar y tratar de interpretar el discurso político de mis aliados y sobre todo, del adversario interno y externo, por eso me refiero al ex alcalde de Cabimas, porque luego de leer sus declaraciones recientes, uno tiene la obligación moral de expresar la opinión para dejar constancia de la inestabilidad psicológica del dicho y hecho del señor Félix Bracho.
En una nota de prensa titulada: "le ganaré al chavismo con Dios y los votos del pueblo de Cabimas", este señor describe una situación de calamidad que todos vivimos como quién no tiene nada que ver cómo causante, por un lado su afirmación de haber renunciado al PSUV por defender los intereses de Cabimas, porque además apoyo la convocatoria extemporánea de referéndum revocatorio al Presidente Maduro y por pedir la destitución de tres ministros: energía eléctrica, ambiente y agua.
Cuestiona que en su gestión había más de veinte camiones recolectores de desechos sólidos y que actualmente existen 300 carretas.
Y otro asunto que me parece importante señalar de esa nota de prensa es la realización de una obra de gobierno con las plazas Bolívar y Barroso, además de la planta de asfalto.
Ahora bien, en que cabeza cabe la idea de que el tiempo histórico de su gestión se puede comparar con la actual que dirige nuestro amigo del alma, Pedro Duarte.
Pero vamos por partes, comencé diciendo que todo político tiene sus etapas de formación, crecimiento y desarrollo, en el caso del señor Félix Bracho no fue así, porque asumió la política como negocio y corrió con la suerte de jugarse la lotería con un equipo que lo postuló como concejal durante el periodo de Noé Acosta y durante el último periodo de Alemán, se convirtió en el típico candidato folklórico que se hace visible en tiempo de elecciones con una retórica que ejerce la apostasía Cristiana y un verbo incendiario para culpar a otros de sus propios errores.
Nunca fue militante de izquierda, fue un oportunistas que uso nuestros símbolos y canciones para llegar al poder pero luego concentró todo el poder en sus manos de tal manera que no existía la creatividad del funcionariado, él pensaba por todos, incluso, firmaba los cheques del personal como símbolo de desconfianza hacia su propio equipo.
Pero el asunto tiene varias aristas: tenía un pacto con algunos dirigentes de la derecha con quiénes compartió el gobierno.
Cómo vemos la inestabilidad psicológica descrita se manifiesta en su doble discurso y doble moral ya que decir que se va enfrentar al centralismo la misma persona que concentró todo el poder en el municipio es ilógico, mucho menos viniendo de quién gozó de los grosores privilegios de una monarquía en pleno siglo XXI en Venezuela.
Nadie puede negar que hubo una obra de gobierno gracias a que nuestro país no estaba bloqueado, se vendía petróleo y esto generaba importantes ingresos al municipio, no estaba dolarizada nuestra economía, claro, el bloqueo estaba recién nacido pero tampoco había pandemia, por eso sería el colmo que no haya tenido obras de gobierno.
Pero si observamos quirúrgicamente algunos datos de lo que entregó al Alcalde Pedro Duarte, seguro que no tendría más nada que decir.
En el despacho del alcalde siempre habían existido una serie de obras artísticas unas donadas y otras compradas que, las desaparecieron en menos de 24 horas después de las elecciones.
No solo fueron las pinturas, la misma suerte ocurrió con cafeteras, computadoras portátiles, mobiliario y todo, lean bien, todo el parque automotor de la alcaldía fue entregado desvalijado. Todavía estamos buscando y recuperando vehículos y está acción criminal también afectó al parque automotor de IMAUCA, sí, la misma empresa paramunicipal que él señorito Félix Bracho se jacta de haber tenido una super mega flota de camiones recolectores, claro que los tenía pero dile a la gente como los entregaste vueltos chatarra.
Sobre el tema del agua potabilizada y aguas residuales se está realizando en estos momentos la discusión del proyecto de Ley de Aguas, pero entre líneas pude notar que desde que concluyó su gobierno se inició el sabotaje del sistema de distribución, el problema del gas y aguas servidas.
Será que se le olvida que sus líderes de la derecha fueron quienes pudieron bloqueo, sanciones e invasión, que todos nuestros males son consecuencia de la irresponsabilidad de una oposición que ahora dicen que con Dios y el pueblo, seguro que sí.
En el campo revolucionario estamos preparados para preservar este espacio de gobierno conquistado con Pedro Duarte al frente bajo la dirección Suprema de Dios y nuestro pueblo.
#NoVolveran