"A los incrédulos les digo que un gran suceso de poder moverá la podredumbre y traerá la paz definitiva a los venezolanos. Amén"
El texto anterior, le tomé de las redes; como es evidente, su autor o autora, es religioso o religiosa. ¡Pero cómo se parece a lo que dicen muchos, según el cual, el socialismo sólo será alcanzable por una explosión violenta y la acción de una vanguardia de acero! No sería una construcción colectiva a partir de la realidad de este mundo sino una creación divina de una vanguardia ungida de divinidad. Pareciera un volver a la épica griega de un cielo plagado de dioses para esa cosa.
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El modelo de sociedad existente, por muy injusto que sea, tanto que se hace inevitable su cambio por uno equilibrado, lo demanda el planeta mismo, requiere una forma que esté en capacidad de hacerlo y esta nace, no tiene otra opción que crecer, desarrollarse y madurar dentro de aquel; el actual dominante. Pues eso quiere decir que en el seno de la sociedad debe engendrarse el modelo sustitutivo, pues este no puede ser creado de la nada y menos por el simple uso de la fuerza de las armas. Sí, esa alternativa se abre, sólo que de como aquello de quien lo encuentra es de él. El capitalismo ha mostrado una enorme capacidad de mutación, que pudiera seguir un destino u otro, todo depende la capacidad de maniobra, comprensión o acertados diagnósticos de las fuerzas en pugna. Los cambios o mutaciones, son una muestra como las clases dominantes a falta de respuesta racionales y estructurales sujetas a un proyecto alternativo impulsado por quienes les corresponda, actúan con libertad y supremacía-
Los hombres vanguardias con sus armas y sus gritos en el mundo, como he leído recientemente de alguien, sólo inspirados en el buen deseo de crear una sociedad nueva y justa, no pueden soñar, como intenta la cinematografía comercial, con una invasión extraterrestre que se nos aparezca hasta con los terrones de azúcar. Tampoco con sólo formar y expandir vanguardias, hombres como de acero, dicho en el lenguaje de Domingo Alberto Rangel, indoblegables, nada dados a caer en la tentación, la corrupción y hasta el autoritarismo, pero desasistidos del apoyo de la multitud que debe tejer y teje la nueva red de relaciones dentro de lo existente y hasta mejor a partir de los materiales e instrumentos disponibles, hasta creados y aceptados por ella misma. Tampoco es respuesta estructurar partidos formados por dirigentes y militantes heroicos, sin inserción alguna en el aparato productivo y menos vinculados estrechamente a la multitud de trabajadores.
De una reciente lectura de un trabajo de Domingo Alberto Rangel, se desprende como los capitales o empresas, antes en pugna, compitiendo entre ellas se han ido asociando para de ello salir fortalecidos. Ha sido esa una forma de recomponer el capitalismo y las relaciones entre clases de distintas áreas y países para seguir manteniendo el control. Es decir, ellas han sabido si no desaparecer por lo menos bajarle el tono a sus contradicciones. Así, casi Europa toda, aparece hoy asociada con Estados Unidos y aliada en la OTAN, para enfrentar a quienes definen como enemigos por lo de la competencia capitalista y amedrentar a quienes vacilen. Pero es bueno tomar en cuenta que, esta alianza, EEUU-Europa, en lo que respecta a los capitales, que casi les convierte en el mismo, se traduce también en lo militar, para enfrentar frentes que amenazan su hegemonía en el mismo modelo capitalista.
Pero la izquierda sigue con la misma visión del mundo del pasado, como si el capitalismo se hubiese detenido o congelado desde los tiempos de Lenin y peor aún de Stalin, pese en veces y mucha de ella, predica contra éste. Y hasta hay quienes ven, en una competencia, un lado o bloque, en apariencia sólido, pretendidamente hegemónica y otro que tratando de consolidarse, estaría ansioso de romper esa hegemonía y búsqueda de expansión para sus capitales, como si el capitalismo se estuviese derrumbando.
