Alquimia Política

El problema de la transdisciplinariedad en la sociedad líquida

 

La partida de este plano vital de Zygmunt Bauman (1925-1917), el 9 de enero de 2017, en Leeds, Reino Unido, coincidió con la publicación de su última entrevista concedida al diario español "La Vanguardia", según reseña Ricard Ruiz de Querol. En esa entrevista al consultarse a Bauman acerca del giro que el mundo estaba dando en tiempos turbulentos y de incertidumbre, responde: "…Estamos pagando el precio por los treinta o cuarenta años de atracón, de juerga otorgados por una serie de obsesiones demoníacas interconectadas, como vivir a crédito, la orgía consumista, la creciente brecha entre los ganadores y los derrotados, la nacionalización de las ganancias y la individualización de las pérdidas, el encogimiento de los rangos de los ganadores frente a la multiplicación de los perdedores y una globalización para los ricos que va aparejada con atar a los pobres al suelo…Todos hemos sido ya seleccionados, sin habernos pedido nuestro consentimiento, para la condición cosmopolita: somos ya todos interdependientes en casi todos los aspectos de nuestras vidas. Pero no hemos adquirido todavía una conciencia cosmopolita. Ni siquiera hemos tampoco comenzado a realizar intentos serios de adquirirla… Si la libertad ya ha sido conquistada, ¿cómo es posible que la capacidad humana de imaginar un mundo mejor y hacer algo para mejorarlo no haya formado parte de esa victoria? (…) El incremento de la libertad individual puede coincidir con el incremento de la impotencia colectiva…"

Recalcaba Bauman en aquellos días que la sociedad moderna (a la cual él calificó a finales de los noventa del siglo XX, como sociedad líquida, la cual definió como un estado fluido y volátil, donde la incertidumbre por la vertiginosa rapidez de los cambios ha debilitado los vínculos humanos), ha despertado demonios personales, aquellos con los que cada una de las personas conviven en alguna medida, entrando en la vida cotidiana por el inconsciente; aquél Bauman de diciembre del 2016, que es la fecha en que se le hizo la entrevista de manera formal, resaltó que la sociedad se ha dejado abrazar por la desigualdad y la injusticia, por lo que es necesario ser conscientes de que el mal existe, y es más que la ausencia de bien, y ese el bien, que también existe, para convertirlo en realidad exige más que buenas intenciones, implica buscar incitarnos a aprender a organizarnos para ejercer una acción colectiva eficaz, en busca de la política, ya que no podemos dejarle a los "políticos" en uso de las competencias de legitimidad electoral que la democracia moderna, la toma de decisiones acerca de asuntos que nos compete a la mayoría de los ciudadanos.

Los retos, explicaba Bauman, a los que nos corresponden responder el hombre inmerso en esta sociedad líquida, es el de desarrollar una conciencia colectiva, hacer crecer la voluntad de seguir sus dictados; aprender la técnica moral que permita llevarlos a la práctica y que muestre un mundo inter y transdisciplinar en todas las manifestaciones del pensamiento humano.

Bauman internalizaba la sociedad líquida por no mantener ningún rumbo determinado, puesto que como sociedad, en cuanto a líquida, no mantiene por mucho tiempo una misma forma; es una sociedad donde figura el cambio y la transitoriedad desde los elementos sólidos que conservan su forma y persisten en el tiempo, teniendo vigencia mientras que los líquidos son informes y se transforman constantemente por la vía del fluir, muy a la pro de lo que expresara Heráclito de Éfeso (540 antes de Cristo-480 a. C.), filósofo griego presocrático, de que "Todo fluye, somos y no somos", el cual mostraba como el mundo experimenta un proceso de continuo nacimiento y destrucción al que nada escapa; dentro del cambio incesante de las cosas sobrevive la unidad o principio eterno encarnado por el fuego, que hace alusión metafórica al movimiento y cambio constante en el que se encuentra sumido el ser humano y el mundo, en contexto de incertidumbre y caos.

Para Bauman, la transdisciplinariedad viene a reforzar la idea de un saber holístico e integral que venga a solucionar problemas teóricos y prácticos en la sociedad; anteriormente se pensaba que la especialización de las disciplinas era la más conveniente ya que se hacía necesario mantener distancia entre ellas para conservar sus cualidades, pero la dinámica social y cultural de los pueblos ha exigido de la academia admitir que el pensamiento moderno se complementa entre sí, para dar paso a la multidisciplinariedad y posteriormente a la interdisciplinariedad y transdisciplinariedad, en la que los diferentes saberes trabajan entre sí para construir un conocimiento más robusto.

