“Ser o no ser” fue el dilema que se planteo Hamlet, personaje creado por el escritor británico William Shakespiare, a mediados del siglo XVI, a pesar de los años este dilema continúa vigente, existen dos planos donde dicho dilema cobra un carácter particularmente crítico, y es en lo existencial y en lo político, en lo existencial cuando implica problemas de identidad ó ante la presencia de una dicotomía como por ejemplo cuando se presenta una encrucijada donde necesariamente hay que optar por un camino u otro, dándose casos que han conducidos a situaciones límites e inclusos fatales como es el caso del suicidio.
En lo político no es menos trágico como, cuando se plantea el problema de sí se es verdaderamente revolucionario o no... ¡, sí de manera autentica se es revolucionario, entonces deberá hacerse suya la frase “patria, socialismo o muerte”, sí no se es revolucionario, entonces se procederá a sustituir la palabra muerte por la palabra vida, y el conectivo “O” por “Y” y en consecuencia quedará la frase como “patria, socialismo y vida”, como se comprenderá sin mayor esfuerzo intelectivo dicha modificación le cambia radicalmente el sentido a la frase original, ocurre que quienes no son auténticamente revolucionarios y socialistas, no logran entender su real significado y más aún no perciben la diferencia.
Y es que en lo esencial, la frase original tiene que ver indisolublemente con la transformación, y lo opuesto a la transformación es la muerte, por tal circunstancia los que nos sentimos revolucionarios optamos por la transformación aún cuando es ese empeño se nos vaya la vida; por otra parte para ser revolucionario se requiere experimentar un proceso de cambio cognitivo, (aprendizaje), lo cual es producto de la reflexión, a partir de un conjunto de interrogantes y definiciones, del análisis de referentes de orden teórico y de las realidades locales nacionales e internacionales, es decir un socialista no se hace por generación espontánea ni de la noche a la mañana, “sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria, decía nuestro inolvidable comandante Ernesto (che) Guevara, haciendo alusión a la formación, pero también al comportamiento de un revolucionario para que éste sea considerado como tal.
La indignación ante la injusticia, la solidaridad con los que menos tienen, el desprendimiento de las cosas de orden material, y sobre todo el compromiso con el cambio social y la instauración de un nuevo tipo de sociedad centrada en la dignificación del ser humano, es consustancial a la frase “patria socialismo o muerte” y en la inspiración que para los revolucionarios venezolanos construyamos colectivamente el socialismo del siglo XXI.
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