Me animo a escribir este artículo porque a raíz de algunas acciones un poco desordenadas y hasta bochincheras, ocurridas el pasado 27-F, por parte de algunos camaradas de este proceso revolucionario que vive el país, que son unas minucias comparándolas con las guarimbas opositoras incluyendo las ultimas del 2007, en Valencia donde mataron a un trabajador de Petro-Casa, días antes del 2D; han surgidos comentarios que las endilgan de extremistas, anárquicas y hasta ultra-izquierdistas, comparándolas con acciones de lucha del Chile Allendista a quienes de paso, la achacan la culpa, indebidamente, de la caída y muerte del Presidente mártir Salvador Allende. Me refiero a la toma de las sedes diplomáticas del Vaticano y Globovision por parte de la dirigente Lina Ron y otros compatriotas.
Desde Venezuela y salvando las distancias, en un mundo globalizado, fui testigo presencial de esos hechos históricos y hoy, no puedo callar, cuando se distorsiona la historia o se pretende maniqueamente atacar a un competidor o contrario político, achacándole o comparándoles con situaciones que no ocurrieron o no fueron tales. Esta distorsión es falta de honestidad histórica científica, sobretodo cuando alguien ha de presumirse que conoce los hechos, y en verdad si lo conoces, la falta es doble.
Allende cae, y esto no lo hace menos grande. Por un fenómeno que en política se llama el “Reformismo”, es un mártir pacifista y legalista por haber creído en las leyes de un sistema que le ocasiono la muerte a el y a un pueblo completo.
El reformismo, es una desviación de derecha (Oportunismo de derecha decía Mao), que consiste en no hacer la transformaciones revolucionarias requeridas y necesarias, con las dosis de violencia y dureza que ello implica, haciendo pequeñas reformas o cambios cosméticos (De allí su nombre de reformismo) conservando el sistema de explotación capitalista tal y como esta.
Quiero aclarar que cuando hablo de violencia aquí, hablo de una violencia organizada, institucionalizada y que es una respuesta proporcional y legítima al comportamiento de la derecha reaccionaria y conservadora de sus privilegios.
El excesivo apego a las leyes de la burguesía hizo que Allende fuese obstruido, cercado y maniatado en su accionar progresista por la oposición golpista derechista que en nuestra América cuentan con un aliado poderosísimo como lo es el Imperialismo Yanqui. Allende se confió en extremo en la tradición democrática de las fuerzas armadas chilenas y jamás pensó que ocurriera lo que ocurrió y esa creencia le costó la vida la que ofrendo valientemente en defensa de esos ideales constitucionalistas.
Las causas, descritas anteriormente, ya han sido reconocidas hasta por los autores del golpe (USA), con los documentos desclasificados de la CIA y otras policías gringas, es decir, que ya la historia es conteste en afirmar para siempre que el legalismo de Allende, aunado a la conspiración de Washington que no respetó reglas, fue la causa de su caída y consecuente martirologio.
Por ello, los sectores revolucionarios que aun planteamos la vía electoral como forma de impulsar revoluciones en nuestra América, en base a la experiencia Chilena, proponemos las Asambleas Constituyentes como mecanismo de maniobrabilidad revolucionaria y así hacer las transformaciones socialistas requeridas, en base a una nueva legalidad, sacudiéndonos de la legalidad producto de las constituciones de las derechas pro-yanquis que tanto amarró a Allende, el Presidente amigo.
Echarle la culpa al MIR chileno por algunas tomas de fabricas y tierras, inclusive con gente armada de las causa del golpe de Pinochet, no solo es una gran mentira sino es una intención develada de querer distorsionar la historia con fines de conveniencia inmediatista.
Mientras Allende se empeñaba en respetar la constitución pro-capitalista dependiente Chilena, a pesar que tenía un estado de necesidad inminente como era el ver que se hacía nugatoria las ofertas lectorales de ofrecerle “felicidad” a su pueblo, la oposición reaccionaria aupada y financiada por USA efectuaba los peores actos de saboteo político y económico y las peores acciones terroristas en las calles.
EXTREMISMO Y ULTRA-IZQUIERDISMO SON OTRA COSA.
En Venezuela tenemos una muy mala costumbre y es que nos gusta extremar las cosas, debe ser porque aquí nunca pasa nada y para hacer ver que si pasa algo, extremamos verbalmente, y no descarto que muchas veces esos extremismos son por ignorancia o desconocimiento de las cosas.
Llamar extremismo a ciertos actos de “chavistas” porque se salen de un supuesto marco referencial disciplinario, que no existe en ninguna revolución, no sólo es un tremendismo, sino una sublime ignorancia y falta de cultura política (Aunque muchos de estos “exagerados” son políticos bien viejos), como eso de llamar extremismo o acciones ultraizquierdista a las tomas de la sede Vaticana y Globovision, pero extremismo, es no creer en la constitución y legalidad y actuar violentamente siempre, ese no fue el caso de las mencionadas tomas; esas se hicieron en el marco de respeto a la institucionalidad bolivariana, en una, para que no se le de asilo a una persona que ha cometido delitos comunes; y en la otra para que respete la ley de responsabilidad social de radio y TV; ambas acciones dentro del marco constitucional, extremando, en el peor de los casos se pudiera decir que fueron desordenadas o bochincheras, pero de allí a extremistas, es no tener idea de lo que eso significa.
franciscosierracorrales@yahoo.com.ar