En Bauman, la transdisciplinariedad es la manera o forma de trascender desde la relación binaria A y no-A, y observar que la relación es multifactorial y que no hay elementos contradictorios, sino complementarios.

Otro aspecto que defiende Bauman, es que la incertidumbre en que vive el hombre moderno lo lleva a transgredir y romper las fronteras disciplinares, reconociéndolas no como barreras, sino como nuevos territorios que serán explotados, como espacios de trueque, de intercambios, de enriquecimiento mutuo, que permiten nuevas miradas al conocimiento.

Bauman problematiza la transdisciplinariedad al decir que ella genera pluralidad en el conocimiento, produciendo un diálogo nuevo entre ciencia y humanidad, entre saber académico y saber popular, e insertando los nuevos saberes de otras culturas y confrontándolos bajo el crisol del conocimiento científico con otros conocimientos, que por acción de contrastes presenta juicios de saberes que condicionan la vida ordinaria.

Bauman establece una relación entre la sociedad líquida y la transdisciplinariedad, mostrando como patrón necesario el uso de una categoría conceptual que tengan implicaciones de carácter pedagógicas en la acción de un proceso formativo que haga uso del proceso de transversalidad como elemento base del diálogo de saberes.

Lo transdisciplinario desde el criterio de Bauman, incorpora la búsqueda de nuevos saberes y su vínculo entre sí, concibiendo el saber y sus relaciones desde la idea de la totalidad como una forma de posarse sobre lo real, pensarlo, interpretarlo ante una realidad que bien sabemos no es estática, sino que se despliega en su propio movimiento histórico.

La transdisciplinariedad, según lo describe Enrique Pérez Luna, Enrique, Norys Alfonzo Moya, y Antonio Curcu Colón ("Transdisciplinariedad y educación", en Educere, vol. 17, núm. 56, enero-abril, 2013, pp. 15-26), desde el punto de vista pedagógico para Bauman, se entiende como un giro global al interior de la configuración del saber y el conocer; en este sentido, se puede hablar de trans saberes, ya que no es el saber académico institucionalizado y escolarizado el único que puede poseer validez epistemológica, por el contrario, el saber extra académico puede pensarse en conjunción para concebir una sinergia de saberes plurales, abiertos, creativos, móviles y flexibles que conduzcan a una expresión ampliada de la realidad. Lo transdisciplinario permite incorporar saberes subestimados por los cánones disciplinarios, pero no sólo saberes, sino identidades, formas de aprender, maneras de concebir el conocimiento, hibridaciones culturales, transmisión de experiencias, entre otros.

Ahora bien, en el caso de las investigaciones que se llevan a cabo en el Programa de Doctorado de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora, Vicerrectorado de Producción Agrícola del estado Portuguesa (UNELLEZ-VPA), la transdisciplinariedad tiene un problema en cuanto a su encuadre con la idea de complejidad. Antes que nada es necesario entender que la complejidad implica que al estarse ante un conocimiento duradero, se hace prioridad reducir lo simplista y lo efímero, de acercarse al saber desde el consumismo; acá Bauman es incisivo al expresar que la educación líquida, en lo cotidiano, es difícil, inaccesible, carece de orden y que, por lo tanto, es complicado de explicar, de abordar y resolver desde la idea de la complementariedad; es necesario confrontar la realidad que vive el ser humano cada día, tomando en cuenta que la realidad se asume más allá de lo constituido, esto requiere destacar las opciones de explicaciones teóricas que a través del proceso de transversalidad la definen como múltiple y compleja; se trata de descubrir los procesos lineales, lógicos, basados en la experimentación, la comprobación, y la certidumbre; sin embargo, las formas de pensar y actuar evolucionan, y la humanidad se reconfigura a partir de éstas.

Es como hace referencia Edgar Morin, "...la conciencia de la complejidad nos hace comprender que no podremos escapar jamás a la incertidumbre y que jamás podremos tener un saber total: la totalidad es la no verdad". Una de las principales críticas que hace Morin al sistema educativo, es la independencia de los contenidos, que no exista relación entre ellos, ni con la vida cotidiana.

