A propósito de ciertas tendencias en el seno del movimiento chavista, que todo o casi todo lo ven con óptica de crítica severa a medidas tomadas por el Ejecutivo Nacional o por el propio presidente, la cohabitación actual en el período de transición entre el capitalismo salvaje y la vía hacia una sociedad más justa llámese socialista o como la quieran llamar, la quieren apurar de manera vertiginosa por la ruta más rápida quebrantando o ignorando la preparación previa que toda sociedad requiere para madurar y aceptar las profundas transformaciones que ello implica.
En los años sesenta referirse a esta situación era catalogar la posición como revisionista en el contexto de una lucha armada que combatía a varios gobiernos de la cuarta república y en contra del imperialismo norteamericano, hoy día se pretende endilgar el nombre de derecha endógena, la diferencia fundamental, es que se está ejerciendo un gobierno que impulsa el proceso revolucionario en contra de la oligarquía criolla y el imperialismo de siempre en el siglo XX y lo que va del XXI. Tamaña diferencia es esencial reconocerla para impulsar con tino, sin desesperación las próximas etapas del proceso.
En el contexto de una propuesta de cambios profundos y en el orden democrático que conocemos de elecciones y de respeto profundo de los derechos humanos, la situación por supuesto no es igual a otros procesos revolucionarios, debemos aprehender de hoy y para siempre, que esta condición dicta las pautas que el ciudadano presidente ha impuesto desde antes de asumir el poder y que coinciden plenamente con el espíritu de la Constitución del año 99.
Los resultados del referéndum del 02 de diciembre tiene muchas lecturas, sin desgranar ninguna de ellas, la lógica política nos está diciendo lo que precisamente el presidente invocó en el primer Aló Presidente del presente año, desacelerar la marcha en función de tomar la iniciativa a partir de lo que llama las Tres erres al revés, las cuales una por una conforman un todo que conllevarían a la tercera de ellas que es el reimpulso revolucionario.
De qué se trata entonces a la vista del porvenir inmediato, indudablemente que la reducción de la velocidad pasa por la consideración de las propuestas con alcances superiores, ello con la convicción de la espera de momentos óptimos desde el estricto ámbito político ideológico, es además, por ello, que la circunstancia actual amerita un esfuerzo gigantesco para desde el punto de vista electoral afianzar los niveles de poder en alcaldías y gobernaciones, no hay otra, recordemos que nos regimos por un sistema electoral y al el nos debemos así no nos guste o por que sabemos lo que ocurría anteriormente cada cinco años.
Ya conocemos la historia de los movimientos de extrema izquierda en el continente y el mundo y particularmente en Venezuela, buenos ejemplos tenemos que nos pueden servir de anecdotario, o al menos de referencia para evitar los impulsos no deseados en la lucha revolucionaria y bajo la ostentación del gobierno más no del poder real que incluye lo económico y político, no dominados hasta ahora, condición indispensable pata el total reimpulso revolucionario.
Escribimos este artículo bajo convicción extrema que el enemigo es la derecha encarnada por la totalidad de la oposición, lo que nos impulsa a considerar de ahora en adelante que el enemigo a vencer es la derecha representada en un solo frente por la oposición, y que en todo escrito nos referiremos a ella como la derecha representante del capitalismo criollo y defensora de los intereses imperiales del norte.
La consigna debe ser la defensa del proceso bolivariano y en camino hacia el socialismo bolivariano considerados los aspectos referidos al texto constitucional y el contenido o lectura bien definida de lo que realmente quiere el pueblo venezolano, sin dar concesiones que comprometan el destino irrenunciable de un mundo mejor y de los hombres y mujeres nuevos.
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