Ya hay demasiadas evidencias que esto de la transformación del modelo está en marcha, sólo que sus mutaciones determinan que las tendencias al cambio a un modelo más que intenta tejerse, parezcan distintas a las que se originaron a partir del diagnóstico, determinación de las tácticas y estrategias, de hace más de un siglo y particularmente las diseñadas a partir de la Revolución Bolchevique y, en particular, las de los tiempos del liderazgo autoritario de Stalin.
En una necesidad de prolongarse, el capitalismo o quienes manejan las manijas del mismo, han logrado cosas impensadas en el pasado en el campo económico y de la tecnología, como una elevadísima cifra de trabajadores, proletarios por las redes, al margen de la fábrica, como nacieron los antiguos artesanos en el modelo feudal, pero en este caso una multitud sin límites ni medida y además física y emocionalmente distanciados. Mientras los partidos, supuestamente nacidos para el cambio parecen anclados en el pasado o en la simple ideologización para sus tácticas, violentas o electorales pero jamás para el cambio y por supuesto nada dispuestos, desde ninguna perspectiva, para influir en ese nuevo universo. Y esos partidos anquilosados, anclados en el pasado, por lo mismo, no muestran disposición a llegarle a esa nueva referencia clasista.
Y tampoco se puede pasar por alto que, el movimiento, ese que genera el cambio, es constante, permanente e indetenible. No puede destruirse lo existente para quedar como en el vacío, la inmovilidad, la nada y de allí, de esa soledad, comenzar a engendrar el nuevo estado de cosas, como quien apaga un motor y enciende otro. El nuevo orden viene engendrándose en el dominante bajo distintas formas y expresiones. Por supuesto, la clase dominante resistirá hasta donde pueda, como por aquello del Conde de Lampedusa, en "El gato pardo", cambiar para que nadie cambie y eso será así hasta que las nuevas relaciones, determinadas por factores de gran trascendencia, empiecen a imponerse, lo que nada tiene que ver con una implosión o estallidos de rayos que anuncian el amanecer y al "esperado". Lo que queda mejor expuesto, cuando vemos, sin poner mucha agudeza en ello, como el capitalismo muta y se transforma para mantener sus valores y procedimientos determinantes, con vida y energía. Mientras, quienes creen adversarle o intentan enfrentarle, parecieran anclados en la edad de piedra.
La capacidad de mutación, de adaptación del capitalismo, es una realidad que uno puede observar todos los días y el movimiento, en cierta forma, más acelerado, pero determinado por ella. Los rasgos del modelo al que el capitalismo sustituyó son radicalmente diferentes y la clase que ahora domina, no sólo es la más capacitada, sino que dispone de mayores y mejores recursos para defenderse. Por eso, uno cree que de los factores en juego, al que siempre se alude, pero poco interés se le presta, es el relativo a la destrucción del planeta, asunto ante el cual, la clase dominante ya tiene sus planes. El pensar en movilizar la población humana a otros espacios luce, por ahora, sólo como un sueño y fundamento para guiones de videos o películas que mucho se venden, pero en realidad irrealizable, digámoslo así, para no ser pesimistas o demasiados estrictos. Por eso, el modelo capitalista ya comienza a pensar en una salida con respecto a la expectativa de vida que en los últimos años ha aumentado de manera sustancial y con ello generando al Estado una obligación y costo no pensado antes en profundidad y con preocupación. Sin olvidar como el planeta se deteriora no con lentitud.
Quien esto escribe, me pondré como ejemplo, para darle un fundamento íntimo a lo que digo, trabajó formalmente, digo esto porque ahora esto escribo y muchas cosas todos los días sin costo adicional para el Estado, lo que es un trabajo, como docente por más de cuarenta años y me jubilaron, pues nunca eso pedí, casi a los 65 años, no me fueron reconocidos los años de trabajo en otros espacios. En el ámbito laboral, es habitual o lo pertinente, se jubile a los trabajadores después de 25 años de servicio. Pasado este tiempo, el trabajador docente, tiene el derecho a jubilarse, eso significa que esa jubilación suele llegar entre los 45 ó 50 años.
