Deberíamos preguntarnos en que espacio de la lucha, hubiésemos estado nosotros, ante la revolución de Mayo del 1800, frente a la invasión napoleónica a España. Del mismo modo cuando las Flotas inglesas y francesas, la OTAN de hoy, frente al estuario del Río de la Plata ocupando la isla Martín García se disponía a segregar la Mesopotamia de la Argentina. Lo mismo que pasa cuando un Gobierno electo, se subordina al colonizador autorizando la entrada de tropas extranjeras, el saqueo y la entrega del Patrimonio Nacional. Frente a esas situaciones límites hay patriotas y serviles, luchadores y claudicantes, quienes sucumben a la opresión y quienes luchan con dignidad.
Es que la concepción de Patria no es sólo una invocación abstracta, puede serlo en tiempos normales del tránsito histórico de un Pueblo, pero es una demanda de definición cuando está la Patria en peligro de disolución. Es en esos momentos cuando surgen los liderazgos necesarios para convocar a la lucha, como el Éxodo Jujeño, las batallas de Obligado, Tonelero, San Lorenzo y Quebracho, el pueblo en la calle del 17 de Octubre, las manifestaciones del 2001 son todos hitos en los cuales siempre parió Patria y liderazgos.
Cuáles son los ejes sobre los que se sustentan los conceptos de soberanía, es la discusión estratégica necesaria de la construcción de un modelo de país, que contenga las demandas de los intereses del pueblo argentino y defienda la integridad de la Patria. Esa dirección de la discusión nos lleva a un territorio del análisis, que desde la política internacional al sistema de alianzas e integración al mundo requiere una mirada nacional, con identidad firme que permita integrarse, al mismo tiempo que fortalecerse en su modelo de construcción, que en nuestro caso es solidario con un Estado que asuma la responsabilidad de superar las asimetrías propias de la comunidad; un Estado no sólo presente sino activo en la construcción de Justicia Social.
Todas las discusiones periféricas, en especial las referidas al internismo, que llevan a la personalización de éxitos y fracasos, que no abordan los temas estructurales del colonialismo en la Argentina, lejos de servir, aún como catarsis, debilitan al movimiento nacional y popular. Lo mismo sucede con los sectarismos y dogmatismos que amputan la posibilidad de aumentar la masa crítica de la lucha necesaria por la liberación nacional, que debe ser visualizada como prioritaria en éste tiempo de claudicaciones y traiciones. Ocuparse de esos hechos internos puntuales nos lleva a discusiones inconducentes, mientras los enemigos de la Patria avanzan en sus objetivos estratégicos de dominación.
La Argentina Bicontinental, la Defensa de los Recursos Naturales, la Antártida argentina, el Mar Austral y la Patagonia con Malvinas e islas del Atlántico Sur, la Soberanía marítima, aérea y terrestre, la investigación científica tecnológica, la Reforma Agraria, el control del Comercio Exterior y de la Banca y el Crédito, el fortalecimiento del Banco Central, la Salud y la Educación Pública, la Tercera Posición internacional e integración al Mundo Multipolar, los Derechos Sociales, Previsionales, Laborales en un Estado de Justicia Social e Independencia Económica con distribución de la riqueza, Producción Industrial y pleno empleo, con el objetivo de Eliminar la Pobreza, no gestionarla. Son algunos de los andariveles a recorrer en un diseño patriótico, que se enfrente al colonialismo dominante, desde una democracia participativa, popular instituyente con poder constitucional, que transforme al pueblo organizado en Comunidad, en actor de la historia antes que simple testigo.
Con estos ejes acordados por los diferentes sectores, se terminan las discusiones internas sobre enfrentamientos tácticos de espacios de poder, tanto electorales como posicionales, que fragmentan y debilitan, impidiendo una lucha frontal contra los enemigos internos y externos que pretenden no sólo el saqueo económico, sino borrar la identidad y la memoria popular, para poder subordinar las futuras generaciones.
Es entonces la crisis terminal que ha puesto al país al borde mismo de la disgregación y fragmentación, en una entrega patrimonial y soberana en base a una elección legítima pero una acción ilegal anticonstitucional, con DNU que avasallan la CN e invaden los estamentos republicanos, amen del dolor social provocado en el seno del pueblo con un ajuste brutal e inhumano, sólo justificado en satisfacer los intereses financieros de los Fondos Buitres, que llevaron al actual presidente al Gobierno. No quedan opciones, ni limitaciones, menos aún especulaciones electorales, sólo queda llevar la lucha anticolonial a su máxima expresión, en paz y en democracia, soportando la represión pero con el objetivo de evitar la pérdida de la Patria tal como la conocemos y la creamos en una historia de luchas.