Este año se nos presenta con características muy pero muy especiales en todos los ordenes; electoral, político, económico y social, nada más elocuente de lo duro que puede ser transitar por todos estos espacios del acontecer de la patria. Uno de los elementos más importantes e imperiosos es el de sobreponernos a una especie de parálisis en la movilización y la incertidumbre que se crea entre los resultados del 02 de diciembre y la futura movilización de calle y la incorporación a una campaña electoral tan importante para el destino inmediato de la revolución bolivariana.
Ciertamente que la desaprehensión del hecho político de masas encierra en este preciso momento variantes con respecto al pasado inmediato de incorporación espontánea y podría producir un impacto no muy frecuente en el mundo chavista, no estamos señalando que se ha perdido la calle, sino que es menester medir en todas sus dimensiones y alcances si la gente que no voto efectivamente sigue acompañando el proceso, es la tarea que nos exige un contenido organizativo más que reuniones, es la imperiosa necesidad de enfrentar el futuro que es a partir de ahora con acciones envolventes de movilización permanente, de la creación efectiva de transmisión del conocimiento ideológico y de la conciencia revolucionaria, de exigencias en la gestión local, regional y nacional.
El momento descrito impone la calle, de rigor podemos decir que los cenáculos deben quedar vacíos, lanzarnos hacia la gente, recoger de la gente, inducir a la gente, en fin actuar con la verdad por delante, esto es válido para los operadores políticos y sociales así como para los que ejercen en todos los niveles gestión de gobierno.
En nuestro concepto, debemos trabajar duro primero en la escogencia óptima de nuestros candidatos para tres instancias fundamentales desde el punto de vista mediático y político como lo son Alcaldía Libertador, Alcaldía Metropolitana y el Estado Miranda, otras entidades a nuestra manera de ver no involucran las mismas proyecciones, sin ser menos importantes, lo que quiere decir que el coraje, el énfasis, la voluntad, los recursos humanos y financieros deben ser acompañados por la publicidad agresiva y no reactiva, tanto en los medios del Estado así como en los medios privados a través de contratos de transmisión pagados.
Recuerdo siempre a mi amigo Martín Guedez en su empeño del Socialismo más Sencillo, hacia allí debemos ir en función de la comunicación con la gente de la calle, en este sentido debemos partir de consideraciones nuevas acerca del trato y direccionalidad hacia los enemigos del proceso, su identificación debe girar a lo que sabemos de entrada que no aceptarán en las primeras de cambio, de ahora en adelante el enemigo a enfrentar es la derecha no el escualidismo, por cuanto y tanto debemos dirigirnos a ellos como derechistas obviando la calificación de fascista cuando no sea necesario. Históricamente en nuestro país ni a la oligarquía le ha gustado que se le califique de esta manera, siendo en esencia y presencia gente de la derecha, mucho menos le gustará o aceptará a un docente, a gente del barrio o de clase media, imbuidos por la alienación y una escala de valores contradictorios con el ser social e integral.
Apostemos entonces, a la ofensiva hasta en los términos a utilizar, desterremos la reacción automática ante cada ataque de la derecha, seamos creativos en la ofensiva y de manera determinante acuciosos en la contraofensiva, incorporando elementos efectivos que aclaren dudas y por consiguiente desnudemos con la verdad insoslayable en todos y cada uno de los eventos, abramos las compuertas de lo que el socialismo bajo el prurito de la conducta socialista, ejemplo y verdad del ser y no tener.
La calle se nos muestra en todo su esplendor como la trinchera de lucha diaria, vayamos a ella, a emular a nuestros libertadores, no más conciliábulos ni reuniones a medianoche, las necesarias para planificar y hacer seguimientos a los planes, a las tácticas y a las estrategias.
rafaelfebles@yahoo.com