En mi caso, pese haberme jubilado "tarde", aunque siempre he dicho lo hicieron antes de tiempo, cuando estaba en condiciones de rendir mejores beneficios, sólo que en otro nivel y circunstancias, que me estaban vedadas por carecer de respaldo de parte de los manejadores del Estado, llevo 20 años cobrando o sea, siendo lo que diría cualquier neoliberal, "una carga pesada para el Estado". Y esto, al pensamiento neoliberal, desde tiempo atrás preocupa en demasía. Ya es por demás conocido el contenido de un informe del FMI del año 2012, según el cual, la longevidad se convierte en un serio peligro y advirtió sobre "las implicaciones financieras potencialmente muy grandes del riesgo de longevidad; es decir, el riesgo de que la gente viva más de lo esperado". Frase que se ha atribuido a Christine Lagarde, ex presidenta del FMI y ahora del Banco Central Europeo.
Por lo anterior, uno ve el empecinamiento de ciertos sectores poderosos de impulsar a guerras y hasta nucleares que provoquen grandes devastaciones en determinados espacios, sobre todo lejanos a los centros preferidos y protegidos de quienes esos planes impulsan. Hasta parte de la Europa misma, cuya dirigencia se presta para tales planes, estaría bajo la amenaza de la destrucción nuclear. Y es Europa justamente un espacio, donde abundan en gran medida personas longevas con "costo demasiado alto para el Estado"; lo que implica el riesgo que éste, se vea obligado a exigir al capital privado la disminución de sus ganancias o acumulación, por la vía de los impuestos, para atender tales demandas.
Es dudoso que Marx haya dicho que lo pertinente es "establecer una nueva sociedad". Y lo es porque esa expresión tiene el mismo sentido de fuerza e imposición y el socialismo jamás será impuesto, menos por quien pudiera hacerlo, el Estado; es una expresión ajena a la dialéctica, puesto que lo coherente, dialéctico y coincidente con el pensamiento de Marx es que la nueva sociedad emerja de la vieja, cuando las masas, el pueblo, crean sus nuevas relaciones y están se expandan y establezcan como determinantes. El Estado, con su fuerza coercitiva estaría para ir consolidando los cambios. Pero sucede que las vanguardias que deberían estar atentas a esos procesos, engarzar las ramas de los árboles, impulsar el movimiento y la tendencia que se acumula e inclina entre las masas, parecieran no estar en capacidad de captar la realidad de su tiempo y menos hallar o crear las formas o mecanismos para inocular formas nuevas o abonar las ya existentes.
Pensar, como piensan muchos, en una vanguardia, alentando a una población que le sirve de trinchera y palanca, sin ideas, proyectos comunes y menos identificación verdadera ente ambos factores, para como de repente, sustituir el modelo, es como esperar que de repente, nos invadan extraterrestres llenos de buena fe y vengan a montarnos una "isla de Jauja". De eso, a volver a las viejas y fracasadas intentonas de autoritarismo, personalismo, no hay ninguna referencia.
Una sociedad con un Estado impositivo, donde las multitudes, las fuerzas del cambio y creatividad, no puedan expresarse y hacer con libertad y conciencia su tarea, jamás avanzará hacia unas relaciones de producción y una cultura que le sean propias. La imposición, es contraria a la creatividad y la equilibrada creación social.
Parte I: https://www.aporrea.org/ideologia/a313897.html
Parte II: https://www.aporrea.org/ideologia/a314127.html
Parte III: https://www.aporrea.org/trabajadores/a314385.html
Parte IV: https://www.aporrea.org/ideologia/a314876.html
Parte V: https://www.aporrea.org/ideologia/a314998.html
Parte VI: https://www.aporrea.org/ideologia/a315293.html
Parte VII: https://www.aporrea.org/actualidad/a315527.html
Parte VIII: https://www.aporrea.org/ideologia/a315971.html
