Un buen camarada de la juventud acumulada, cuyo nombre me reservo, reflexionando en un café, preocupado por la delicada situación que atraviesa la revolución en su nueva etapa: por la aplicación de las 3R y la construcción del PSUV, me expreso lo siguiente:
"El Comandante Chávez y toda nuestra dirigencia deberán saber que para nada serviría construir una nueva estructura partidista si el trabajo de sus militantes no conducen a resolver los problemas políticos del país, ni en crear, sobre todo, conciencia revolucionaria (…); que para nada serviría que dicho partido cuente con una dirección política, y de avanzada, si ella misma no posee el necesario poder político para hacer fecunda su misión. Y si además, esa misma vanguardia no posea la suficiente conciencia revolucionaria como para entender la imperiosa necesidad de ceder también el poder a las bases del partido, y más allá de ellas, contribuir en empoderar al pueblo organizado y consciente. ¡Conciencia y poder para cederlo al pueblo!”
Me rememoró el experimento fallido del Comando Político de la Revolución (CPR), en donde el camarada Guillermo García Ponce era uno de los máximos dirigentes político de quien conoció de sus frustraciones ante la apatía de muchos “cuadros dirigentes” por sus innumerables llamados al orden y a la acción revolucionaria, y por su muy limitado poder político que lo cohibía –tanto a él como al Comando Central- de incidir directamente sobre cualquier caso (corrupción, políticas inapropiadas de un alto funcionario del aparataje del Estado, etc.)
-continua y dice: “El CPR se encontraba con las manos atadas. ¡Cuánto hubiese podido hacer políticamente esa organización que presidía mi camarada Ponce, cuanto, si sus manos no estuviesen atadas!”
-Pide un café, medita un poco y prosigue el siempre joven camarada comentándome: “De que vale un nuevo partido y una dirección, si, además, ella se encuentra inmersa en sus quehaceres domésticos, bien sea, dentro de la Asamblea Nacional o de un Ministerio, etc., lejos de hacer verdadera política y contribuir efectivamente con la revolución y con las directrices políticas del Comandante Chávez, sin caer, claro está, en el reunionismo infecundo que tanto hace daño”
Y más adelante de la misma conversa, el camarada agrega: “Ya ha quedado suficientemente demostrado que sin cambios profundos en las estructuras del Estado es imposible avanzar en la revolución y construir el socialismo. Estamos parados por las trabas estructurales del viejo Estado burgués; por sus inservibles leyes que bloquean todo intento de respiro y del tan esperado reimpulso revolucionario. Parece no nos damos cuenta de ello (…) De nada serviría colocar todos nuestros esfuerzos por denunciar las irregularidades dentro del Estado: contra sus desviaciones, el burocratismo, la corrupción y todos aquellos males del capitalismo que azotan con fuerzas renovadas a la revolución, si su máxima dirigencia sigue sin aprender de sus propias experiencias del pasado reciente y de otras revoluciones (…) De nada sirve que aportemos ideas, que aportemos reflexiones a lo sucedido el 2D si hoy, la mayoría de nuestros sesudos “dirigentes revolucionarios" están inmersos y enfrascados en una lucha fratricida por alcanzar pequeños curules: por pequeños sueños de glorias personales de una Alcaldía, una Gobernación, dejándoles el camino libre a la reacción lacaya para que sigan conspirando a todas sus anchas (…)”
-profundiza el camarada diciendo: “Atravesamos por un nuevo Paro de la patronal. La historia previa y posterior al 11 de Abril se repite y no nos damos cuenta de ello. Ahora en vez de luchar por la recuperación del mercado de la producción y la distribución de alimentos y demás productos básicos de primera necesidad, como lo hicimos en el pasado resiente recuperando a PDVSA, estamos a la defensiva. La burguesía ladrona (especuladora) se hacen las victimas y nos acusan de victimarios, en cambio nuestro accionar ha sido el resultado de una política defensiva: buscamos la leche, la azúcar, la carne y el pollo del extranjero, hacemos los Megamercales y creamos a PDVAL, asfaltamos, construimos viviendas al pueblo ¡Cual adecos entregándoles dadivas y hasta soluciones! pero creemos que con eso estaría resuelto el problema. No sembramos consciencia revolucionaria en ellos. No le señalamos al pueblo al verdadero culpable de sus penurias, el desabastecimiento y las colas que es el capitalismo; en cambio nos dedicamos a resolver el problema sin actuar con la contundencia e inteligencia política adecuada (…) ¿Por que dejamos al presidente solo denunciando a la burguesía? Otros por allí, para colmo, siguen abogando por la “conciliación con la burguesía”, por la “Alianza de clases”, de burgueses buenos, y de empresarios “socialistas”. Ellos tratan de confundirnos ¡Creen que el pueblo es idiota! (…) pero ¿Donde está el accionar político del Ministro de Alimentación, del INDECU y del resto de las instituciones denunciando en las calles a los especuladores? ”.
Culmina el camarada reflexionando un poco sobre sus mismas reflexiones y, sin decirle yo una sola palabra, después de un minuto de silencio, consiente ser victima de un pesimismo exagerado. Y me dice: “¡No estamos perdidos! tenemos al Comandante Chávez y eso es lo más importante, confío infinitamente en él. De seguro él estará muy al pendiente de esta situación”.
El camarada de la eterna juventud, sin darse cuenta había caído en el juego del pesimismo y la desmoralización al que los lacayos del imperio, esa mal llamada “oposición” han pretendido llevarnos con sus macabras y venenosas campañas Goebbelianas. Pero solo su espíritu joven, su consciencia y experiencia revolucionaria, junto a sus profundas meditaciones lo rescataron de su equivocado pesimismo.
Culmina su tasa de café y se despide con una renovada expresión de tranquilidad y de victoria. Al parecer le valió la pena desahogarse un poco.
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