Para solucionar este problema de la transdisciplinariedad es necesario consolidar la complementariedad de saberes con el análisis de hechos que van validando las metodologías y estrategias de investigación con el uso de la lógica. Desde finales del siglo XX, principios de este siglo XXI, se empezó a experimentar los seres humanos una serie de cambios vertiginosos en la sociedad y dificultades cada vez mayores para que los Estados-nación controlen a sus poblaciones; las migraciones se intensifican y alojan a miembros de distintas culturas, costumbres y religiones, en sociedades avanzadas o desarrolladas; se ha dado una saturación en las demandas de nuevos saberes. La sociedad líquidas, en las que, como se dijo al principio, las instituciones se desvanecen o se muestran impotentes para cumplir sus objetivos, los Estados nacionales se han tenido que conformar con el desarrollado de los poderes globales, tomando decisiones por encima de sus autoridades naturales y mostrando a los científicos sociales, la creciente necesidad de colaborar en la consolidación de las disciplinas y en el establecimiento esquemático-gráfico de los nuevos vínculos que deben comenzar a generarse en ese proceso de transformación moral, ética y cognitiva de la sociedad líquida.

La academia, a todas estas debe enrumbarse hacia la consolidación de las ciencias en un programa inter y transdisciplinario que muestre los nuevos significados de las relaciones humanas y científicas. La propuesta transdisciplinar en este sentido debe orientarse hacia la conversión de los fenómenos sociales y naturales, hacia la multidimensionalidad de las Unidades de estudio, combinando los paradigmas para superar el reduccionismo propio del modelo de ciencia moderna desde la perspectiva trans, donde el ser humano es incluido en el proceso de desarrollo de conocimiento del conocimiento y del desconocimiento, reintroduciéndose la creatividad y la operación de la lógica del antagonismo para investigarse y vivir la realidad, permitiendo la comprensión del antagonismo de orden y caos como constitución de todo lo que acontece en el espectro de la materia-energía cósmica.

De manera puntual, al delimitar el enfoque transdisciplinar en el contexto de la sociedad líquida y en relación con la complejidad, se puede apreciar nuevas herramientas conceptuales que hacen posible desarrollar con mayor pertinencia el acercamiento a los fenómenos de estudio: auto-organización, amplificación por fluctuaciones, auto consistencia, autopoiesis, auto semejanza, criticabilidad, correlación, constructivismo radical, artificialización, imprecisión, conectividad, superposición, dialógica, emergencia, diversidad, flujo, imprevisibilidad, inclusión, pluridimensionalidad, multidimensionalidad, actualidad, potencialidad, retorno, retroacción, resonancia, rizomas, virtualidad, singularidad, diferencia, multiplicidad, heterogénesis, polilógica, multirreferencialidad, interdisciplinariedad, entre otras; la transdisciplinariedad hace su especio desde el enfoque de la complejidad, como clave transdisciplinar que haga posible consolidar las acciones de auto-organización, fractalidad, emergencia, cambio, evolución, realimentación/ retroalimentación, campo, cultura, ecología (ambiental, social y mental), caos, desorden, incerteza y creatividad, entre las más destacadas.

Como expresara Dante Galeffi, en su ensayo del 2014, titulado "La perspectiva transdisciplinar de los saberes plurales y de la difusión del conocimiento en educación como alternativa creadora para el mundo globalizado en que vivimos ¿Podemos ser el elemento sorpresa de la nueva revolución cultural de la especie?"; que la perspectiva transdisciplinar es una pragmática relativa a una teoría del conocimiento diferente y a una ontología que proyecta al ser humano en posibilidades abiertas a su actuación inclusiva, lo que torna la Realidad como un campo de acontecimientos contrastantes y paradojales. Esta ambigüedad estructural de la realidad no es algo que se pueda borrar impunemente y constituye la materia prima del conocimiento actual en su dinámica generadora. Sin embargo, una teoría sola no es capaz de establecer los parámetros de control del mundo dominado por la cibernética en expansión. Es preciso educar para la perspectiva transdisciplinar, lo que involucra otras formas de organización del conocimiento, en una complejidad creciente, comprendiendo diferentes estructuras de composición y construcción de formas de comportamientos inteligentes y también sensibles y afectivos.



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Ramón Eduardo Azócar Añez

Doctor en Ciencias de la Educación/Politólogo/ Planificador. Docente Universitario, Conferencista y Asesor en Políticas Públicas y Planificación (Consejo Legislativo del Estado Portuguesa, Alcaldías de Guanare, Ospino y San Genaro de Boconoito).

 azocarramon1968@gmail.com

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